Su llegada a Millonarios representó una prueba de fuego para Google. En efecto, una vez aterrizó el nuevo arquero azul, como es la costumbre, los hinchas procedieron a sus computadores para verificar su pedigrí. Y por más que exigían al buscador, este muy pocos datos aportaba. «No sea bruto, es Irigoyen sin H, debe ser el hijo del Búho, busque a ver», «nada hermano, ni h ni sin h, venga intento con ll en vez de y»,»¿seguro no le sale nada?»…
Y ningún resultado por ningún lado. Él aseguró haber sido tercer arquero de Guaraní de Paraguay y haber jugado uno que otro partido -no especificó nunca de qué orden- en su natal Mar del Plata. Sin la prueba concluyente de que se trataba de un arquero profesional o, por lo menos, de un arquero, terminó debutando en un partido contra Chicó ocho días después de la lesión que marcó el final de la carrera de Héctor Burgues.
Tuvo suerte. Entonces Millonarios comenzó con una racha que alcanzaría los siete partidos ganados de forma consecutiva. Uno de ellos de visitante contra el Pereira, que incluyó un penalty dudoso a favor del local faltando cinco minutos cuando el partido estaba 0-1. Terminado el partido las cámaras lo buscaron y él, parado en la cúspide de su carrera, envalentonado exclamó: «con Millonarios no se jode». Este mantra tuvo buen calado entre los hinchas que rápido lo adoptaron como grito de batalla de esa campaña que luego se iría al carajo con la no clasificación del equipo del buen «Pecoso» a los cuadrangulares.
Permaneció en la nómina azul hasta junio de 2006 cuando se despidió con un yerro de corte cómico-musical en un partido contra Nacional en Bogotá. Una vez terminado ese torneo apertura circuló una versión, que nunca se confirmó, según la cual padecía de una no muy clara condición neurológica. Con la plata de la liquidación compró un plan25 y se fue a descansar en inmediaciones del hoyo soplador -la atracción turística-. Al regresar permaneció unos meses más en Bogotá en donde algunos lo vieron dedicado a la prestación de servicios tercerizados en el área de la telecomunicación celular. Que se sepa, nunca más volvió a jugar fútbol profesional.