El día que el Deportivo Armenia jugó en la A

Aunque pertenecen al mismo lugar, son dos entidades diferentes. Quindío, fundado en 1951 y campeón en 1956 ha sido siempre un club tradicional del país. En cambio el Deportivo Armenia recién vio la luz en enero de 1988 y disputó un par de torneos de ascenso. Pero en un episodio similar al que vivió la selección francesa ante Hungría en el Mundial de 1978, cuando debió vestirse con la camiseta de Kimberley de Mar del Plata -los uniformes de franceses y húngaros eran muy parecidos y se confundían-, el Quindío se tuvo que poner el ropaje de sus hermanos menores de plaza.

Aunque el Deportivo Armenia jamás estuvo cerca de jugar en primera, la foto que consiguió nuestra Unidad Investigativa comprueba que alguna vez jugó en la A. Nunca se supo, eso sí, por qué el equipo que entonces dirigía el «Pecoso» Castro, debió vestirse así para su juego como local en el estadio Centenario. Probablemente Lavatex no llevó a tiempo la tula de los uniformes o, si había crisis, varios de ellos no se alcanzaron a secar a pesar de que los futbolistas, muy juiciosos, los habían puesto detrás de la nevera con el fin de quitarles la humedad antes de disputar su encuentro dominical.

Nadie pareció molestarse ni sentir vergüenza por el hecho. Solamente hubo una persona que protestó airadamente por el cambio de indumentaria: el niño que llora desencantado en los brazos de Franklin Baldovino.

Homenaje al porcino desconocido

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Aporte de Zicodélico

Marranos famosos han existido y seguirán existiendo: Porky, Miss Piggy, el de Zenú -cuyo nombre publicitario era Míster Low Fat Pig-, Pipo, la tierna mascota que comía Chitos, propiedad de Eutimio Pastrana Polanía en «Don Chinche», Juan Carlos Lecompte… nosotros mismos alguna vez fuimos marranos de alguien ¿Para qué vamos a mentir?

Por eso es llamativo que este cerdo bebé, alimentado con bellotas, haya aparecido en una fotografía posando con la plana mayor del Santa Fe en 1975, año en el que ganaron su sexta estrella. Apenas atado con un cordel, sostenido por el aguerrido Óscar Bolaño y tratando de quedarse quieto mientras sonreían los grandiosos Alfonso Cañón y Ernesto Díaz, aparece el animalito de cola en espiral al lado de una de las mejores formaciones santafereñas de todos los tiempos. La imagen apareció en el diario El Siglo.

Pero el diario El Espacio fue un poco más allá

El chanchito brioso quiere irse a jugar con la pelota ante la seriedad de Ernesto Díaz y hasta Alonso «Cachaco» Rodríguez (primero, arriba a la izquierda) evita mirarlo de frente porque era toda una tentación para él: lechona o cochinillo bien podrían ser los destinos del animalito en cuestión si hubiera quedado al cuidado del jugador gourmet y líder de la doctrina No Fitness. El gran misterio que nuestra Unidad Investigativa no ha conseguido resolver es uno así de chiquitico, como decía el Inspector Ruanini en Sábados Felices: ¿Dónde estaba el león, la insignia máxima de los cardenales y que era un habitué en la salida del equipo? ¿Qué pasó ese día con el buen «Monaguillo», adquirido por Daniel Samper Pizano en el zoológico de Cali por 100 dólares?

Nadie sabe. De haber salido león y marrano a la cancha, «Monaguillo» lo hubiera devorado rápidamente. Eso sí, nunca tan rápido como lo habría hecho el Cachaco Rodríguez.

 

Albeiro Valencia y su inservible gol maradoniano

Tomó la pelota en el mediocampo y dio media vuelta. No le salieron encima las figuras de Hoddle, Reid, Sansom, Butcher y Shilton. En el camino dejó nombres como los de Julio César «el

mechas» Sarmiento, Jorge Ambuila, Henry Otero, Miguel Marrero y Luis Fernando Polo. No alcanzó a gambetear al arquero -como Maradona sí lo hiciera con Peter Shilton-, sino que metió un taponazo imposible para Jorge Rayo. Debió ser el mejor gol de Albeiro Valencia en primera división.

Pero hubo mucha distancia entre la hazaña goleadora del 10 argentino en el Estadio Azteca y entre la genialidad del delantero que hizo ruido esa noche de 1989 en el estadio Centenario. El gol de Diego fue fundamental para los argentinos en 1986. Para el Quindío no significó mucho. Perdieron en casa 1-2 contra en Cali después de tres años.

Las buenas condiciones lo llevaron a dejar sentado en el banco al «Pirata» Ferrer y Valencia, a punta de piques -y algunos desatinos en la definición- fue titular en el Quindío desde 1989, luego de muchas suplencias por cuenta de jugadores como Maximiliano Cincunegui y el buen Pirata antes mencionado.

Las vidas de Maradona y de Valencia tuvieron otro punto en común. El año 1991 como punto bajo. En ese año el argentino fue suspendido por doping durante año y medio después de un juego Napoli-Bari. Lo de Albeiro fue más triste: lo asesinaron de un disparo en la cabeza luego de una riña y para peor de males, la ambulancia que lo transportaba herido, se estrelló.

 

Adivine el personaje

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Era, por la temporada 95/96, apenas un aprendiz en la A. Su rodaje en la segunda división no le daba suficiente experiencia, pero por su altura prometía ser un centro delantero que tal vez embocaría uno o dos goles de cabeza en el estadio Doce de octubre de Tuluá. Mientras las imágenes de televisión lo mostraban tratando de conectar centros ofensivos a diestra y siniestra -enviados usualmente por los pies de compañeros como Carlos Molina, Jorge Amado Nunes o la «Cachaza» Hernández- frente a los arcos adversarios se dio cuenta que la mayoría de ellos eran rechazos defensivos. En vez de embocarla, la sacaba lejos del área del contrincante, actuando como un defensa y no como un 9. Por eso un entrenador decidió ponerlo en su puesto original: el de zaguero central donde hizo dupla con Álvaro Aponte, hombre que tenía justo el defecto contrario: jugar como el mejor delantero del equipo adversario.

Servicio social: VHS or Beta para Pinto

Desde Costa Rica Jorge Luis Pinto sufre como hincha azul en días de finales. Es que el entrenador está urgido de revisar varios videos de selecciones que son sus rivales en la Concacaf. Entró a su estudio personal y de pronto se dio cuenta de que en su biblioteca solamente reposan cassettes de VHS y Beta. En tierras Ticas Pinto todavía anda en la búsqueda de un aparato que le ayude a poder mirar varios de sus tapes. La idea es que el entrenador santandereano, para no ser injusto, quiere ver las actuaciones de Gabelo Conejo, Juan Cayasso, Hernán Medford y Claudio Jara para saber si los convoca. Pero dos betamax marca Sanyo le han reventado dos cassettes. Las cabezas de la videograbadora están sucias y enredadas y de Betatonio todavía no le contestan el teléfono para ayudarle en el entuerto.

Si usted sabe o tiene un VHS o un Beta, comuníquese con Jorge Luis Pinto. Es cuestión de mandarle un beeper y listo.

y ni ésta…

http://www.youtube.com/watch?v=iLoRWRkH8SI

El paliducho jugador de fútbol Andrés Iniesta, perteneciente al Barcelona, decidió disfrazarse de Ricardo Ciciliano cuando, en un partido contra el Medellín, le atajó un penal a Jaime Castrillón. Iniesta mandó jubilar a Iker Casillas e inscribió su nombre entre los grandes cultores de hazañas internacionales. Además de hacer un gol en la final de la Copa del Mundo, las manos del extremo pusieron, de acuerdo a William Vinasco Ch, en la final de la Eurocopa a España. Casillas meditó seriamente y en la final estará jugando de alero por izquierda. Sabe que después de semejante atajada no tendrá más oportunidad en la portería española. El dueño del arco es Andrés Iniesta.

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Adivine el personaje…

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Muy muy sencillo. Como la dificultad de este reto es poca, el premio también: unas lecciones de chapuzones en Piscilago a cargo de Víctor Lugo.

La entrevista en la que menos habló Lionel Messi

Si es capaz de ver la entrevista, copie este link: http://www.caracoltv.com/programas/entretenimiento/diaadia/video-260526-hoy-diaadia-messi-falcao-y-sus-amigos

Agradecimento perpetuo a @emenderk por la captura del primer video puesto y a @julian_ortegam_ por este link.

Bien sabido es que el rosarino es de cortas palabras. En algunas notas no habló por su conocida timidez, en otras, porque no es un hombre al que le guste hacer alarde de su vida privada. Pero en Colombia no hizo gala de la dialéctica, sencillamente porque no lo dejaron hablar. Es costumbre que esta página deje añejar esta clase de instantes pero la premura de la noticia hace necesario tener este documento a la mano. Un día dejó de ser «Lío» y fue «Leo».Y se sintió cómodo porque por fin los periodistas no lo pusieron a hablar. Ellos hablaron por él.

Mientras que Messi en silencio contemplaba el espectáculo al que lo invitaron para no ser un gran protagonista, esperaban su turno en la fila del supercade televisivo, con turnos numerados, Dunga, campeón del Mundo y capitán de Brasil en 1994, Fabio Capello, ganador de la Serie A con el Milan de forma invicta y vencedor de la Liga de Campeones de 1994 derrotando en Atenas al único Barcelona comparable con el de Messi, Robinho, aquél que le partió la cintura a Iván López en el América-Santos de 2003, Falcao García, bicampeón de la Europa League con dos clubes distintos y goleador en ambos torneos en los que se consagró, Diego, el socio de Robinho en ese Santos de 2003 y Dani Alves, el mejor lateral del mundo según la prensa especializada.

Los cajeros de este supercade televisivo -los presentadores de Día a Día- no tramitaban las diligencias con rapidez y con poca experticia hacían su labor. La idea: contar historias desconocidas de los protagonistas, abordarlos desde otro ángulo. El resultado: dejar las responsabilidad de las preguntas a una pecera de vidrio con papelitos, así como cuando se juega al amigo secreto.

Revelaciones de este programa inolvidable: el color preferido de Dani Alves es el negro y el deseo que pidió Messi al soplar las velas de su cumpleaños anticipado fue que se acabara pronto el programa -Messi advirtió que celebrar con anticipo el cumpleaños era mala suerte. ¡Que no le pase nada mientras está en el país, si no, seremos mufa mundial!-.

Mientras eso ocurría, Dunga y Capello se iban a la parte trasera del set a comerse par croissants, comprados para la ocasión.

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¿Un lamparazo, señores?

En 1985, tiempo en el que ya Colombia sabía que tenía que jugar si quería estar en el Mundial de 1986 después de decir que no era buena idea hacer la Copa del Mundo en el país, la Federación de Fútbol de ese entonces pensó en una estrategia tipo «paraguas»: escogió una «Comisión de Notables» para que ellos se encargaran de elegir al entrenador de la Selección Colombia. ¿La idea? Que si algo fracasaba, la culpa no sería del ente federativo, sino de los integrantes de esta cofradía en la que pululaban los calambures y los microlingotes en cada una de sus charlas.

Alberto Casas Santamaría (primero a la izquierda), Daniel Samper Pizano (segundo de izquierda a derecha), Juan Sebastián Betancur (tercero de izquierda a derecha), junto con Carlos Cure (último a la derecha) recibieron la responsabilidad de elegir estratega para Colombia. León Londoño fue el encargado de dar la bendición.

Gabriel Ochoa Uribe, por decisión del cónclave, reemplazó al «Caimán» Sánchez pero tras agarrones con la prensa y «Gusshiddinkato» en el banquillo, al dirigir al tiempo a Colombia y al América, el país se quedó por fuera del Mundial 86, perdiendo un repechaje contra Paraguay.

En su momento «Los notables» recibieron los señalamientos sobre el fracaso. La Federación, cosa que no ha cambiado desde esos tiempos hasta hoy, pasó «de agache».

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