Formación de Unicosta que conseguiría el gran ascenso. Arriba, de izquierda a derecha: Robin Pico, Leonardo Visbal, Juan Torres, Jairo Calanche Sulbarán, David Pinillos y Jader Cervantes. Abajo, Gustavo Villa, Víctor Miranda, Gustavo Gil, Juan Carlos Gutiérrez y Henry Vásquez.
Contribución de Link
Una de las páginas más breves y extrañas de la historia del fútbol colombiano fue escrita por el Deportivo Unicosta. Este equipo, recordado por su peculiar uniforme combinación del de Boca (por la franja amarilla) y el de Junior (por su “Cerveza Águila” en la camiseta, patrón del deporte costeño y de sus tomatas) fue fundado en 1995 por Enrique Chapman, empresario deportivo y gerente de un grupo de mariachis en su natal Barranquilla.
Gracias a un misterioso capital humano y económico, Unicosta logró un vertiginoso éxito en el irregular torneo de ascenso, superándo a decanos de esa serie como el Cooperamos Tolima, el Deportivo Pasto, Real Cartagena y Lanceros Boyacá. Fue precisamente contra éste último equipo que Unicosta lograría el primero de una serie de cuestionables éxitos deportivos.Sucedió en la copa Concasa (nombre que orgulloso ostentaba en ese entonces el torneo de segunda división) de 1996/97 cuando el equipo costeño logró colarse en el cuadrangular final junto con titanes como el Deportivo Pasto, el Atlético Córdoba y Lanceros Boyacá. Fue en el partido final de este cuadrangular contra el equipo boyacense que el cuadro barranquillero logró su ascenso a primera gracias a un gol amañado de Eric Cantillo en un Estadio de la Independencia –el más grande del mundo- lleno hasta las banderas por única vez en su historia (quien esto escribe, orgulloso tunjano, puede dar fe de la pelotera de ese 1° de Junio de 1997).
La llegada del onceno “azul y oro” de la costa a la Primera División generó una nueva gracias a la aparición de un contrincante para el Junior sin rival de plaza desde la desaparición del Sporting en 1991. Esta expectativa rápidamente se apagaría como consecuencia de la muy irregular campaña del segundo equipo barranquillero en su debut, casi condenándose al regreso a segunda, a no ser por la aún más irregular campaña del Pereira. Hay que decir también que Unicosta parecía más una burda reencauchadora que un equipo de fútbol. A los servicios de este hogar geriátrico con equipo en la A recurrieron entre otros, Allan Valderrama, Alexis Mendoza, Wilson Pérez, Julio Gómez, Sergio “Checho” Angulo, Góber Briasco, Hugo Galeano (quien en uno de sus acostumbrados delirios fue incluso tenido en cuenta por “Bolillo” como posible ficha para Francia’98), Orlando Rojas y Carlos Rendón.
Lo único rescatable del debut en primera división fue el invicto logrado en los desempates por penales (pintoresca modalidad de asignación del tercer punto perdido por los empates), unos cuantos chispazos de creatividad de jugadores como Eric Cantillo, Allan Valderrama o el malogrado Jairo Calanche Zulbarán. Tras una campaña como visitante sin una sola victoria, en la última fecha de la campaña regular se enfrentaban a Millonarios en Bogotá, siendo los tres puntos de visitante, y una derrota del cuadro matecaña la única manera de mantenerse en la categoría máxima.
Una cuestionada actuación arbitral y la decisión de los jugadores azules de sumarse a la causa azul y oro gracias a la gestión de “Kike” Chapman con el gerente deportivo de Millonarios -el siempre prístino Ricardo “Pitirri” Salazar- le permitieron a Unicosta conseguir su única victoria en feudos ajenos. A esto se sumó una extraña derrota del equipo de Pereira contra el Caldas en el Hernán Ramírez que le representó a la furia matecaña un infernal paso por el “gran ascenso” y al Unicosta un año más en primera. Una vez garantizada su permanencia, Chapman decidió que era hora de convertirse en el equipo grande de la Costa.
Allan Valderrama festeja junto a Alexis Mendoza y a Giancarlo Torres la permanencia en la A.
Con grandes contrataciones en términos numéricos, lo único que lograron fueron algunas rocambolescas goleadas, como un 7-1 al Unión con 7 goles de Iván René Valenciano. Para recordar en términos deportivos, más bien poco; un partido ante el Medellín en el cual expulsaron a sus dos delanteros, y una serie de partidos de carácter gratuito en el Metropolitano, destacando las casi 50 mil personas que fueron al partido contra Nacional, sin pagar un peso.
Condenado al descenso mucho tiempo antes de terminar la temporada 1998, Chapman abandonó al equipo, debiéndole muchas quincenas atrasadas, enterrando a jugadores de la talla de Cástulo Boiga, Roy Davidson, Gustavo Villa (pide a gritos homenaje) y Eric Joel Cantillo.. “Unicosta es el único equipo en el que falta jabón para lavar los uniformes y un termo para el tinto”, aseguró en su momento Hugo Gallego –tecnico del Unicosta a comienzos de 1998- al tiempo que se quejaba porque “Kike” al llegar a Barranquilla lo había ubicado en un apartamento “sin televisor, sin ventilador, sin teléfono, en el que las cucarachas salían de los armarios, de los gabinetes y de los huecos del techo”. Apenas 42 dolientes asistieron a un triste empate/derrota contra el Tolima que sirvió Con la venta de la ficha del recién descendido Unicosta a su archirival, el Junior, se cierra la página de uno de los cuadros más braveros, patabrava, mañosos y maliciosos de la historia de nuestro fútbol.
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