Wikibestiario, exclusivo: «Pacho» en la constituyente

El país celebra 20 años de la constitución de 1991 y al Bestiario del balón, fiel a su compromiso cívico-patriótico, le corresponde desenterrar el aporte que a la carta magna hiciera nuestro representante: Francisco «Pacho» Maturana,  integrante de la  AD-M19 en la Constituyente. Y aquí, una noticia mala y una buena. La mala, que, como era de esperarse, el buen Pacho poco se asomó por el centro de convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada. Su ausentismo alcanzó niveles parlamentarios, a tal punto que cuando fue a cobrar se encontró que tenía que ir con un acudiente para que su cheque no le fuera retenido. Furioso, amenazó con renunciar y cobrar indemnización. Resignado, supo que la única indemnización que recibiría sería sendos autógrafos de Álvaro Gómez, Horacio Serpa y Antonio Navarro. En todo caso lo hizo no sin antes prometerse que sería la primera y última renuncia sin indemnización de su vida. Y damos fé de que lo ha cumplido.

Y ahora sí la buena: con motivo del aniversario de la Asamblea tuvimos acceso a través de un cable que filtraron a nuestra redacción del «checklist» o agenda oculta que cargaba Maturana el día de su posesión. Sobra decir que para bien de la nación, no tuvo éxito con ninguna de sus iniciativas. En palabras suyas, les traemos en exclusiva los colores que tenía listos. Lástima que no alcanzó a pintar su Picasso constitucional.

  • Quitar «Libertad y orden» en el escudo, sugerir «Perder es ganar un poco». Bajar Cóndor, subir «Cole».
  • Declarar patrimonio inmaterial de la nación el achique y lograr que sea materia obligatoria en todas las escuelas de fútbol del país. «Qué va, en todas las escuelas del país»(sugerencia de Hernán).
  • Ver lo de la  oficina de indemnizaciones en Ministerio de Trabajo. Mico: artículo que prohíba renuncias, sólo echadas y siempre con indemnización.
  • CLAVE: extender inmunidad diplomática a técnicos colombianos que dirijan en el exterior.
  • Rango constitucional al derecho a jugar como se vive y a que los técnicos cuenten con vomitorios, de evacuación, pero de su bilis, en cada camerino del país.
  • Que sea obligatorio meter a alguien del proceso en cualquier terna para aspirar a cualquier cargo, darle preferencia a «Misil«.
  • Artículo para que alto de la Línea sea en homenaje a nuestra Línea.
  • Permitir toque-toque siempre y cuando agresor acepte que lo hizo pensando en juego de selección.

Pablo «Sansón» Abdala

Ricardo Lunari no solo le dejó gratos recuerdos y un subtítulo a Millonarios. También a Pablo Abdala, amigo personal del rosarino. La historia es bien singular. En su mejor momento, cuando el talento que desplegaba cada domingo lo elevó a la feliz categoría de Dios (e) azul, Lunari, seguramente consciente de que nada de lo que pidiera le sería negado, decidió recomendar traer de refuerzo a su compadre. Dicho y hecho, al mono había que complacerlo, días después del vistobueno de Ricardo, Pablo desembarcaba en Bogotá con una frondosa melena que denotaba una intensa -y seguramente secreta- admiración por Carlos Valderrama.

Tuvo suerte Abdala -que había militado antes en Rosario Central y en San Marcos de Arica-, pues llegó en tiempos de vacas gordas, fueron unos meses -de esos que poco se han visto en las últimas décadas por las toldas azules- en que todo salía, todo era armonía, tanto que hasta él encajó, rindió y celebró con su carnal el subtítulo de 1996. A esa altura, ya había decidido  reinventarse y rebosante de amor propio se despojó de la melena (fuentes poco confiables aseguran que se trataba más bien de una peluca del Pibe  y que fue sólo cuestión de quitársela y botarla a la caneca).

Como es bien sabido, Lunari fue pronto requerido de nuevo por la Católica de Chile y no pudo permanecer con el equipo de Prince. De nada sirvió la colecta que de muy buena fe hicieron los hinchas (confiamos en que pronto, vía wikileaks, se conozca el destino que tomó ese dinero). Pese a la partida de su mentor en canchas colombianas, Abdala -insignia de la selección palestina junto a José Simhon– decidió permanecer.

Abdala, despojado de la peluca.

Pero por desgracia, en lugar de forjar con buen rendimiento un nombre y lograr así un lugar en el corazón de los hinchas, Abdala fue víctima del efecto Sansón y pronto entró en declive. Su logro más destacado en el semestre siguiente fue haber hecho parte del paquete de cuatro díscolos que Rafael Sanabria expulsó en un clásico capitalino en que Millonarios, con siete, perdió 0-1 frente a un Santa Fe con nueve (gol de Cristopher Moreno en el minuto 8 del segundo tiempo).

Fue licenciado días después en una de tantas podas que suele haber en Millonarios y abandonó el país. Regresó a Chile donde fue una especie de Ricardo Lunari -no tan fugaz, eso sí- de Cobreloa. Y con melena, cómo no.

Abdala, en sus días de mechas y gloria en Cobreloa.