En el primer semestre de 1994 este rincón de Suramérica vivió una días de euforia que hoy es «boccato di cardinale» para especialistas en fenómenos de histeria colectiva. Cortesía del 5-0 con el que Colombia derrotó a Buenos Aires en septiembre de 1993 y de una seguidilla de triunfos contra rivales tan exóticos como la «selección Centroamérica», los colombianos creímos por un momento que los partidos del mundial serían un mero formalismo y que la Copa Mundo ya tenía dueño y le sería entregada al «Pibe» Valderrama el 17 de julio, día de la final en Los Ángeles. Pues bien, quiso el destino que por los mismos días en que se discutía quién sería el subcampeón del mundial, la campaña para la Presidencia para el período 1994-1998 estuviera en su recta final con dos candidatos, Ernesto Samper y Andrés Pastrana, enfrascados en un frenético «cabeza a cabeza» electoral.
Como buenos hermanastros que siempre han sido, la política y el fútbol supieron leer los signos de los tiempo, aprovechar la coyuntura y darse la mano en un momento en este momento crucial. El resultado fueron estas dos cuñas que se emitieron en el intermedio del partido Colombia-Rumania, pocas horas antes de la primera vuelta y cuarenta y cinco minutos antes del triste final de un bello cuento de hadas.
Bonus track: La grandilocuencia del «Gol gol de Colombia», Jairo Moncada Cortés y el optimismo en claro fuera de lugar del joven Adolfo..















