Adivine los personajes

La foto es de cuando José Ordóñez no se sabía un solo chiste. Dos viejos amigos del fútbol se cruzan en el lobby del hotel tratando de quemar tiempo en las largas horas de concentración. Mientras el de chivera trata de hablar, su compañero no lo puede oír: el pelo le cubrió completamente las orejas y no entra ni el aire allí. Toda esta magia capilar es, según el calendario pegado en la pared, de octubre de 1981. La foto fue tomada en Bogotá. Terminaron ambos yéndose contentos. Su equipo le ganó esa noche 0-1 a Santa Fe.

Acierte la identidad de nuestros dos personajes y recibirá, a vuelta de correo, un VHS que contiene las mejores clases de capoeira a cargo de Klovis, Junior Da Silva, Baiano y Edson Vieira

zp8497586rq

Cuatro «deques» y un taco

(recomendable oír a alto volumen y con audífonos)

Fueron necesarios nueve segundos de declaraciones y el gran Freddy Rincón decidió meter un record difícil de igualar en ese tiempo. Luego de que el Amé

rica le ganara 3-0 al Deportivo Cali en 1990 Rincón no se intimidó ante los micrófonos y lanzó todo un dechado de dequeísmo ilustrado. Los periodistas no se enteraron y de hecho, en algunos casos, decidieron imitar el uso del «De que» del crack, al que se le perdona cualquier cosa luego del gol de taco que le hizo a Carlos «solousosacosdeequiposderugby» Trucco.

Tres estadios 1A

En el video lo importante no es que el «Rambo» Sosa se haga un gol que deja a Caldas entre los ocho, ni que James Rodríguez papá marque un gol de tiro libre que le hizo comerse varias

cucharadas de arena al arquero del Sporting, Lisandro Bello. Tampoco es importante eso de que Alfonso Cañon hijo clave un golazo de tiro libre y que el arquero del Cúcuta William Mosquera dé volteretas como extra de vaquero acribillado en una película de John Wayne.

Lo verdaderamente valioso es ver tres colosos: el Romelio Martínez de Barranquilla en el juego Sporting-Tolima, el extinto Fernando Londoño y Londoño de Manizales, cuando estaba siendo demolido para darle paso al Palogrande y el Luis Duque Peña, ubicado en Girardot y hogar del Cúcuta Deportivo en 1990.

Nadie sabe si el Atlético de Madrid, en sus angustias económicas, tal vez hubiera jugado contra Sporting y Cúcuta hoy, en esos estadios.

 

Última Hora: imágenes exclusivas de la negociación Jeque-Club Deportivo Los Millonarios

Dentro de un corpiño, una de nuestras habituales colaboradoras en la Unidad Investigativa del Bestiario del Balón pudo acceder a los momentos más tensionantes del diálogo sostenido entre el Jeque y los mi

embros de la Junta Directiva que quieren vender el club azul. Por ahora las partes se encuentran en un round de estudio para saber si la transacción llega a buen puerto. Una de las condiciones impuestas por el Emir González de turno es que no contará en la próxima temporada con Ignacio «King Hippo» Ithurralde y Ezequiel «Don Flamenco» Brítez.

Seguiremos informando…

 

Estaremos informado

Recuerdo Olímpico: la Selección Colombia «huevos pericos»

Agradecimientos a Alejandro Castiblanco

De acuerdo a los corresponsales colombianos que estuvieron en Barcelona, para los Juegos Olímpicos de 1992, nunca hubo una Selección Colombia mejor alimentada que la que resultó subcampeona del torneo preolímpico en 1992. Comían día y noche en la barra dispuesta en la concentración. Ese hecho y la indisciplina de algunos de sus integrantes se pagó carísimo. Usando un uniforme color «huevo perico» -apenas para homenajear las pantagruélicas ingestas alimenticias- la Selección Colombia fue humillada 4-0 por España. El consuelo tras el final de los Olímpicos fue el mismo de siempre: «hay que decir que los que nos golearon fueron los campeones».

«La manoteé con toda la mano»

El uruguayo Carlos Arias ya era conocedor de nuestro fútbol, a fuerza de sacar la pelota del fondo del arco cuando tuvo que defender sin gran suceso las porterías de Cúcuta y Unión Ma

gdalena. Buen arquero, en Santa Fe tuvo sus mejores actuaciones, como este penal que le detuvo a René Higuita en un juego que Santa Fe le ganó a Nacional 2-1. Ofrecemos excusas por los problemas de audio y el tracking del video (los beta nunca se los terminaron de inventar). Sus declaraciones postpartido lo emocionaron hasta la redundancia.

El último gol del que se sentó sobre la pelota en el Maracaná

En épocas del «zapote mecánico», Colombia tenía tres canales de TV y seis goles en contra antes de jugar cualquier partido de eliminatorias. Por esos años Eduardo Emilio Vilarete era el hombre que, como Falcao García en estos tiempos, quedaba desconectado del resto del equipo. Defendían 10 y Vilarete se quedaba intercambiando teléfono con el arquero rival para buscar una transferencia a un fútbol en el que sí le levantaran la bola porque en Colombia, en la selección mejor dicho, la inanición era su amiga fiel. Se moría de hambre, lejos de quienes tocaban el balón, confiado en que un pelotazo lo encontrara al arquero rival guardándose el esfero en el bolsillo o dejando su agenda telefónica al lado de un palo para que él emergiera con un golazo salvador de cabeza, su gran especialidad.

En las eliminatorias para Argentina 78 andaba en esas mientras miraba cómo Brasil y 100 mil hinchas gritaban goles en el arco de su equipo. Fue 6-0 al final, pero cuando llegó el cuarto, obra de Marinho, Vilarete sintió que como siempre, iba a quedarse parado 90 minutos, igual que usuario de Supercade con recibo rosado de teléfono fijo. Se cansó de mirar cómo el resto se divertía -los brasileños- o sufría -cual defensa colombiano ante Roberto Dinamita-, se cansó y pidió un break.

La pelota llegó a la bomba central y el hombre se sentó encima de ella. Pero no le habló: lejos estaba entonces oligofrenia que solamente sabe manejar Quique Wolff. Realmente estaba mamado de aguantar de pie la goleada y su gesto fue tomado en el país como el de la rendición del cobarde, más que del tipo resignado y suficientemente maduro como para dejarse arrollar por la adversidad, verdadero deseo del atacante. En Brasil leyeron su descanso como la humillación más profunda, como cagarse sobre el balón. Una injusticia.

Jugó en muchos lados en Colombia (Bucaramanga, Nacional, Pereira, Tolima, Unión) y en el extranjero (Perú y Ecuador sus estaciones). Ya viejo se retiró en el Bucaramanga, en 1989. Solo hizo un gol, el del video. El último. El 150.

¡Qué feo eso! hay que respetar al público

Iván Mejía, en su «show del gol Criptón», le sacaba jugo hasta al más anodino partido de fútbol. Bucaramanga y Sporting de Barranquilla provocaban grima, pero nunca más que la que le brotó de las venas al

comentarista deportivo al ver que Flaminio Rivas, lateral de los búcaros, hacía un topless insustancial como ninguno. ¿Valía la pena celebrar a rabiar un empate en casa contra uno de los clubes más flojos en Colombia? ¿La hazaña era tan grande como para semidesnudarse en medio de la ciudad de los parques?

Una curiosidad: los anotadores de los goles, Edison Domínguez y Flaminio Rivas, se encontrarían 5 años después en Bogotá trabajando como destacados monaguillos de lujo para Karol Wojtila.