Futbolistas con cara de señora vieja: Ricardo Gareca

"¿Plancha o secador?, esa es la cuestión"...

Delantero y luego DT argentino. Hombre de dos preocupaciones: el triunfo y el cuidado del blower. Rechazó ofertas tentadoras para ser anfitrión de «Laura en América» versión Mercosur.

Señorita Laura
Gareca, cuando su cara era de señorita vieja.

Con la colaboración de Vorphalack.

Este Radiobestiario está muy vivo

(Imagen cortesía @LockeMysterio )

Una edición más del podcast que esperan sus reproductores. En una edición tamaño XXL espere:

-«Todo muerto paga», nuevo cartel en la entrada de nuestros estadios.

-Lolo Sudarsky en pareo, barrabrava del Real Cartagena.

-El profe Osorio y su nueva cara, bohemia y grecocaldense. Exclusivo: los acrósticos de su libreta.

-«Bolillo» come flores encerrado en baño de hotel madrileño. Detalles.

-Zemaría ingresa a la masonería y cede su carrito de golf a la logia de los barcinitos mojados.

-El himno que canta la selección de micro es de Franz Ferdinand. Les contamos por qué.

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Futbolistas con cara de señores viejos (o la sub50)

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Los futbolistas ahora ya no son como antes. A aquellos señores de bigote y aire patriarcal que encarnaban en muchos casos figuras de padres ausentes los han ido reemplazando jóvenes imberbes fuertemente influenciados por tribus tipo candys, floggers y emos. Sin duda esto le ha dado al fútbol un ingrediente de sensibilidad, diversidad y estética que no tenía y esto es recatable, pero también ha hecho que el jugador promedio para los hinchas de más de 30 años ya no encarne a un padre, a un tío respetable sino, en el mejor de los casos a un hermanito menor.

Ahora, en lugar de un «sí señor o no señor» como respuesta ante un pedido de autógrafo un futbolista a duras penas inspira un «chino pendejo». Dirán, seguro con razón, que son cosas de la edad, de la godarria innata en la mayoría de los hinchas, absolutamente negados para descifrar los signos de los tiempos. Por eso, hemos querido traerles a ustedes este especial (de varias entregas) para rememorar a esa casi extinta casta de futbolistas que pese a que en el momento de la foto tenían no más 35 años nosotros los veíamos -y los vemos- como de 54 o 63.

Radiobestiario colombianísimo

El equipo del Radiobestiario quiere que los gringos -Nadal incluido- que visitan Colombia vuelvan a las salinas y a Guatavita. Además en esta edición:

-Sepa cuánto hay de la actitud El Balay a la actitud Herbalife.

-Piero furioso con los «muchachos» de Iron Maiden.

-Exclusivo: atropellan búfalo por visita de Nadal y Jojovick.

-«Nos robaron», volvió a decir la delegación.

-Ladrones madrileños, encartados con Datacrédito.

-«El Loco» Arroyave, el Blatter del micro mundial.

-La conjuntivitis puede ser su pasaporte a un mundo de privilegios. Óiganos hasta el final y entérese cómo.

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Elías, Correa para los corruptos

El fútbol es una profesión tan corta como malagradecida. Conscientes de esto, muchos de quienes lo practican abonan el terreno mientras están activos en otros oficios o profesiones para una vez llegado el momento del adiós tener escampadero que permita, por lo menos, mantener a raya las culebras de planta. Uno de estos  precavidos fue Elías Correa, recio volante santandereano que dejó lo mejor de su talento en la primera línea del mediocampo cardenal a comienzos de los noventa. Correa, autocrítico, sabía que un jugoso 10% de una eventual transferencia a un Parma o a un Milan definitivamente no iba a llegar a su vida. Por eso, tomó precauciones y desde muy temprano incursionó en la arena política como concejal de Piedecuesta, Santander.

Una vez terminado el período emigró a Bogotá, donde, dado lo discreción que demandaba su cargo, no eran frecuentes sus apariciones en la gran prensa. Por eso, cuando por fin un medio puso sus ojos en él -no importa que fuera la revista del club- le hizo caso a su equipo de asesores encabezado, dicen, por un entonces principiante Ravi Singh, y más que hablar de su desempeño en la cancha, de su sed de títulos o de su inquebrantable compromiso de complacer a la hinchada, prefirió referirse a su floreciente carrera política. «Poneme ahí que quiero ser alcalde de Piedecuesta», dicen que le sugirió al reportero que, sorprendido por el lado B del volante, no tuvo problema en complacer a este caudillo del medio campo.

La carrera -futbolística- de Correa duraría unos años más con pasos por Junior y Tolima. Se retiró a finales de los noventa y por razones que desconocemos abandonó su plan B. Previsivo como era, tenía un plan C: montó, con éxito, una escuela de formación deportiva. No sabemos si en el pensum de su escuela está la materia «Constitución y democracia», pero de lo que sí estamos seguros es que este es un buen momento para que Elías, ahora con el apoyo de la comunidad bestiarista, retome su carrera política y, siguiendo el ejemplo de René Higuita, se lance como candidato para las elecciones del próximo mes de octubre. Ahí le dejamos el eslogan de la campaña.

Futbolistas con cara de señora vieja: Julio César Falcioni

Arquero. En sus años en Colombia hubo quienes lo confundieron con actriz protagonista de película sueca. Hoy, como técnico de Boca, cuando quiere evadir a la prensa se hace pasar por directora de ONG, también sueca.

Radiobestiario melodramático

Vuelve el Radiobestiario y lo hace con tintes melodramáticos.

-Sepa por qué llora Léider, declaraciones exclusivas.

-Los jugadores colombianos viven en sus carros y entre torneo y torneo los parquean en la Línea.

-Miguel Ángel deconstruye a Jenny, la pereirana.

-¿Árbitros con datáfonos?

-Devaneo: discurso estándar para justificar empelotada.

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Lugar equivocado: Valenciano en Millos

Valenciano, goleador de (sobre)peso, deja su huella en el Campín. Nótese como su pie derecho queda enterrado en la gramilla.

Si hay un culpable deportivo de la crisis azul este es Iván René Valenciano. Por alguna extraña razón el barranquillero obtenía un placer suprasexual cada vez que un balón impulsado por él penetraba el arco azul. Su proyecto de vida, su razón de ser en este mundo fue durante muchos años hacerle goles a Millonarios. Y es que su daño no sólo era en cantidad -como en el caso similar de Léider Preciado- sino también en calidad.Goles suyos  impidieron que los azules clasificaran al cuadrangular final durante tres años consecutivos (1991, 1992 y 1993).  Seis años después, jugando con el Medellín, contribuyó con dos pepazos a tumbar una tarde lluviosa en Bogotá el invicto histórico de 29 fechas que habían construido mancomunadamente Jorge Luis Pinto y Luis A. García.

Tantos favores recibidos le fueron luego reconocidos con un contrato que firmó con la administración Jorge Franco en el primer semestre de 2002. Fiel a sus convicciones, Iván René siguió haciendo de las suyas, pero esta vez desde adentro, un «inside job». En el tiempo que estuvo en el equipo de Kosanovic y Gutiérrez de Piñeres no marcó ningún gol y sí erró un penal.  Aun así se fue prometiendo volver. Y, pasa sólo en Millonarios, en efecto, volvió. Con más kilos que credenciales y por pedido de su carnal Dragan Miranovic llegó como refuerzo para el primer semestre de 2005.

Los que lo recuerdan de esos días aseguran que junto a él, el Léider Preciado de hoy bien podría pasar por Belky Arizala.  En esta segunda estancia en filas embajadoras ya no andaba con la fijación tan entre ceja y ceja. Esto le permitió hacer un par de goles, pero sólo uno en partidos oficiales: fue contra el Pereira, por la quinta fecha del Apertura. Días después abandonó la disciplina del club.  Aseguró tener motivos de peso.

Wikibestiario: El lenguaje de los cuerpos

httpv://www.youtube.com/watch?v=fZYInfYFzKs

Un caso más en que cualquier cosa que se escriba palidecerá ante la contundencia de las imágenes. Se podría decir que este archivo que nos filtraron puede servir para advertir sobre los excesos -la demencia colectiva- que suele contagiar a Colombia en dos ocasiones: cuando el país es sede de algún evento o cuando «el anhelo de paz» se convierte por unos pocos días en anhelo nacional (aquí se mezclan las dos).

Otros, por su parte, dirán que cae bien una cara fresca, sensual de la querendona, morena y trasnochadora que refresque su imagen luego del escándalo «Lechuza». Sea lo que sea sólo nos queda por recomendar que el exceso erótico-deportivo de Jenny sea rotado por las aulas del país para que las jovencitas de hoy vean que la euforia, pasado el evento se llama ridículo. Y advertirles que si quieren dar rienda suelta a la pasión del balón que por un mes invadirá al país lo hagan en ambientes íntimos, lejos del escrutinio de las cámaras.