El Bestiario del Balón, en su afán por destacar el aspecto cultural de nuestro iletrado balompié, presenta ante ustedes una de las esculturas más representativas de este mundillo en donde este pensador, a pesar de ser todo un profesional, se mueve como pez en el agua en el mundo aficionado. Como el Pensador de Rodin, el espíritu de esta efigie, más difícil de tumbar que la estatua de Saddam Hussein y vigente desde hace miles de años como un Moaí de la Isla de Pascua, era recrear la vigilancia de Dante en las puertas del Averno. Pero sus creadores grecocaldenses encontraron que su figura intelectual y pensativa representaba el infierno mismo.
Su diseño va en contravía de otras arquitecturas. Es que no fue tallada: al contrario: se fue moldeando esta enigmática estatua a punta de golpes de bolillo. Sus creadores alguna vez quisieron ponerle turbante, para darle un aire de gurú. Sin embarg sus creadores pensaron que si llevaba turbante, podría parecer una mujer. Y si era mujer con turbante, pues posiblemente le podrían dar en la jeta. Y que además medio país celebraría la golpiza. Por eso se omitió la venda en la cabeza.
En su momento se pensó hacer un cuadro con esta figura, que iba a llevar el título de «el jardín de las delicias», pero hombres de acrílico hepático y negra vestimenta enviaron un derecho de petición para que se cambiara el título por «La jaula de las locas».
Esta escultura podrá ser visitada en los alrededores de Teusaquillo hasta el año 2026. Ha sido tal el suceso de esta obra que se anuncia reventa de boletería para observar semejante espécimen.