Otra vez los arqueros ejerciendo su derecho al libre desarrollo de la personalidad. Como ya lo hemos hecho notar en este espacio, quizás por ser los únicos que pueden coger el balón con las manos y además con derecho a vestirse diferente, sus personalidades son un universo aparte y casi siempre bastante complejo. A diferencia del de, diga usted, un central o un volante de marca, el niño interior de un guardameta pocas veces se resigna a ser uno más en el jardín zen emocional del equipo.
El episodio más reciente corre por cuenta de Farid Mondragón a quien se le ha visto con un uniforme Adidas que nada tiene que ver con la indumentaria Mitre del resto de sus compañeros. Pero la chispa de originalidad no para ahí. Tiene además un sutil patrocinio de un almacén de ropa deportiva a la altura de los hombros ausente en las camisetas de los demás jugadores.
Caso de emprendimiento o postura firme contra una alienación que asfixia una personalidad única e irrepetible, es un hecho -según nos confirma nuestra fuente en la Dimayor- que a los demás arqueros del FPC les prohibieron ver jugadas de riesgo en predios del Cali para evitar que el ejemplo de este mayor cunda.