Especiales del Bestiario: las camisetas provisionales de Colombia

ColProvisional

 

Con la colaboración de @fpc_retro

Se podría hablar de intersticios, pliegues, zonas grises. Nos referimos a esos períodos entre el fin del contrato con una marca y aquel en el que está listo el diseño con el que arranca la nueva. En particular cuando se trata de selecciones.

Son lapsos, a veces de días, otras de meses, en los que los diseñadores dudan, pero la pelota sigue rodando. Es decir: hay amistosos, a veces torneos juveniles en los que hay que saltar a la cancha con alguna cosa puesta y que tenga el logo del nuevo ‘sponsor’ oficial, pero sin dar pistas sobre cómo se verá la nueva y definitiva indumentaria. Diseños de combate «mientras el cliente nos da el OK».  Casi siempre son lo más estándar posible, las plantillas más decafeinadas de la marca.

La selección Colombia sí que da razón de estos momentos de tránsito y transformación, como diría el horóscopo.

Tales días anómalos solo son posibles cuando hay contratos con firmas que aportan la indumentaria. Como es bien conocido, el debut del país en estas lides tuvo lugar en enero de 1993 con Umbro. Por supuesto, el ‘look’ definitivo no estaba listo y Colombia tuvo que jugar los primeros partidos del año, entre ellos el de la despedida a Arnoldo Iguarán en el Campín con este (sí, y el esperpento del patrocinio que nos hizo acreedores a un comparendo -y no pedagógico-  de la Fifa por violar varias normas de la competición entre selecciones además de ofender al sentido común):

Mayo de 1993, primer y efímero diseño Umbro.
Mayo de 1993, primer y efímero diseño Umbro

Pronto llegaría, y todavía con patrocinio, la camiseta definitiva. Sí, la del 5-0.

Al año siguiente en circunstancias aún no esclarecidas por completo -algunos culpan a la Fifa, otros a la Federación, otros a Peñalosa- se decidió cambiar el uniforme alterno. Abandonar la roja y adoptar la azul. Aquí se abrió un nuevo paréntesis de los que hoy nos convocan. El primer diseño de camiseta azul de Colombia fue efímero: tenía cuello rojo y solo se utilizó en un partido, y qué partido: aquel en el que una lesión del ‘Pibe’ Valderrama obligó a incluir a la camándula en la canasta familiar de entonces.

La primera azul, la de la lesión del Pibe. Modelo: John Jairo Trellez (stock models).
La primera azul, la de la lesión del Pibe. Modelo: John Jairo Trellez (stock models).

Semanas después se conocería la azul definitiva. Nadie se imaginaría que sería el traje oficial de la debacle contra Rumanía.Una tercera versión del atuendo celeste fue el que se le vio a los de Bolillo contra Quito en Ecuador en la eliminatoria a Francia.

Lo que viene después es apenas digno del Bestiario del balón (?). Tres años después -es que el capitalismo y su consumismo voraz aplicado a la confección deportiva no habían alcanzado el desenfreno actual- Umbro consideró que era hora de renovar el clóset.  Entonces presentó un nuevo diseño que el equipo del Bolillo lució en el primer semestre de 1997 (era la eliminatoria a Francia). Era uno muy similar pero cambiando los balones de fondo por unos ‘COLOMBIA’ en distintos tamaños de fuente (nada llamado a marcar un antes y un después en términos de diseño deportivo, en cualquier caso).

El Umbro colombiaCOLOMBIAcolombiaCOLOMBIA
El Umbro colombiaCOLOMBIAcolombiaCOLOMBIA

Pero la nueva ‘muda’ resultó con efecto catrasca (cagada tras cagada: derrota en Barranquilla contra Perú, en Asunción contra Paraguay) y los jugadores decidieron que era mejor regresar al anterior diseño mientras al nuevo se le hacía una limpia con ruda. Seguramente resultado de esta operación de higiene mística, fue un simpático híbrido sin antecedente conocido que luciera en uno de los partidos de la Copa América de 1997 Néider Morantes. Como se puede ver, la camiseta tiene la tela del diseño anterior y un cuello que es un auténtico esperpento que combina elementos de ambos. Hagan de cuenta un renacuajo en pleno tránsito a rana.

Néider Yesí en plena Copa América de Bolivia y su uniforme en plena metamorfosis.
Néider Yesí en plena Copa América de Bolivia y su uniforme en plena metamorfosis.

El caso es que Colombia finalmente terminaría sus días oficiales Umbro con la referencia ‘balones’. Con dicho atuendo saltó a la cancha en la última fecha, partido contra Argentina en la Bombonera. Con cinta aislante amarilla y azul se cubrió

Y decimos oficiales porque al año siguiente hubo dos partidos en Bogotá: contra Boca (sí, lector milenial, antes jugaban equipos y selecciones) y Yugoslavia en los que se recurrió al Umbro-ColombiaCOLOMBIA, pero recurriendo, ‘por sugerencia de jurídica’ a la cinta aislante para tapar el nombre y el logo de la marca con la que ya no había contrato vigente.

"Ponle cinta aislante al logo, mandan decir los de jurídica", la orden que aquella noche contra Yugoslavia en el Campín recibió el utilero.
«Ponle cinta aislante al logo, mandan decir los de jurídica», la orden que aquella noche contra Yugoslavia en el Campín recibió el utilero.

Terminado el largo vínculo con los ingleses, apareció Reebok. Y aquí un par de aportes más a nuestro álbum de la provisionalidad: antes de estrenarse la camiseta con la que se jugaría el mundial de Francia en dos amistosos el equipo del siempre incomprendido ‘Bolillo’ jugó con un atuendo Reebok ref. ‘salir del paso’. Era un ‘template’ megaprovisional estándar de la firma norteamericana. Se le vio contra Paraguay en New Haven (Connecticut) y contra Chile en Santiago. En este partido  Léider Preciado hizo dos goles y reconfirmó con ellos su cupo al mundial (recordemos que apenas había reventado para el fútbol -para otras cosas no hay claridad- en enero, como si a esta hora la figura de Colombia en Rusia durmiera en la sala de espera de alguna ignota terminal de transporte).

Con sus goles a Chile, Léider dejó de ser delantero provisional. La camiseta que luce, en cambio, no clasificó a Francia.
Con sus goles a Chile, Léider dejó de ser delantero provisional. La camiseta que luce, en cambio, no clasificó a Francia.

Quedan dos páginas más. Así como Reebok arrancó con aires provisionales, igual cerró. Fue en el suramericano sub20 de 2003 celebrado en Uruguay. Para entonces el contrato con la marca agonizaba y ya se abría paso Lotto filial Eje Cafetero, sin que hubiera nada firmado aún. Tal zona gris obligó a apelar de nuevo a la cinta aislante amarilla como solución salomónica y, en efecto, con ella se cubrió el logo y el nombre de la marca en retirada en las camisetas de los de Reinaldo Rueda.

Despedida de Reebok, también con cinta aislante: suramericano sub20 de 2003.
Despedida de Reebok, también con cinta aislante: suramericano sub20 de 2003.

Y la más reciente se escribió en 2011, con la llegada de Adidas. En los primeros meses de ese año de nuevo fue preciso aperar con alguna cosa a las selecciones juveniles, femeninas y de mayores con días marcados en la agenda. Para ello alguien en la firma alemana mandó pedir dos diseños ‘básicos, de los que tenemos para empresas’, uno azul y uno amarillo y con ellos se superó el impasse. Uno de ellos, un `picado’ contra España en el Bernabeu. Sí, ese que le jodió la ida a cine a ‘Bolillo’.

El primer Adidas: template genérica a más no poder.
El primer Adidas: template genérica a más no poder.

Señores de Adidas: no vean esto

ColombiaRojoYBlanco

Existe cierto consenso sobre lo lamentable de la decisión de Adidas de combinar la nueva camiseta amarilla de la selección con una lánguida pantaloneta blanca.

Se ha dicho de todo: que fue sugerencia de Pékerman a quien desde temprana edad el blanco lo ha cautivado, que así lo pidió el presidente Santos necesitado de que la paz tuviera su lugar no solo en la agenda de los grandes temas nacionales sino también en EL traje nacional por excelencia y hasta se ha afirmado que por cuenta de una decisión misteriosa atribuida a la infiltración masónica en la FIFA, esta entidad ha querido imponer la monocromía en los uniformes del Mundial pues existe una civilización -abundante en recursos naturales y, por tal razón, en la mira de Blatter y Cía- ubicada en una isla del Pacífico ya descubierta pero todavía no revelada al gran público donde se verá el torneo de Brasil en blanco y negro.

No importa cuál sea la razón, el caso es que hubo cierto alivio al constatar que el segundo uniforme de los de Pekerman será no solo la roja que con tanta insistencia desde esta y otras tribunas se exigió, sino que la pantaloneta será azul, es decir, habrá contraste, habrá colores fuertes que ponen su granito de arena a la hora de lo de la presencia en el cancha que infunde respeto, asunto crítico sobre todo luego de que llegara  a manos de los DT de Japón, Grecia y Costa de Marfil el video del baile característico de Pablo Armero.

Por eso la importancia de que esta foto de un uniforme en el que el rojo se combina con el blanco (¿identifican al jugador?) correspondiente al Torneo Suramericano sub17 celebrado en Armenia en 1993 y que ganó Colombia, y en el que Ricardo Ciciliano fue elegido como mejor jugador por encima de un tal Ronaldo Nazario de Lima no llegue a ojos de los encargados de las combinaciones cromáticas en la empresa alemana. No les demos ideas. Está en tus manos, colabora.

Colombia disfraz Chile, Mundial juvenil 1987

Colombia llegó a Chile con el título suramericano en sus maletas pero sin los uniformes oficiales. La idea era que, al llegar, Adidas se encargaría del tema. Pero no.  Se vino el primer partido contra Bahrein y nada que aparecía la indumentaria. Suponemos que hubo desespero ante la perspectiva de tener que recurrir al traje de Adán, hasta que a alguien se le ocurrió poner a prueba el nivel de hospitalidad del equipo local y pedirle prestados sus uniformes.  Para la época, recordemos, la segunda camiseta de Colombia era roja, muy similar a la chilena.

No sabemos sí a las buenas o a las malas, el caso es que los chilenos aceptaron despojarse de su ropa de trabajo y prestársela a los colombianos. El utilero, de afán, le cosió unos escudos que tuvo que dibujar en técnica flumaster y listo, a cantar los himnos.

Pero el lío siguió. Llegó el siguiente partido contra Alemania Oriental y los de Adidas nada que aparecían. Esta vez los chilenos, aún bajo el efecto de los olores corpóreos criollos (salpimentados con el de los bareiníes), se negaron terminantemente a repetir el acto de desprendimiento. Quedaba la alternativa de usar un viejo juego de uniformes que el utilero había traído, suponemos, para proveer de piyamas a quien se lo solicitara. Pero estaba el lío de que los uniformes eran marca Comba o Torino o Wala, pero no Adidas y ya había un acuerdo que obligaba al equipo de Finot Castaño y Hugo Gallego a lucir la marca alemana.  Recursivo, el utilero, que dominaba ya la técnica flumaster, propuso calcar el logo de cualquier revista y hacer él unas falsas marquillas. Sin alternativa mejor, se le dio vía libre. El resultado sirvió para salir de apuros, pero no para evitar la multa que luego haría llegar la FIFA por lucir publicidad en la camiseta. Era fácil esquivar la sanción: el utilero bien podría haber argumentado que se trataba de arte puro, técnica flumaster.

Colombia con logo Adidas artesanal. Detalle: Eduardo Niño luce uniforme gentil obsequio "Mono" Navarro Montoya.

Imágenes tomadas de «Fotos Fútbol Colombiano«.

Historia patria: Selección Colombia y Adidas

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Podría decirse que la sub20 de Eduardo «soy más emo que Diemo» Lara que por estos días disputa el Juventud de América se está rajando en todas las materias salvo una. Y una que, a la hora del té, poco importa. O mejor, sólo le importa a los fanáticos más enfermos y a los de la línea «Esteban Cortazar». Nos referimos al diseño deportivo. En este campo ha tenido buena acogida entre la afición la llegada de Adidas como proveedor de los uniformes de la tricolor en reemplazo del emporio ítalo-panameño Lotto. Todo esto sin importar que,  según confirmó Mario Bros, se trata de un diseño provisional y que el definitivo sólo se conocerá hasta marzo.

Diseño provisional de Adidas, estrenado por la sub17.

Provisional o definitivo llama mucho la atención el parecido de este uniforme con el que luciera otra selección juvenil, esta sí llamada a ser recordada por varias generaciones: la de Luis Alfonso Marroquín en el Mundial Juvenil de 1985. Para esa época, Colombia, que ya había usado uniformes Le Coq Sportif, comenzaba una relación intermitente con la casa alemana. Todo empezó en plena eliminatoria al Mundial de 1986, cuando el equipo de mayores desechó sobre la marcha los uniformes que con mucho esmero había concebido la diseñadora bogotana Maria Elvira Pardo para pasarse a los importados de las tres rayas. Luego de un desliz con Puma en la Copa América de 1987, Adidas regresó para vestir a los mayores en la eliminatoria y en el Mundial de 1990. Los juveniles, entretanto, apoyaron la industria nacional luciendo diseños de marcas orgullo del eje cafetero como Comba -por el giro del balón, no por los díscolos hermanos- y Torino.