Cali’s strongest man

Una cajita de sorpresas es Pedro Zape. Ya sabíamos de su peculiar costumbre de lucir buzos con el número adelante y atrás para que los atacantes no supieran si iba o venía. Pues bien, el mismo Pedro Antonio ahora nos sorprende con una nueva faceta: la de participante esporádico en el popular concurso «World’s Strongest Man», que, cortesía de ciertos sectores pujantes de la época, tuvo un par de escalas en la sultana del Valle. Otras fuentes, no obstante, al ver la imagen aseguraron que para Pedro fue siempre una obsesión conquistar el corazón de Maria Isabel Urrutia, llegando incluso a enviarle, en sobres de Giordano policía, instantáneas como esta, con el único fin de demostrarle a la indómita morena que sí había algo en común entre los dos. .

La selección más bestiarista de todos los tiempos


En la imagen. Arriba: Luis Murillo, Víctor Luna, Miguel Prince, Navarro Montoya, Jorge Ambuila, Alvaro Escobar. Abajo: John Edison Castaño, Anthony De Ávila, Carlos Valderrama, Alex Escobar, Willington Ortiz.

Tal y como lo habíamos anunciado en el más reciente radiobestiario, el Bestiario del balón estaba más que en mora de rendirle un merecido homenaje a la más bestiarista de nuestras selecciones nacionales. Los hombres que ven en la foto (ya publicada en este espacio) se reunieron por primera y única vez, y fruto seguramente de una singular conjunción de plutón con saturno en una órbita de neptuno, un 3 de noviembre de 1985 en Cali en el partido de vuelta por la serie de repechaje contra Paraguay cuyo ganador disputaría contra Chile (ganador de la otra serie) un cupo al Mundial de México 1986. Veamos, punto por punto los rasgos bestiaristas de este equipo.

-El Mundial: Como es bien sabido, Colombia no iba a tener necesidad de jugar esta eliminatoria en virtud de que estaba automáticamente clasificado por ser el país sede. Sin comentarios.

-La sede: Seguramente por ser el médico Ochoa técnico de un América de Cali que por esos días disputaba la final de la Copa Libertadores contra Argentinos Juniors, se escogió esta sede en lugar de Bogotá, en donde se jugaron los partidos previos. No sobra recordar que el 24 de octubre, tres días antes del partido de ida en Asunción, el América del médico había perdido, en Asunción también, el tercer partido (de desempate) por la final de la Copa. Lenguas viperinas aseguraron en su momento que el médico se concentró en la final continental dejando de lado el repechaje. Si hemos de creerles podríamos suponer que, consultado sobre la sede de estos dos partidos seguramente respondió: «eso en cualquier parte, en Cali que me queda cerca a la salida y puedo pedir que me recojan».

-El uniforme: No sólo por ser el desaparecido rojo, sino por ser marca Adidas en una época en la que el mercadeo y el fútbol apenas comenzaban coqueteos. Dato adicional: la selección sólo jugó con Adidas los últimos partidos de la eliminatoria, el resto lo hizo con uniforme cuello de tortuga sin marca.

-El arquero: Este fue uno de los tres partidos que Navarro Montoya atajó con Colombia y que le sirvieron para cerrarle de por vida las puertas de la albiceleste. Fuentes aseguran que ha convulsionado y ha presentado baja de tensión cuando amigos cercanos queriéndole jugar una broma pesada le han mostrado esta imagen.

-Álvaro «el Polaco» Escobar: Coterraneo del ciclista, Argemiro «el Polaco» Bohorquez, Álvaro se destacó en su época por su pundonor en la cancha, hoy su tupido mostacho lo ha elevado a la categoría de auténtica leyenda y venerado gurú en temas de estética futbolera.

John Edison Castaño: Venía de despuntar en el suramericano de ese año. Era la gran promesa del fútbol colombiano muy por encima de Carlos Valderrama. Nadie se imaginó que este repechaje fue su debut y despedida con la tricolor.

-Willington Ortiz: El último partido del «Viejo Willy» con la selección lo jugó al lado de quien sería su sucesor con lujo de detalles: Carlos «el Pibe» Valderrama.

-Carlos Valderrama: El joven volante samario comenzaba a mostrar su talento en el Deportivo Cali. Era su segundo partido con la selección mayores.

-La presencia de Willington, «el Pibe» y John Edison Castaño en una misma alineación y no era un equipo de «Resto del país» o de «Amigos de William Knight».

-Alex Escobar: Al «Pibe del barrio obrero» nunca le faltó talento. Genio y figura en el América, fue uno de esos futbolistas que nunca logró encontrar su nivel en la selección, un Ricardo Bochini. Sólo que en lugar de Maradona delante, Escobar tuvo siempre al «Pibe».

-Por último, el goleador de esta selección era su defensa central: el bestiarista a su manera Miguel Augusto Prince..

El difícil día después

Nadie ha dicho que sea fácil eso del día después para un futbolista. Después de toda una vida de concentraciones, madrugones, viajes y entrenamientos a doble jornada, de un día para otro todo se acaba y debes buscar nuevos horizontes, tomar un curso de técnico, hacer tus primeros pinitos como empresario, o, como lo muestra esta imagen exclusiva captada uno de nuestros paparazzi (el mismo de «Aroma y tenga», valga el crédito) en una popular pescadería de Sao Paulo, entregarte (en compañía de prósperas amistades) a los placeres de la gastronomía. .

Atendido por sus propietarios

Cuando eres periodista y tu selección le mete cinco a Argentina en el Monumental y con eso se clasifica a un mundial, hagas lo que hagas tienes la certeza de que será bien recibido por los lectores. Puedes, por ejemplo, vestir a tres de los más representativos integrantes del equipo de cocineros y ponerlos a preparar, en la cocina del hotel Dann, un suculento sancocho. No hay problema, la euforia del momento hará ver la escena como una cosa de todos los días. El problema viene años después, cuando algún desocupado escarba en el archivo y convierte esa foto en un «boccato di cardinale»..

Cuando no se necesitaban recogebolas…

La tribuna alta del Estadio San José de Armenia era todo un monumento al juego limpio, al juego sin detenciones y veloz por el que ha promulgado siempre la FIFA en cuanto concilio pseudovaticano organiza en Zurich. Qué mejor que un muro de fuerte ladrillo para evitar tanto balón refundido debajo de vallas publicitarias o que quede en manos de «ball boys» mañosos y desprejuiciados que, a cambio de unos guayos AS regalados por el director deportivo de un club cualquiera, refunda la pelota cuando el equipo visitante va perdiendo. Con este modelo la velocidad del juego era rapidísima, casi como el micro. Faltaban los pro-keds, las medias amarillas, la pantaloneta pegada, una que otra «pascuala» y listo. Ni Bibiano Mena, gloria micrera del pasado, soportaría tanto vértigo. Incluso como elemento de seguridad contra barras bravas aguanta, más que la malla o el acrílico.

Pero como es costumbre en nuestro país, las soluciones siempre son a medias. El muro nunca era alto así que para detener un juego complicado, el visitante mandaba a patear balones a tipos estilo Alan Valderrama para que la pelota se fuera hasta la Plaza de Bolívar.

La imagen, en la que vuela José Laurenti, bestiarista arquero quindiano de comienzos de los ochenta, es clara. Con un mural así, ¿pa qué recogebolas?.

Más información sobre el San José de Armenia en este especial. .

Poderoso milagroso

Muchos han dicho que los goles y, en general, el fútbol y no las religiones son el verdadero opio del pueblo. Otros han preferido comparar a un gol con el clímax de la cópula. Esta imagen parece demostrar que un gol del equipo amado puede también puede ser más efectivo que oraciones, novenas y mágicos ungentos del Profe Salomón si de obrar milagros se trata. Los escépticos, que nunca faltan, dirán que son muchos los discapacitados dominicales en los estadios del país.

Imagen, cortesía de Abra.

Profilaxis en zona

Mucho más que Fidel Castro, Hugo Chávez, Piedad Córdoba, Fernando Londoño o Marcelo Cezán, Francisco Maturana es un hombre de despertar amores y odios. Harto se le ha reconocido ya su aporte a nuestro fútbol en la década de los 80 y a comienzos de los 90 y harto también se le ha criticado el perfil de timador profesional que le han dado los fracasos que ha cosechado en años recientes. Héroe o villano, genio o culebrero, hay una faceta de Maturana que ha pasado de agache y es la que le da su título de odontólogo. Es bien sabido que a donde va, el buen «Pacho» carga consigo un consultorio portátil, que, como el taller del artista, es el espacio donde en sus ratos libres se reencuentra con su verdadero yo, con su niño interior, liberándose así de la tensión que trae consigo un cargo tan lleno de presiones como el de director técnico. Al respecto, alguna vez se le escuchó decir: «soy humano y sensible, nada como un tratamiento de conductos después de una tarde de insultos e incomprensiones». .

Te acordás hermano qué tiempos aquellos…

Nada mejor que esta postal para escenificar lo contrario de aquel adagio que dice: “Dime con quien andas y te diré quien eres”.

Partido clásico en el Atanasio, jugado cualquier día de 1997, la fecha exacta no importa ni tampoco el marcador, lo rescatable es la camaradería de la parcial verde para con el arriesgado hincha rojo que se atrevió a meterse en la jaula del león.

Esto tal vez no lo podamos volver a ver nunca jamás….

Contribución: Abra
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Sociales

Evento: agasajo de Bavaria a Independiente Santa Fe con motivo del primer lugar obtenido por los rojos en la Copa Mustang I de 1992. Quién es quién: (de izquierda a derecha) Miguel «El elegante» Mosquera Torres, Adolfo «El tren» Valencia, Sergio Vargas y Hernán Peláez.

El choripán del Campín

De hacerse un top10 de los destapes más sonados en la historia del país, delante del desnudo precursor de Dora Franco a comienzos de los ochenta, de las celebérrimas escenas de cama de Amparo Grisales y Margarita Rosa de Francisco en “Los pecados de Inés de Hinojosa” y de la exhibición que de sus glúteos hiciera Antanas Mockus en el auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional, tendríamos a esta espontánea e impúdica exhibición que de su herramienta de trabajo hiciera el gran Faustino Asprilla durante el partido amistoso que disputaron en Bogotá las selecciones de Colombia y Chile el 6 de junio de 1993.

Fiel a su misión de revivir los instantes que han forjado la nación contemporánea, el Bestiario del balón desempolva de sus archivos esta instantánea -que primero vio la luz en las páginas de la desaparecida, y añorada, revista Deporte Gráfico- para el deleite de sus lectores. .