
Volante oriundo de Buenaventura con una trayectoria que al menos en los primeros años fue casi idéntica a la del “Tren” Valencia. En efecto, junto con el ya homenajeado Pablo Chaverra, los tres desembarcaron en las divisiones inferiores de Independiente Santa Fe a finales de la década de 1980. Pronto, Didio y Adolfo –la vida guardaba otra senda para Pablo– llegarían no sólo a conformar la legendaria selección Bogotá sub23 de 1991 sino también a hacer parte de la nómina titular del rojo capitalino. Muchos santafereños, no necesariamente los más optimistas, creyeron que de la mano del “Tren”, Didio también despuntaría y que en unos años sería imposible hablar del Adolfo sin referirse a Didio y viceversa.
No obstante estos augurios, la suerte, que es celosa y es mujer, decidió cancelar su saldo con Didio de un solo contado mientras que con el buen “Tren” no tuvo reparo en bendecirlo hasta el hartazgo. Así, mientas Adolfo pronto comenzaría un largo idilio con la fanaticada alimentado con goles de todas las facturas, lo de Didio se liquidaría en una sola tarde. Fue contra el América un domingo por la tarde en El Campín mientras transportaba el balón a más de 60 metros del arco contrario cuando Didio, en súbito ataque de clarividencia, supo que su cuarto de hora en la vida había llegado. Con la sabiduría de una iluminación tan repentina como pasajera y sin mirar siquiera donde diablos andaba parado Niño Didio dejó sus restos en un potente remate que en su trayectoria no encontraría más obstáculo que la red del arco americano. La hazaña de Mosquera recibiría un despliegue importante. Que el gol de la fecha, que venga Didio y nos cuenta de su vida, que si ese es sólo el abrebocas, que si nos recibe en su casa, que ese nombre tan raro de dónde salió, etc. Adolfo, por su parte, esa tarde se duchó y silencioso, emprendió camino a casa disfrutando el no ser objeto del acoso periodístico.
Una semana después, Didio regresó a su parcela en el anonimato mientras que las cámaras y los micrófonos volverían a posarse sobre su paisano. Acostumbrado a esta situación, Didio la afrontó con la tranquilidad de quien está a paz y salvo con el destino. Lo que vendría después es ampliamente conocido al menos en la parte que le corresponde al “Tren”. Por el lado de Didio el balance final de su carrera muestra, además de sus 68 partidos conr Santa Fe, breves estancias en el Tolima y, cómo no, en el Huila. El balance habla también de un solo gol. En casos como el de Didio más que el número importa el artículo. No fue un gol, fue su gol.
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