Contribución: Vorphalack
Fue a principios de 1950 cuando un grupo de altas personalidades de la entonces cola de Caldas pensaron en crear un equipo de fútbol que representara los intereses de Armenia y sus alrededores, víctimas del odio y la discriminación sectaria del gobierno entonces instalado en Manizales, y que debió esperar 18 años más para ver su independencia. Por esta época, un equipo fue conformado por jugadores de la ciudad de Rosario en Argentina (de los clubes Atlanta, Ferro Federal y Rosario Central) para venir de gira por Colombia y, por esos azares afortunados del destino, se enamoraron de Colombia, Armenia se enamoró de su fútbol y en enero de 1951, el Rosario Wanders se convirtió en el primer Deportes Quindío.
Los habitantes de Armenia, en una maratónica cruzada que incluyó capital privado de los inversionistas Félix Salazar Santacoloma, Antonio «el Turco» Hadad, Alfredo Sanín y Nepo Jaramillo, sumado a la colaboración económica de la iglesia y el aporte en dinero y trabajo de muchos, alzó en solo 90 días, cifra record en la construcción de estadios en el país, el estadio San José, con estructura en forma de U y una capacidad para 12.000 espectadores que por espacio de 37 años albergó al cuadro Milagroso y su hinchada en sus alegrías y penas (más penas, eso si hay que reconocerlo.
El San José, en sus días de gloria
El estadio fue inaugurado oficialmente el 18 de marzo de 1951 con el partido Deportes Caldas vs. Deportes Quindío, con victoria del Milagroso 3 goles por 1. El primer gol marcado en el estadio favoreció al Quindío y lo anotó en la portería norte Roberto Segundo “Benitín” Urruti de palomita. Este personaje, enamorado de la región, se quedó a vivir en Armenia al culminar su carrera deportiva, convirtiéndose en el más emblemático entrenador de equipos infantiles y de reservas del departamento. Falleció el 8 de diciembre de 2005 a causa de las lesiones que le causó un motociclista imprudente. En 1956, 5 años después de su construcción, el San José tuvo la tristeza de no ser testigo presencial y templo del único título del Quindío, pues el partido definitivo se disputó en Bogotá contra Santa Fé, teniendo que conformarse con el subcampeonato al año siguiente.
En 1980, bajo el gobierno de Julio Cesar Turbay, se oficializa la construcción de un nuevo escenario para el fútbol y atletismo con miras a los Juegos Nacionales de 1988. Con un juego que la selección Colombia ganó 3 goles por 0 contra su similar de Canadá comenzó la era del estadio Centenario. El San José, que atrajo a muchos constructores a llevar progreso urbanístico y comercial a la zona, amén del Batallón Cisneros de la 8a. Brigada a su costado, quedó relegado al fútbol aficionado, durante un par de años al Deportivo Armenia de la B y a la realización de conciertos.
En 1999, tras el terremoto, la alcaldía de Armenia decide convertirlo en albergue para damnificados, pero la verdadera victima fue el propio estadio. Los habitantes de los tristemente célebres “cambuches” se dedicaron a saquear y destruir sin piedad lo poco que años de abandono habían dejado, a tal punto que una vez reubicados se llegó a la conclusión de que era más favorable demoler que rehabilitar. Es así como en el año 2002, años de fútbol, pasión, goles (la mayoría en contra) y muchas tristezas, el estadio San José sucumbió. De su estructura no queda más que un montón de ladrillos cubiertos de maleza, los precarios postes de iluminación y el trazado de la cancha, hoy en día utilizado como centro de entrenamiento y amistosos para el Deportes Quindío y el clásico y siempre violento fútbol aficionado.
El sucesor del San José, el Centenario, en plena construcción.