Ocurrió el pasado domingo en el estadio Metropolitano. Willy, el nuevo tiburón del Junior, invento de algún imberbe genio del mercadeo que en mala hora decidió archivar al tradicional escualo con un stop de Ford Fairlane en lugar de ojo, presa de la euforia se olvidó del código penal y no tuvo problema en arrimársele libidonosamente a la cándida muñeca patinadora de Pastas La Muñeca. Semejante suceso fue bocatto di cardinale para un conocido noticiero necesitado de material para llenar la franja maldita del mediodía. El resultado fue este, todo un referente del audiovisual futbolero-bestiarista.
Cuando un equipo está en la buena todo es permitido. Hasta que uno de sus defensas agarre la cámara de un programa deportivo y debute, en el camerino, como realizador audivisual. Esta es la historia del videoclip de este tema del gran Joe Arroyo, opera prima de Hilario Cuenú. Fue en los felices días que vivió Santa Fe a finales del 2000 poco antes del oscuro episodio que echó por el retrete la gran campaña de los entonces dirigidos por el amigo de esta casa Fernando «Pecoso» Castro. La cámara y postproducción de la pieza corrieron por cuenta del programa, gratamente recordado, «Sin amarillo azul y rojo» que ese año se emitió por el canal privado de Bogotá. Cuentan las malas lenguas que la experiencia ganada por Hilario le ha servido hoy para cubrir algunos sobregiros oficiando como director asistente en numerosas producciones de Radiola TV. Con la actuación estelar, directamente desde los balcanes, del bestiarísimo Bogdan Tomic como el onanista de la cortina de paja y desde Hollywood, Wesley Snipes..
Piedra angular del patrimonio inmaterial del fútbol colombiano son los célebres episodios de posesión demoníaca de los que suele ser víctima Fernando «el Pecoso» Castro. Episodios que datan de sus primeros meses como DT, tal y como lo atestigua este video de cuando ejercía como estratega del Quindío de 1989..
Muy común en el fútbol es escuchar que «por un pelo» un equipo logró un título, una clasificación o salvarse del descenso, pero rara vez, escuchamos que por un «mechón de pelos» un equipo consigue un objetivo. Pues bien, gracias a un «mechón de pelos» y más que a un mechón de pelos, gracias a una memorable y no menos certera mechoneada cortesía de la la singular capacidad del «Pecoso» Castro para caminar sobre la cuerda floja del reglamento, el América de Cali logró un cupo en la semifinal de la Copa Libertadores del 2003.
Después de perder 2-1 en Buenos Aires contra River Plate por los cuartos de final de la Copa, el América había logrado remontar el marcador y se imponía 3-1 en Cali. Faltando pocos minutos para terminar el partido, River arreció sus ataques contra el arco de «Rufai» Zapata buscando ese segundo gol que obligaría a una definición por penaltis (el gol visitante no tenía valor agregado por esos días). En uno de tantos ataques, el balón se desbordó por la línea lateral, llegando a los pies de Castro quien inmediatamente lo despachó con dirección al terreno de juego, proceder que colmó la paciencia de Darío Husaín quien reaccionó golpeando al «Pecoso». Al tanto de lo que ocurría, su hermano Claudio intervino en su defensa y fue entonces que Castro, viejo zorro, lo recibió con un jalón de pelo digno de cualquier culebrón de franja maldita que a su vez desencadenó una batalla campal con el sabor que sólo le pueden dar los equipos del Sur cuando se ven impotentes ante una inevitable eliminación. .
No sólo de fútbol vivió el vallecaucano en Buenos Aires. «Super Farid» como lo inmortalizó El Gráfico en una de sus habituales producciones en la que lo vistió como Clark Kent, hizo sus pinos como actor en un programa de televisión infantil.
Su facha y estampa que le brindaban los 1,96 metros de estatura le bastaron para hacer parte del cabezote del seriado «Cebollitas» un propuesta futbolera para niños en la que se reivindicaba el salir segundo. Algo que más tarde institucionalizó como proyecto de vida el técnico Héctor Cúper.
Farid compartió el set con un novel Juan Pablo Sorín, un Oscar Ruggeri en retirada y la versión más torpe del ahora goleador Martín Palermo. El programa que superó con creces a su homólogo colombiano «De Pies a Cabeza» fue un éxito de síntonía. Una de las protagonistas era Dalma Maradona, hija mayor de El Diego. Una especie de Violeta, la inmaculada novia de Pablito en la serie musicalizada por Maná.
Diez años después del último capítulo, los protagonistas tomaron rumbos diferentes. Mondragón ataja sus minutos finales en el fútbol alemán, Ruggeri insiste en que a pesar de sus derrotas merece dirigir la Selección Argentina y Dalma, espera un bebé del Kun Aguero. Eso sí, no quedó claro cuánto le pagaron al colombiano por rol en televisión o si el refrigerio durante la grabación fue generoso.
Bonus track: Atención a esta reseña, de la revista El Gráfico y cortesía de enunabaldosa.com, de otra de las apariciones de Farid en la pantalla chica. Lo hizo en compañía de Esteban Jaramillo y el, por algunos añorado, «Gol gol de Colombia» Jairo Moncada Cortés en la transmisión del partido de ida por la semifinal de la desaparecida y muy bestiarista Súpercopa de ese año. Si hemos de creerle al pie de foto, parece que no dejó títere con cabeza. Pero no fue el único, pues los camarógrafos también se vieron en serios aprietos para incluir la cabeza de Mondragón y la de nuestros chaparros periodistas en el mismo cuadro. Ese día los verdes perdieron 2-0.
Con motivo del partido de despedida de Willington Ortiz que el América disputó contra Nacional de Montevideo, los «diablos rojos», y sus máximos accionistas, suponemos, decidieron armar una gala con todos los juguetes. Con esto en mente, convencieron a tres estrellas de la época: «Polilla» Da Silva (quien después sería jugador de planta rojo), Norberto «Beto» Alonso y el precursor en el tema de los arqueros show, Hugo Gatti, para que reforzaran al equipo de Ochoa. Mientras el «Beto» y «Polilla» fueron buenos invitados, el buen Hugo Orlando se llevó en su equipaje, además de algunas luladas congeladas, una foto frente al Museo Rayo de Roldanillo y, suponemos, del cariño de alguna caleña con aire de Annie Velasco, dos goles de arquero como recuerdo de su fugaz paso por las toldas escarlatas.
Varias veces ha sido tema de discusión en el Radiobestiario el tema de los dos Marios Vanemerak. Por un lado, el bien plantado, apuesto y pulcro en la cancha volante que llegara a Millonarios promediando 1987. Por otro lado, el Mario ya más adaptado al medio local, con rasgos más del altiplano que de la pampa y con serios problemas de autocontrol. En el video que hoy les traemos se puede ver como 20 años antes de que opacara casi por completo al volante de marca de pulidos modales y fina estampa, el Mario B (no por bros, sino por lado B) ya se anunciaba…
Partido: Millonarios Vs. Pereira, 1987, con la participación estelar de Dorian Zuluaga.
Después de intensas excavaciones arqueológicas y una labor de búsqueda que se extendió hasta los archivos de Gegar TV y Samir Antonio Sefair TV, en los archivos de nuestro aliado estratégico Press Riot TV encontramos el video de uno de los hechos más trágico-cómico-bizarros de la historia de nuestro fútbol: el gol fantasma validado por el juez Manuel Castro en 1989.
Como siempre, no les aseguramos que no se volverá a repetir. .