Cali es Cali y en el estadio se entiende por qué

Más representativo de «la Sultana» que el América o el Cali son las bellas mujeres que durante décadas los noticieros nos han mostrado como aperitivo de los goles dominicales en el Pascual. En este video de finales de los 80, la siempre activa Annie Velasco del Noticiero Nacional le rinde un muy bien redactado homenaje a la belleza de la mujer vallecaucana.

Vídeo cortesía de Press Riot TV..

Periodismo políticamente incorrecto

A finales de la década de 1980 la televisión colombiana llegaba a los hogares gracias a las antenas repetidoras ubicadas en cerros como Manjui y el tristemente célebre Patascoy. Tan débil era -y sigue siendo- la red de antenas retransmisoras que en muchas regiones del país, las fronterizas (en términos geográficos, por supuesto) en particular, nuestros compatriotas crecieron al amparo de la televisión pública de los países vecinos cuando no de la señal satelital con la que amablemente los hermanos peruanos sembraron de taras varias generaciones.

Era, en fin, una época en la que nuestros periodistas podían incurrir en peligrosos juicios de valor siempre con la certeza de que sus palabras terminarían estrellándose contra alguna de nuestras cordilleras. Ellos sabían que podían referirse, por ejemplo, a la «mafia del fútbol suramericano» que preside Nicolás Leoz con la certeza de que sus palabras no generarían una ruptura de relaciones entre Colombia y Paraguay o, lo que sería peor, la furia y las demandas de la familia política, colombiana ella, del longevo y algo caduco directivo. Nada de eso. Mucho antes de DirecTV, YouTube y la televisión P2P, la ropa sucia se lavaba en casa y era claro que ni al más díscolo técnico de Telecom se le ocurriría invertir las antenas de Chocontá para que el mundo se sorprendiera con «El minimundo de Toy», «Hoy es viernes», «El rebusque» y otras joyas de la corona de nuestra televisión.

Esperamos entonces que este aporte del Bestiario del balón a la memoria audiovisual de la nación no se transforme en una nota de protesta del gobierno del país de Chilavert, Virgilio Ferreira y «El armario» Benítez..

Don Hernán, ya que vino, ¿por qué no se toma un tintico?


Pelaez90
Cargado por chibchacum

Para promocionar el álbum oficial del mundial Italia’90 (cuando Caravajal era el encargado de su impresión y distribución en Colombia) a los encargados de su promoción se les ocurrió que una buena forma de acercar el producto a los hogares colombianos era instalando a Hernán Peláez a promocionar las pegatinas (también «monas» y «caramelos») en la sala de un hogar que podría ser el tuyo, el mío, el de cualquier familia colombiana. El resultado de esta ingeniosa propuesta fue este comercial que nos recuerda también los emocionantes días previos al regreso de Colombia, después de 28 años, a una Copa del Mundo.

Gracias, Súper Ratón.

Hoy soy Toja

Cuando el llamado a ser ídolo de multitudes está grabado en nuestro ADN, no importa cuántas gambetas le hagamos al destino tarde o temprano volveremos a ser centro de todas las miradas y ojo de huracanes de euforia y fanatismo. Este es el caso de Juan Carlos Toja, joven volante bogotano con un cierto aire a Jim Morrison que, como ya lo registramos en su momento, ante lo azarosa y agitada que se ha convertido la vida del futbolista moderno, optó por la paz y el sosiego que sólo puede ofrecer una liga semiprofesional como la MLS. Sin embargo, y quién sabe si contra su voluntad, no había terminado de atravesar los controles de inmigración cuando su aire de rockstar ya lo había hecho sex-symbol, ídolo y candidato a recibir las llaves de Dallas, ciudad que lo acogió. Esta es la prueba reina. .

El malogrado estadio azul (I)

Cuando apenas despuntaba el milenio dos de los equipos más tradicionales del país, Millonarios y Cali, sorprendieron con el anuncio de la construcción de sus propios estadios. La forma de hacer realidad esta utopía sería a través de la venta de palcos -a perpetuidad- a empresas y particulares. La venta de estos apartamentos con vista al campo de juego, además de utilidades para los encargados del proyecto, permitiría también la construcción de graderías para los mortales, parqueaderos, centros comerciales y hasta museos. «´Por fin vamos a tener estadios a la altura de los más modernos del mundo», se le escuchó decir a los más optimistas. «Le creo más al del monorriel de Springfield», ripostaron los más escépticos en alusión al hábil comerciante que embaucó a la ciudad de Los Simpsons.

Pasó el tiempo y mientras el estadio del Cali crecía entre cañaduzales, el de Millonarios era intensamente promocionado entre hinchas y empresas de la capital. Sin embargo, la habilidad con la que se exponian las bondades del proyecto era inversamente proporcional a la mostrada por jugadores en la cancha y por los directivos en los escritorios. A mediados de 2004 la crisis azul tocó uno de tantos fondos y a los azules no les quedó más tabla de salvación que la ley 550 o ley de quiebras. Con un equipo en esta difícil situación el estadio dejó de ser viable y quienes ya habían invertido en el proyecto debieron hacer fila para recuperar sus pesitos en la fiduciaria encargada de preservar el dinero mientras comenzaba la construcción.

Ocho años después y a punto de cerrarse la primera década del milenio, el estadio del Cali está más cerca de ser un museo arqueológico (por aquello del cementerio indígena encontrado bajo su gramado) que un escenario deportivo. Del de Millonarios quedan también ruinas, pero de una agresiva estrategia de marketing que hoy parece más la del monorriel. .

No, Maradona no, Martelotto

Hace unos meses el mundo se paralizó cuando Lionel Messi eludió a medio Getafe antes de vencer a Luis García. No había terminado de cruzar la raya el balón cuando periodistas, publicistas y empresarios ya escarbaban en el archivo buscando el gol de Maradona a los ingleses en el Mundial de México como prueba reina de que Lionel era, en efecto, la reencarnación del Diego. Seguramente esa misma noche, Germán Ricardo Martelotto, volante argentino que ya tuvo aquí su homenaje, llamó a dos o tres conocidos a quienes seguramente les dijo: «viste, ¿viste el gol de Messi? no me vas a creer pero yo hice uno igual en Cali, en el 89, pero nadie le paró bolas, solo este periodista…, gordo, ¡Mejía! dijo que era una obra de arte, pero claro, no había ESPN, no había FOX, solo parabólicas, qué mal che, mirá es que ese gol lo ven en España y al día siguiente ya estaría mal mal en el Levante, en el Recreativo, lástima. ¿Cuándo venís y lo vemos?, acá lo tengo en beta. Sí, sí, todavía funciona, vení y lo miramos para que me creas».

En efecto, el gol de Martelotto, el último de los cinco que el Cali le metió un 3 de agosto al Caldas en una tarde de golazos, no causó mayor alboroto. A duras penas fue declarado «Gol Criptón de la fecha» y elevado a la categoría de «obra de arte» por Iván Mejía quien, precavido, le advirtió a «Angelita» -Angela Patricia Janiot- de la calidad del tanto, segundos antes de salir al aire «no se asuste, Angelita». Pero eran otras épocas, los goles colombianos rara vez traspasaban las fronteras y esta pincelada de Martelotto a duras penas llegó a México varios meses después, en un casete de Beta que llevaba su empresario en el maletín para promocionar al volante. No se trataba de un bien elaborado trabajo de edición con las mejores gambetas, pases y goles de Martelotto. Nada de eso. El empresario, viejo zorro, sabía que con la grabación del gol a Mario Jiménez sería suficiente. Y tenía razón. Cuando lo puso en el desvencijado Betamax de la oficina del presidente del Monterrey, no había terminado de cruzar la raya el balón, cuando cuando este ya había ordenado a «Jurídica» elaborarle el contrato al volante argentino. Martelotto no lo leyó y rápidamente firmó. En Monterrey, a diferencia de Cali, Germán pudo desplegar todo su talento y se consagró como ídolo histórico de los Rayados. Llegada la hora de regresar a su patria, el presidente le regaló el casete Beta Dynamicron que facilitó su transferencia. El mismo del que salió la copia que hoy comparte con ustedes la Unidad Investigativa del Bestiario del balón.

Bonus track: Victoria del Quindío ante el Sporting con tremendo golazo de Víctor Mora. .

Clicheseando

Para personas con perfil melancólico, nada mejor que una sección deportiva de un noticiero colombiano. Puede ser el 2008 o 1994 (año del que data la nota del Noticiero de las 7 que acompaña este post), las caras, planos, temas y, sobre todo, clichés serán siempre los mismos. Que la gente linda, que el fervor de los hinchas, que el desparpajo de los narradores son lugares comunes que impunemente se han repetido hasta el cansancio, suponemos, desde el día después de que Rojas Pinilla inauguró Inravisión.

Al respecto cada vez son más insistentes los rumores sobre la existencia, desde esa época, del clichógrafo, un curioso dispositivo al que periodistas en apuros ingresan los datos clave de la nota (ciudad, equipos, jugadores) para pocos minutos después recibir del aparato un breve texto que le salva la papeleta al cronista en afanes. Dicen también que el representante en Colombia de la firma sueca fabricante del clichógrafo es, adivinaron, Ricardo Alfonso..

¡Ojooo!

Hace pocos días se cumplió un aniversario más de la muerte de Jaime Ortiz Alvear, figura más que representativa de la radio deportiva colombiana. A manera de pequeño, pero sencillo homenaje el Bestiario del balón les presenta esta muy bien lograda parodia a cargo de César Corredor (Jaime Ortiz) y Heriberto Sandoval (Hernán Castrillón), emitida un sábado feliz de 1996. .

Mal, hermano

Muy documentado está el célebre 7-3 que Santa Fe le propinara a Millonarios comenzando 1992. De lo que no había, hasta hoy, mayor registro es de las reacciones de los protagonistas de este capítulo, de oro para los rojos, de triplex para los azules. Después de un intenso trabajo en días en que el resto de los colombianos sale a asolear su abdomen, la unidad investigativa del Bestiario encontró este incunable con reacciones, eufóricas y melancólicas, recopiladas por la sección deportiva del Telenoticiero del mediodía a cargo de otro incunable, Humberto Salcedo Jr..

Oigame negro

Si el fuerte de Willington Ortíz era su talento con el balón, su talon de aquiles siempre fue su debibilidad por las cámaras. El país todavía lo recuerda haciendo de él mismo en la serie «De pies a cabeza», en donde su viejotruco de reducir largos y complejos parlamentos propuestos por los libretistas a su legendario «si,Gato» lo consagró como estrella de TV. Aprovechando su reciente condición de figura mediática, a mediados de 1995 la lotería «Sorteo Extraodinario de Colombia» contrató «al viejo Willy» para que en compañía de otra veterana figura, el «Padrino» Alberto Piedrahita Pacheco, fueran la punta de lanza de una nueva campaña publicitaria en la que confirmó sus excelentes dotes como futbolista. Juzguen ustedes..