El fútbol colombiano está perdiendo a sus bigotes más representativos. Gran conmoción causó en la sala de redacción de este medio la noticia de que la causa había perdido uno de sus estandartes: el longevo y tupido mostacho de Jorge Luis Pinto. Por eso, y haciendo esfuerzos para no dejarnos paralizar por la consternación, nos pusimos en la tarea de investigar el hecho. Activamos nuestras redes y pronto llegó el resultado. Es esta imagen que capta el momento exacto en que, en uno de sus recurrentes ataques de ira, que no fue en un estadio (nótese que estaba oyendo walkman) sino en la calle y no sabemos por qué: ¿Un comparendo injusto? ¿Una colada en una fila? ¿Un rebelde e insoportable vello facial enconado que desató la furia? Se abre el debate.
Fútbol con bigote: Freddy Rincón
Una monita difícil esta. A la hora de hacer la antología de los grandes bigotes de nuestro fútbol vienen a la mente poderosos y frondosos mostachos como los de un «Polaco» Escobar, un Álex Comas o un Gabriel Quimbaya jugador de bigote tan poderoso que lograba dejar en segundo plano lo que hacía con los pies, pero nunca nadie pensaría en el «Coloso de Buenaventura».
Y lo peor es que fue un bigote tardío. Que se lo haya dejado en Italia´90 cuando tener bigote era más que la norma, era un compromiso moral y ético con los integrantes de un plantel al que más que su juego lírico lo caracterizaba la diversidad de vellos labiales era algo comprensible. Rincón, recordemos, fue de los pocos integrantes de ese equipo que no le caminó al tema. Pero no. Este bigote data de 1996, cuando sólo un par de tercos y anacrónicos insistían en no afeitárselo. Quizás fue fruto de una apuesta, tal vez fue que en un atardecer frente al pacífico reflexionó y muy para sus adentros pensó «ya le hice un gol a Alemania en un Mundial, ya le hice gol a Argentina en el Monumental, hasta jugué en el Real Madrid, pero me estoy volviendo viejo, ya pronto me retiro y todavía no sé lo que se siente echarme un pique con bigote, como todos mis parceros».
Habría que ver qué pasó después. Expertos consultados sostienen que es harto probable que Rincón careciera del todo de vellosidad facial. ¿Se habrá puesto injertos? ¿Habrá recurrido a una casa de disfraces? ¿Le habrá pedido que compartiera mostacho a un compañero? ¿Habrá recurrido al milenario truco de frotarse esa zona con papel higiénico? Juzguen ustedes.
Futbolistas con cara de señores viejos (o la sub50)
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Los futbolistas ahora ya no son como antes. A aquellos señores de bigote y aire patriarcal que encarnaban en muchos casos figuras de padres ausentes los han ido reemplazando jóvenes imberbes fuertemente influenciados por tribus tipo candys, floggers y emos. Sin duda esto le ha dado al fútbol un ingrediente de sensibilidad, diversidad y estética que no tenía y esto es recatable, pero también ha hecho que el jugador promedio para los hinchas de más de 30 años ya no encarne a un padre, a un tío respetable sino, en el mejor de los casos a un hermanito menor.
Ahora, en lugar de un «sí señor o no señor» como respuesta ante un pedido de autógrafo un futbolista a duras penas inspira un «chino pendejo». Dirán, seguro con razón, que son cosas de la edad, de la godarria innata en la mayoría de los hinchas, absolutamente negados para descifrar los signos de los tiempos. Por eso, hemos querido traerles a ustedes este especial (de varias entregas) para rememorar a esa casi extinta casta de futbolistas que pese a que en el momento de la foto tenían no más 35 años nosotros los veíamos -y los vemos- como de 54 o 63.
Mundial de tornillos: Top cinco de bigotes mundialistas
Cerdas duras, de fuerte agarre, quedaban pintadas de blanco y no por las canas sino cuando los dueños de los mostachos bebían cantidades alarmantes de jugo de guanábana. Los doctores Zoidberg del pasado: ellos son, aquí están.
5. Stanislav Cherchesov (Rusia 1994) Al ver su bigote, los delanteros rivales se esculcaban los bolsillos buscando el certificado de gases y el SOAT.
4. Billy Hamilton (Irlanda del Norte 1986) Todas las mañanas se hacía la cera en la mitad del bigote sólo para llevarle la contraria a los caducos seguidores de Hitler y, de paso, amigarse con Cantinflas.
3. Bento (Portugal 1986) Arquero de Portugal en el Mundial de México. La leyenda dice que vino a votar por Serpa a escondidas en el 98.
2. León Fernando Villa (Colombia 1990): Se ahorró muchos transportes entre ciudades porque los buses lo recogían pensando que intrepretaría «El corrido del caballo blanco».
1. Olaf Heredia (México 1986): Olaf el amargado sonreía cada vez que tomaba jugo de mango y se untaba el bigote.
Fútbol con bigote: "Pitufo" De Avila
No sabemos si su intención era emular a Papá Pitufo (ya tenía el rojo, faltaba la barba y una buena idea era comenzar por el bigote ) o a «Barrabás» Gómez, compañero suyo en la selección y poseedor de un «mostacho» hoy legendario. Lo cierto es que en su momento el buen Antony (amigo de esta casa) también hizo su esfuerzo para estar a tono con las tendencias de su época. Esta es la prueba.
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Fútbol con bigote: Colombia 1990, especial interactivo
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La historia dice que fue una bien lograda combinación de toque-toque con marcación en zona y defensa en línea lo que le permitió al fútbol colombiano salir de un prolongado ostracismo y ser uno de los equipos más recordados del mundial de Italia 1990. Si bien esto tiene algo de cierto, el verdadero secreto del éxito de la selección de Maturana fue, sin lugar a dudas, el bigote que lució el 80% de sus integrantes. Años después se han conocido declaraciones de futbolistas alemanes asegurando que todos los bigotes colombianos sumados, equivalían a un hombre de más en la cancha; ventaja que se hizo evidente en los minutos finales cuando Colombia supo levantarse de las cenizas y darle un breve y sustancioso recital a los teutones.
Dieciocho años después, el Bestiario del balón ,a través de su campaña «Polaco» Escobar por un fútbol con bigote, ha preparado para sus lectores un especial interactivo que reune imágenes de la época acompañadas de testimonios recopilados en días pasados por nuestros corresponsales a lo largo y ancho de la geografía nacional. Que sea esta la oportunidad para cursar cordial invitación a los integrantes de la selección que lucha por un cupo a Suráfrica 2010 para que sigan el ejemplo de sus predecesores y tengan muy en cuenta el no tan conocido, pero no menos acertado adagio: «de los equipos con once bigotes, líbrame señor».
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Feliz Navidad
Alex Comas, la campaña «Polaco» Escobar por un fútbol con bigote y la redacción del Bestiario del balón envian a sus lectores un pequeño, pero sencillo saludo de Navidad. .
Fútbol con bigote: Gabriel Quimbaya
De haber sido una joven promesa en el 2004, a Gabriel Quimbaya seguramente le habrían sobrado las oportunidades para demostrar sus condiciones en Millonarios. Pero tuvo la mala suerte de haber sido ascendido al primer equipo a finales de los ochenta, época en la que un superávit de figurones dejaba muy poco espacio para los alumnos aventajados de la cantera. Con este panorama, a Gabriel no le quedó más consuelo que ver su nombre cerrando, junto a otros que poco jugaban como Jimmy Díaz, Daniel Segura y Alirio Girón, la nómina del campeón.
Tan bajo era su perfil que llegada la hora de destacar las virtudes de los campeones de 1987 en una galería publicada por la Revista Millos, junto a la foto de Quimbaya los editores optaron por la fácil: «un jugador polifuncional». Consciente de lo díficil que le sería dejar huella como futbolista, Gabriel optó por dedicarle los domingos y las noches de los miércoles al cuidado de un frondoso bigote que hoy le abre las puertas de esta galería de viriles futbolistas. .
Fútbol con bigote: Gabriel "Barrabás" Gómez
Volante antioqueño, militó en Medellín, Nacional, Millonarios, Deportivo Cali y Unión Atlético Táchira de Venezuela.Registra múltiples apariciones con la Selección Colombia. .
Fútbol con bigote: Campaña "Polaco" Escobar
Gracias a una expedita negociación con nuestros colegas de Enunabaldosa, el Bestiario del balón adquirió para Colombia la franquicia de la estelar sección de nuestros pares argentinos: Fútbol con bigote, cruzada Sergio Vásquez. Detrás de esta adquisición está el interés de este espacio por promover la recuperación de este tradicional símbolo de virilidad en un fútbol que hoy se rinde a los pies de los ídolos metrosexuales.
Teniendo clara nuestra misión, después de intensas deliberaciones la redacción de este espacio ha elegido como símbolo de la campaña criolla a todo un referente del balompié con mostacho: Álvaro «El polaco» Escobar, defensa central de dilatada trayectoria y notable producción goleadora: 48 tantos en una carrera que incluyó escalas en el DIM (inolvidable pareja del “Boricua” Zárate), el Tolima, el Caldas y el Deportivo Cali. Años después reapareció en el panorama como asistente de Pedro Samiento en el DIM y en Santa Fe, con el bigote convertido en un bien podado candado.
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