La imagen data de comienzos de 1987 cuando este joven delantero oriundo de Armenia desembarcó en Bogotá después de un año en Manizales acumulando experiencia. Recién llegado, tuvo que buscarse un lugar para vivir con la buena suerte de encontrarlo rápidamente gracias a los buenos oficios de Maria Ester, por ese entonces secretaria del equipo azul. El lío vino cuando de la inmobiliaria mandaron un formulario de registro de arrendatarios en el que pedían foto tamaño carné del arrendatario. Diligente, Maria Ester le pidió a Rubén una foto y este sacó una que guardaba en la billetera y que le había servido para la libreta militar:
Eficiente, Maria Ester la anexó al formulario y le pidió al mensajero que lo llevara. Horas después regresó asegurando que la secretaria de la inmobiliaria no había aceptado la foto tamaño libreta y que mandaba decir que en el formulario decía claritico que debía ser tamaño carné. Apenada, Maria Ester esperó a la mañana siguiente cuando se volvió a topar con Ruben para contarle lo sucedido. Algo sorprendido, pero dispuesto a colaborar, el entonces joven delantero escarbó otra vez en la billetera encontrando esta foto familiar que le entregó a Maria Ester no sin antes pedirle que la fotocopiara y se la devolviera, pues su pérdida podría acarrearle líos conyugales:
Conflictuada, Maria Ester recibió la foto, la fotocopió y se la devolvió. Después, recortó la cara del hábil puntero obteniendo el siguiente resultado:
Inmediatamente le pidió el favor al mensajero de que llevara de nuevo el formulario pidiéndole que le diera prioridad a esa diligencia pues uno de los fiadores estaba a punto de correrse. El mensajero, entendiendo lo urgente del asunto, en 15 minutos ya estaba en la inmobiliaria, pero con la mala suerte de que la secretaria (que según parece, sostenía una rencilla de vieja data con Maria Ester desde cuando ambas laboraron en el Inderena) se sintió ridiculizada al ver la fotocopia que llenaba el espacio reservado para la foto en el formulario. Con desdén le devolvió los papeles al mensajero, quien, preocupado, volvió a la sede administrativa azul con la mala noticia. Dispuesta a resolver este enredo a como diera lugar, Maria Ester se armó de valor, tomó el teléfono, llamó a Ruben Darío a su habitación del apartahotel América de Chapinero y le dijo: «lo siento Rubén, me hace el favor, usted ya está grandecito, se me pone saco y corbata y va y se me saca una foto de carnet. Si no me hace caso no lo ayudo más». Perplejo por un tono que no esperaba, Ruben Darío fue obediente al Casa Color de Chapinero y el resultado fue la foto que obtuvimos en exclusiva gracias a un informante que labora en la inmobiliaria en cuestión, hoy en liquidación. .