Delantero vallecaucano que ilusionara a la parcial cafetera entre 1993 y 1994 cuando conformó junto con Alex Comas una dupla que todavía se recuerda en el Centenario. Su éxito cuyabro facilitaría a comienzos de 1995 su llegada al Tolima como uno más en el camionado de figuras con el que regresó el Senador Camargo para gloria de las maltrechas arcas tolimenses. Cuando más cerca estaba de la consagración definitiva, una grave lesión se atravezó en su camino. Terminada su recuperación, la idea de ser último renglón de una lista conformada, entre otros, por «Ururú» Ararat, Freddy León, Jorge Villar y Hugo Arrieta no sedujo a Ramón quien, desorientado, decidió regresar a Armenia como flamante refuerzo del «Milagroso» para la temporada 1996-1997.
En el Quindío, Ramón se vio obligado a enfrentarse cara a cara con Leonardo Fabio Moreno, otro delantero vallecaucano que surgió al tiempo con él y que gracias a lo sonoro de su nombre dejó a nuestro homenajeado relegado siempre a un segundísimo plano. La cosa llegó a tal punto que Ramón Antonio debió recurrir a ayuda profesional para poder lidiar con eso de ser «el otro Moreno, no el cantante». En el Quindío, Ramón se vio obligado a cantar los goles de Leonardo Fabio y muy lejos estuvo del Ramón Moreno que en 1994 sacudió a todo el departamento, desde Barcelona hasta Circasia, pasando por Calarcá y Quimbaya.
Después del fallido regreso al Centenario, de vuelta al Murillo toro vía Calarcá-La Línea-Cajamarca. Esporádicas apariciones en la red le aseguraron a Ramón un renglón en la nómina del cuadro pijao hasta 2001 cuando se le presentó una seductora oferta del Centauros de Villavicencio. La aventura llanera tuvo un saldo favorable para Ramón: ascenso del equipo, gol en el partido decisivo y la soñada transferencia a la liga salvadoreña en diciembre como refuerzo del Arcense. Recién desempacado, aseguró que «el extranjero debe marcar diferencia «. Tanta sería la diferencia que alcanzó a marcar que para finales de 2003 fue premiado con el fichaje del Delfín Sporting de Ecuador en un traspaso que fuera ampliamente registrado por la prensa deportiva nacional, siempre pendiente de los logros de los «colombianos en el exterior». Hay que decir que este es también el último registro que se tiene de su andareguear.
Al llegar al Salvador afirmó haber pasado también por el Nacional, por el Medellín y por Qatar. No aclara, muy audaz, en calidad de qué. .