Guido Torres del Once y Mauricio Ospina del Unión disputan un balón en el Vergel. Ambienta la valla de «Bacco».
El Bestiario del balón, fiel a su compromiso con la región y con el uso de la red como herramienta cívico-cultural, inaugura la sección «De turismo por Colombia» con el propósito de recordar a todas aquellas plazas que de forma fugaz han sido anfitrionas de la primera división del fútbol profesional colombiano.
El encargado de inaugurar la sección es el municipio caldense de Riosucio, población que además de ser sede cada dos años del carnaval del diablo -patrimonio inmaterial de la nación- también es recordado en el panorama nacional por haber sido el hogar del ya reseñado equipo de primera B Dinastía. Reconocido enclave cafetero con gran variedad de pisos térmicos -desde las orillas del Cauca hasta las alturas cercanas a la «Línea»-, su estadio «El Vergel» acogió en el primer semestre de 1994 al Once Caldas mientras se terminaba de construir el estadio Palogrande, sustituto del viejo Fernando Londoño (sí, el señor padre del ex ministro).
El candidato a bestiarista Carlos Arias pudo conocer un municipio más de nuestra geografía.
En efecto, a la espera de que terminaran las obras del nuevo escenario, el equipo del «Piscis» Restrepo se vio obligado a recorrer el eje cafetero y el norte del Valle -probó ser local en el Alfonso López de Cartago- en busca de un hogar sustituto. Finalmente fue Riosucio y su estadio con capacidad para 6,000 espectadores el escogido por los de Manizales. Del paso del fútbol profesional por la tierra de David «Cachaza» Hernández queda un invicto de 598 con el arco invicto como local de Juan Carlos Henao, una piedra que le cayó al hoy técnico de la selección en ese entonces DT del Unión, Jorge Luis Pinto («¿Cuál fue el lío con la tribuna? Me cayó una piedra y tuve que reclamar», respondió Pinto al periodista de Nuevo Estadio) y algunos reclamos aislados de los jugadores del Once por el tamaño de la cancha que, según parece, tiene las medidas mínimas aceptadas por la FIFA.
Después del Mundial de Estados Unidos, el Once abandonó su hogar de paso para regresar a Manizales a estrenar, contra el Cruzeiro, un Palogrande al que le faltaba la cubierta que hoy luce. En Riosucio el fútbol se ha asomado esporádicamente por cortesía de la aun más ingrata Primera C como sede alterna del equipo Acción Cívica Chec.
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