Bestiario del balón, ahora sí interactivo

El Bestiario del balón, siempre preocupado por estar a la vanguardia, ingresa ahora sí al siglo XXI con un nuevo espacio 100% interactivo. La idea es que ustedes nos ayuden a descifrar el contenido del diálogo que  tuvo lugar entre Oscar Julián Ruiz y el popular «Kiko» Barrios durante el prolongado abrazo que registra el video

Para esto deben hacer lo siguiente:

1. Hacer doble clic en el video.

2. Una vez ingresen al sitio de Youtube donde está alojado el video, deben dirigirse a la parte superior derecha del video donde dice «Editor de anotaciones».
3. Luego escogen la viñeta que prefieran (abajo a la izquierda)  y listo, escriben su aporte.

También, por supuesto, se puede hacer a la antigua, en los comentarios del post. Lo importante es contar con su colaboración interactiva para conocer de una buena vez los detalles del prolongado apapuche entre técnico y referí.

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Especial multimedia: Alianza Llanos

httpv://www.youtube.com/watch?v=SuKcUY_0pH4

La historia del equipo que le permitió a  la otra mitad del país tener su representación futbolística -como diría en esta nota de 1993 del noticiero AM PM el entonces joven reportero Óscar Fernando Gómez- comienza en 1985 y en el microfútbol. Alcanzada la madurez, en enero de 1987 se dio el salto de la zapatilla al guayo con el ingreso a la primera C. En esta categoría permaneció hasta 1991 cuando fue admitido como socio fundador de la Primera B colombiana (entonces Copa Concasa).

Junto a Deportivo Armenia,  Dinastía Riosucio,  Atlético Buenaventura, Cóndor, Envigado, Rionegro, Huila, Tuluá y Academia Bogotana, Alianza Llanos estrenó la categoría llamada a revitalizar las finanzas de Wyeth Consumer Healthcare, casa matriz del Mareol, medicamento de altísima demanda entre los planteles de estos equipos que pronto se convirtieron también en socios fundadores del club de amiguitos del Parador Rojo. Esto, en lo que a viajes, casi siempre por tierra, corresponde. Cuando le correspondía actual de local, lo hacía en el estadio  Bello Horizonte, rebautizado luego Manuel Calle Lombana pese a la intensa campaña adelantada por Óscar Fernando con su propuesta de conservar el nombre original suprimiendo sólo una «l» de «Bello»  para así enmendar el lapsus de la nota.

El plantel de 1991 hace una pausa para posar en un paseo de olla a orillas del Manacacías.

De uniforme a rayas blancas y negras, estuvo muy cerca de ascender en las dos primeras ediciones del torneo  1991 y 1992 con José Luis Forero como técnico. Su siguiente campaña destacada fue en 1995 cuando alcanzó el tercer lugar del torneo adecuación bajo la dirección del reputado técnico-ascensorista Álvaro de Jesús Gómez.  Después, un puesto 11 en el torneo 1995-1996 con pasos más bien breves de Tulio Bedoya y Heberto Carrillo por el cargo de DT  para en 1997 -con Radamel García como estratega- hacer dudosa historia al caer de la B a la C en esa breve época en la que ambas categorías estaban interconectadas.

Como suele suceder con los equipos de esta categoría, por sus filas fueron lo más parecido a un salpicón del Parador Rojo con jugadores de todos los perfiles. Jóvenes promesas como Mayer Candelo, Jorge Banguero, Orlando Ballesteros, Cástulo Boiga  y Héctor Valoyes; viejas glorias como Jairo «Banano» Murillo y Carlos «la Fiera» Gutiérrez junto a créditos locales entre los que sobresalen el arquero Asdrúbal «la Araña» Martínez -de lejos, símbolo y estandarte del equipo-, Germán Tabares, Freddy Bogotá -también de greña llanera como Asdrúbal- y Enrique Braidy.   Hasta realeza europea hubo en sus filas. Hablamos del argentino Andrés Mónaco, de los Mónaco de Montecarlo, quien registró un paso fugaz por el equipo a finales de 1995  junto a su compatriota Diego Obberti.

Por desgracia y como cualquiera de nosotros, Alianza no fue ajeno a la difícil situación del país. El problema es que fue muy cercano con cuatro de sus integrantes -Harold Fernández, Nelsón Arturo «Bimbín» Gómez Cuesta, Paco Baquero y Danilo Ospina- perdiendo su vida en oscuras circunstancias.

Insignia del primer equipo profesional llanero.

Diez años después de su descenso 2.0  y cuatro después de que otro equipo, Centauros, sin vínculo con los blanquinegros, se apropiara de su sueño de llegar a primera división haciéndolo realidad en 2002 gracias a un pujante y emprendedor respaldo, Alianza Llanos reapareció en la Primera C. Su técnico, un hombre de  la casa: Enrique «el Llanero» Braidy. No nos fue posible confirmar si el arco sigue encomendado a «la Araña» Martínez.

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Largas colitas cuidadas con esmero

httpv://www.youtube.com/watch?v=IfoLaAGrrvo

Mucho antes de que William Calderón y su barbería partieran en dos la historia de la televisión colombiana, las cabelleras ya eran noticia.

Un buen día de 1993 Esteban Jaramillo, siempre pendiente del último grito de la moda, decidió hacer un repaso por las tendencias de vanguardia que en materia de peinados se veían en nuestras canchas. Con imágenes de célebres cabelleras como las de René Higuita, Orlando Rojas , Juan Carlos Niño, Carlos Arias, el «Mechas» Sarmiento y Lincoln Mosquera y valiendose, quién sabe si con el vistobueno de Sayco, del éxito que sobre este asunto compuso Gloria Trevi, Jaramillo, sin querer, hizo toda una declaración de principios, un documento que 17 años después debería ser material de obligatoria observancia en las concentraciones de los clubes y en particular de esos clubes cuyos integrantes gastan gruesas sumas en tiqueteras de D'Norberto.

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Hinchas groseros que se inspiran en Hitler

httpv://www.youtube.com/watch?v=QZQTr-dVL9U&feature=player_embedded

A comienzos de la década de 1990 un cisma sacudió al fútbol colombiano. Tomando como referente las tribunas de los estadios argentinos, algunos fanáticos de vanguardia hicieron el tránsito del frío y parco «ra-ra-ra» a nuevas y dinámicas formas de apoyar a sus equipos. Así, esos adelantados que aun a costa de adelantar sus problemas de várices decidieron permanecer de pie durante los 90 minutos, abrieron un boquete por el que pronto llegaría el tan controvertido fenómeno del aguanterismo, con sus «eshes» en lugar de «eses», sus muñecas caídas y brazos erguidos y, por supuesto, su paquete de argentinismos que rápidamente se instaló en el léxico de los hinchas más jóvenes.

Por suerte, el periodista del programa Personajes, seguramente temeroso de lo que se venía encima, reservó un campito en la nota para el hincha rebelde que, escéptico y anárquico, decide sólo militar en las siempre nobles causas de la paz y el alcohol.

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Falcao por unos días azul

httpv://www.youtube.com/watch?v=j-LCpV1u6ZY

En el fútbol como en la vida también hay amores imposibles. Radamel Falcao García, debutante en la primera B a sus 13 años, siempre ha querido a Millonarios y Millonarios siempre ha querido a Falcao. Pero la vida tiene sus cosas y este amor no se ha podido concretar. Que no eres tu, soy yo, que no es el momento, que no te quiero cortar las alas, que es cuestión de timing y que tal vez de pronto más adelante la vida nos junte. Palabras de enamorados irredentos que encajan perfecto en la relación entre el hijo de Radamel y el club azul. No obstante, como siempre pasa en estos casos, que no se pueda formalizar la cosa no quiere decir que no haya espacio para los coqueteos, el flirteo e incluso uno que otro desliz. Como este, de comienzos del 2000.

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Y la próxima vez…

httpv://www.youtube.com/watch?v=Lu1EpqMuZn0

El oficio del arbitraje es también un deporte extremo. No debe ser fácil para un referí conseguir un seguro de vida dado su altísimo nivel de riesgo: viajes a aeropuertos sin radioayudas, accesos a los camerinos sin protección de las turbas, prósperos accionistas ofreciendo «amablemente» bonificaciones y mujeres alicoradas con ínfulas de doña Florinda como la que intentó agredir a un entonces joven Rafael Sanabria en Medellín en 1993, son todos riesgos que domingo tras domingo corren nuestros árbitros.

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La masacre de Belo Horizonte

httpv://www.youtube.com/watch?v=yayaHSSDT54&feature=player_embedded

Este episodio, muchas veces minimizado y escondido para evitar rubores de mejillas, fraguó improvisación, desdén y fracaso en un solo vaso coctelera. Atlético Nacional jugaba la Supercopa, que reunía a los campeones de la Copa Libertadores debía disputar su entrada a fases avanzadas del certamen frente al Cruzeiro. En la ida, el empate 1-1 en Medellín hizo que el club paisa prefiriera concentrarse en objetivos más encomiables como el campeonato local, dejando de lado la Supercopa.

Cuando el kinesiólogo de Nacional pegó la alineación en la puerta del camerino, los locales no entendían nada. Daladier Ceballos, Omar Franco

y Maximiliano Kemmerer no eran nombres conocidos para ellos. Pensando en que se trataba de una estratagema para engañarlos –en su interior los de Cruzeiro querían creer que iban a jugar contra Tréllez, Escobar y el “Chonto”- se mentalizaron diciendo que todo se trataba de un engaño nacionalista, que le había puesto seudónimo a sus más destacadas figuras y eso no lo iban a permitir.

Con un plantel plagado de suplentes, el verde antioqueño quiso darle guerra al Cruzeiro, un equipazo que terminaría siendo el campeón de este torneo. El error se pagó de manera vergonzosa: los brasileños ganaron 8-0 en lo que ha sido la derrota más abultada de clubes en la historia del fútbol colombiano.

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Aristizábal: el hombre lobo

httpv://www.youtube.com/watch?v=DrXeQeDHn70

No lo decimos nosotros, lo dice esta acuciosa periodista del extinto no

ticiero QAP que en un perfil de final de año revela sin querer el mejor guardado de los secretos del delantero paisa.

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La verdad sobre Maxi Flotta. Testimonio.

httpv://www.youtube.com/watch?v=WwO_RyaxiRM

Más que por su dominio del balón, sus pases o el número de balones que pueda recuperar por partido, el país futbolístico conoce a Maxi Flotta por su explosivo temperamento. Jueces, rivales e incluso compañeros que han compartido gramado con el volante colombo-argen

tino dan fe de cómo en la cancha por momentos parece una versión beta de Eduardo Pimentel. Preocupados, en el Bestiario del balón nos pusimos en la tarea de averiguar por las razones del difícil perfil emocional del muchacho. Por fortuna, encontramos la respuesta en este testimonio. Habla su señor padre, Rubén.

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Ombligo con ombligo

http://haftpflichtversicherungg.com/

Si alguna marca de valeriana decidiera incursionar en el mercado su campaña de lanzamiento tiene que tener a Eduardo Pimentel como punta de lanza, de lo contrario estará condenada al fracaso.

Siempre inconforme y dispuesto a retar a la autoridad, son muchos, muchísimos, los episodios en que el país ha visto a Eduardo en sus tres facetas: jugador, técnico y directivo, cuestionando con finos modales una decisión arbitral.
Cansado, suponemos, de no ser tomado en serio y de que los árbitros incorporaran a su rutina en la cancha sus airados reclamos, Pimentel optó en la final de 1991 por nueva forma de expresar forma de expresar su sempiterno inconformismo y que además le servía para pasarse por la faja el reglamento. En efecto, en lugar de recurrir a la clásica «pechada» del árbitro (tipificada en el reglamento y castigada con varias fechas) Pimentel se las quiso dar de vivo y prefirió «ombliguear» al árbitro creyendo que se podría aprovechar del vacío legal que todavía hoy existe sobre el tema.
Para su desgracia el juez

no le comió cuento y después de un sutil barrigazo lo remató con una tarjeta roja. Es bueno saber que la ira de Pimentel que muestra el video no se debió a la roja, como si no estuviera ya acostumbrado, sino al fracaso de su nueva y efímera estrategia.

httpv://www.youtube.com/watch?v=bNjCPtLqBWs

Si alguna marca de valeriana decidiera incursionar en el mercado su campaña de lanzamiento tiene que tener a Eduardo Pimentel como punta de lanza, de lo contrario estará condenada al fracaso.

Siempre inconforme y dispuesto a retar a la autoridad, son muchos, muchísimos, los episodios en que el país ha visto a Eduardo en sus tres facetas: jugador, técnico y directivo, cuestionando con finos modales una decisión arbitral.

Cansado, suponemos, de no ser tomado en serio y de que los árbitros incorporaran a su rutina en la cancha sus airados reclamos, Pimentel optó en la final de 1991 por una nueva forma de expresar su sempiterno inconformismo y que además le servía para pasarse por la faja el reglamento. En efecto, en lugar de recurrir a la clásica «pechada» del árbitro (tipificada en el reglamento y castigada con varias fechas) Pimentel se las quiso dar de vivo y prefirió «ombliguear» al árbitro creyendo que se podría aprovechar del vacío legal que todavía hoy existe sobre el tema.

Para su desgracia, el juez Luis J. Marín  no le comió cuento y después de un sutil barrigazo lo remató con una tarjeta roja. Es bueno saber que la ira de Pimentel que muestra el video no se debió a la roja, como si no estuviera ya acostumbrado, sino al fracaso de su nueva y efímera estrategia.

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