Tiempo después de su periplo cucuteño y con el paso de los años reflejado en un afro más lacio y discreto, Hendrix encontró la estabilidad que tanto añoró a 2.6000 metros y a miles de kilómetros de su Washington natal.
Enterrado el acoso de la gran prensa -convencida hasta hoy que era él el quien yacía bajo tierra en una tumba del Greenwood Memorial Park de Renton- y hace rato enganchado en el siempre cautivante pero nunca bien valorado rentado colombiano, Hendrix, con el tema de los papeles resuelto y con la promesa de silencio eterno de la enfermera que lo descubrió durante su convalecencia en el Erasmo Meoz, pudo concentrarse en su segunda gran pasión: el fútbol. Como es bien sabido, enfundado en la azul de Millonarios y también en la tricolor reeditó en los estadios los momentos de euforia, de masas a sus pies que años antes había vivido trepado en el escenario.
Una sola cosa conservó Hendrix de su faceta anterior y fue, como lo demuestra la foto, su gusto por la música. En el tiempo que permaneció como futbolista activo siempre se las arregló para que al terminar los partidos (que ganaba su equipo, por supuesto) en la pista atlética lo estuvieran esperando unos audífonos de alta definición. Lo de menos era que tuviera que cumplir luego con breves ceremonias como la de recibir un trofeo, tal vez patrocinado por Asadero Llano Mío y elaborado por A. Rodríguez B., al mejor jugador de la cancha. No importaba. Para Hendrix estaba claro que la cereza en el pastel de sus triunfos tenía que ir por cuenta de una fender estratocaster.
Grande Guajiro, por cierto el primero en tener unos comodos ipods con 16G de capacidad, en el camerino se solía ver bailando todas las colecciones de Pastor Lopez, y claro su música psicodelica hizo vibrar el Campín y el General Santander.
jajaja, me recordaste en la fiestas de mi familia mientras todos bailaban todo ese chucuchucu yo me enchufaba mis audífonos y me ponía a escuchar mis cassettes de Rock en mi Walkman marca Sports comprado en mi semáforo de confianza
La anécdota de Hendrix oyendo a Pastor López, demuestra que el negro, como siempre, fue todo un adelantado. Rockero consagrado que en su madurez musical hace un brusco viraje para dejarse cautivar por los calientes sonidos del Tercer Mundo. Se anticipó como diez años a Peter Gabriel, David Byrne, Paul Simon y hasta Rubén Blades. Un grande por donde se le mire.
De no haber fingido su muerte, ahorita estaría en Londres produciendo el último álbum de Manu Divango, Ska Cubano o Totó La Momposina. Y quién quita, hasta le habrían endilgado su consabida leyenda urbana de que lo vieron en La Candelaria levantándose a una chocoloca.
Y siguió cantando Hendrix, siguió cantando…
Pero Iguarán no se parece en nada a Hendrix.
Adolfo: http://bestiariodelbalon.com/?p=481
jajajajajaja» un brusco viraje para dejarse cautivar por los calientes sonidos del tercer mundo» frase mundial para el rating de fin de año…y los cañonazos Bailables: uepaje..¡ por cierto dice la leyenda urbana que una vez tuvo el universo ese privilegio de encontrarse Hendrix con Pastor, por allá a principios de los ochentas en un lugar llamado la Gozadera..allí en una tertulia de altisimo nivel Hendrix sacó su frase:»Las Bonitas no son fieles ni las Fieles son Bonitas…» que despues se hizo un clasico de música en voz de el Gran Pastor.