Especiales del Bestiario: "Mao" Molina en Santa Fe

Contribución: Manuel Carreño

En los últimos 31 años por la escuadra cardenal han pasado muchos jugadores de gran renombre nacional (y a veces internacional) con la chapa de ser los salvadores de la cada vez más larga sequía de vueltas olímpicas. Todos estas promesas de héroes no solo han tenido que dejar la casaca albirroja con las mismas seis estrellas que esta tenia cuando llegaron, sino que además han salido por la puerta de atrás mostrando un rendimiento muy distante de aquel que le trajo la fama. Debemos decirlo, en la mayoría de estos casos ha estado presente también un inocultable gusto del jugador de turno por la mágica noche bogotana.

Enumerar las veces en que la hinchada santafereña se emociono con un nombre que llegaba a la institución, solamente para después maldecirlo un par de meses después, demandaría un Bestiario exclusivo para el Santa Fe. Si nos pusiéramos a registrar todos los nombres, este sitio colapsaría. Sin embargo, en años recientes se presentó un caso que brilla con luz propia. Primero, porque ilusionó hasta el alma al mas escéptico de los santafereños y, segundo. porque, aunque su declive efectivamente tuvo que ver con andanzas nocturnas, lo suyo fue un caso de mas “caché” que el del jugador promedio.

Mauricio Molina era una joven promesa del Envigado F.C y era además el jugador que mejor le pegaba a los tiros libres de Colombia. Había sorprendido desde muy temprana edad al convertirse en el jugador mas joven en meter un gol en el fútbol colombiano –por supuesto, al Santa Fe en el Campin– y supo lucir la 10 en más de una selección juvenil. Pronto, en el año 2001, comenzó la especulación sobre cual sería el futuro del niño maravilla. Todos los equipos lo querían. Cali y Nacional como era de esperarse empezaron una pugna que en un determinado momento parecieron ganar los paisas cuando Molina alcanzó a salir en TV, en horario triple A, con la camiseta “verdolaga” puesta.

Sin embargo, pasaban los días, la negociación con Nacional no se cerraba y la cosa parecía enfriarse. Fue entonces cuando de la nada Santa Fe entró a terciar en la puja, primero como un rumor, después como una opción y en cuestión de días, como el destino mas seguro del media punta paisa. El mercado de pases se sacudió, ya que nadie entendía como el equipo de mayor poder adquisitivo en Colombia era derrotado en su intento por llevarse a la revelación del momento por un equipo que no pasaba su mejor momento económico y que no disputaba ningún torneo internacional. El porqué Mao desembarcó en Santa Fe y no en Nacional, y las razones por las que la negociación se concretó tan rápida como sorpresivamente solo las conocen dos almas benditas: Gustavo Upegui y Cesar Villegas. El caso es que en una semana todo estaba finiquitado y Molina era presentado oficialmente como jugador de Santa Fe.

La hinchada no lo podía creer. El jugador de moda, el de más proyección, el que todo el mundo quería, estaba en Santa Fe. Había razones para ilusionarse. Más si tenemos en cuenta que en su debut fue el autor de los dos goles con los que Santa Fe remontó un uno a cero contra Tulúa. . Lo promisorio del debut se ratificó en las fechas venideras cuando vino otro gol contra el América, y uno de media chalaca en el clásico ante Millonarios. Pero la locura se desató del todo con un gol de tiro libre en el último minuto ante Junior que significó tres puntos y la ratificación de Santa Fe como candidato indiscutido al título.

Entonces la “Maomania” cardenal estalló y la ilusión inflaba el pecho de la sufrida parcial. Los hinchas soñaban con ver a Mao metiendo de tiro libre el gol en la final que diera el titulo después de tantos años. No sospechaban que este cuento de hadas pronto comenzaría a desmoronarse…

Es bueno decir que al llegar a Bogotá y a medida que se consolidaba como pilar del equipo, aumentaba también el trato hostil de algunos compañeros quienes lo veían como un advenedizo mejor remunerado. Angustiado, buscó apoyo en el plantel y lo encontró en un delantero de refinada estampa quien lo acogió en su seno, y lo ayudo a ser acogido por otros senos aun más interesantes. De la mano de este ariete, Mao supo incursionar en un importante harem de modelos, actrices y demás madrinas de ocasión quienes acogieron al joven antioqueño como su mascota. Después de aquel partido con Junior se reportó que, sin ser nada grave, a Mao lo aquejaba una pubalgia, razón por la que debería ausentarse de un par de partidos. Sin embargo, a medida que las fechas pasaron la pubalgia se complicaba y su regreso a las canchas se dilataba.

Así, mientras el equipo entraba en un tremendo letargo la hinchada empezaba a oír cada vez mas historias del convaleciente jugador en cuanto templo del tropipop de la capital. A esas alturas estaba claro que las causas de la prolongada dolencia de Mao si tenían que ver con grandes hazañas en el área de candela, pero no precisamente en la de una cancha de fútbol…

Santa Fe con esfuerzo entró a cuadrangulares y a pesar de la baja de Mao, peleó hasta la última fecha para entrar a la final. En ese partido, –un clásico contra un Millonarios eliminado y misteriosamente motivado– Mao volvió sin estar del todo recuperado. Jugó algunos minutos y fue, en el gramado, un espectador más del gol de Diego Moreno que enterró otra ilusión cardenal.

Esos fueron los últimos momentos de Mao con la albirroja. Sin hacer mucho ruido se fue de la ciudad y mientras se oían todo tipo de chismes acerca de su regreso, Cesar Villegas, máximo accionista y gestor del negocio, era asesinado. Sin Villegas de por medio el negocio se deshacía, la plata abonada se perdía y el jugador cambiaba el rojo de la capital por el del Valle de Aburrá. En el “Poderoso” retomó su mejor forma y fue suyo el gol de tiro libre en Pasto en el partido de vuelta de la final que le dio al DIM su tan ansiada tercera estrella.

Así, mientras Mao tocaba el cielo pastuso con las manos, la peor de las nostalgias embargaba a la hinchada santafereña: cuando se añora lo que nunca jamás sucedió.
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Al César lo que es del César

Así como en este medio hemos sido los más implacables correctores de estilo «ad honorem» del Diario Deportivo, es de caballeros reconocer los aciertos de este medio y en particular de sus tituladores. Por ejemplo, la frase anunciando un reportaje a lo más profundo de la intimidad de Bélmer Aguilar que acompañó el desayuno de sus suscriptores una buena mañana del año pasado. .

Clicheseando

Para personas con perfil melancólico, nada mejor que una sección deportiva de un noticiero colombiano. Puede ser el 2008 o 1994 (año del que data la nota del Noticiero de las 7 que acompaña este post), las caras, planos, temas y, sobre todo, clichés serán siempre los mismos. Que la gente linda, que el fervor de los hinchas, que el desparpajo de los narradores son lugares comunes que impunemente se han repetido hasta el cansancio, suponemos, desde el día después de que Rojas Pinilla inauguró Inravisión.

Al respecto cada vez son más insistentes los rumores sobre la existencia, desde esa época, del clichógrafo, un curioso dispositivo al que periodistas en apuros ingresan los datos clave de la nota (ciudad, equipos, jugadores) para pocos minutos después recibir del aparato un breve texto que le salva la papeleta al cronista en afanes. Dicen también que el representante en Colombia de la firma sueca fabricante del clichógrafo es, adivinaron, Ricardo Alfonso..

Real Zapote 2007

Si ha habido un equipo en Colombia que ha aplicado al dedillo los principios del mercadeo deportivo es el Real Cartagena. Mientras otros de más tradición apenas incursionan, y muy timoratos, en la materia, el Real ya lleva una buen trecho recorrido. Junto a su tradicional amarillo, al Real se le ha visto también el dorado, el negro, el verde neón y el zapote «Selección Colombia vintage» que hoy les presentamos. No sobra recordar que al mejor estilo del Inter, el Valencia o la Lazio, el Real ha decidido utilizar estos uniformes en máximo dos partidos para así convertirlos en verdaderos objetos de culto que no duran más de mediodía cuando llegan a los anaqueles de la amplia red de tiendas oficiales del equipo de la Heróica. .

¡Ojooo!

Hace pocos días se cumplió un aniversario más de la muerte de Jaime Ortiz Alvear, figura más que representativa de la radio deportiva colombiana. A manera de pequeño, pero sencillo homenaje el Bestiario del balón les presenta esta muy bien lograda parodia a cargo de César Corredor (Jaime Ortiz) y Heriberto Sandoval (Hernán Castrillón), emitida un sábado feliz de 1996. .

¿Y estos por qué tan contentos?

Porque acaban de registrarse como miembros del Bestiario del balón, la octava comunidad virtual de desocupados más grande del país. Sigue el ejemplo de León, Jorge y Juanjo y regístrate llenando este formulario. Podrás participar de los eventos de la comunidad y comentar sin tener que ponerte las gafas para ver qué números y letras están en la cajita anti-spam. .

De turismo por Colombia, especial interactivo

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Después de intensas gestiones, el Bestiario del balón logró que un equipo de nuestra redacción armado de una cámara y, por supuesto, el Kokorikóptero, fuera escogido como conejillo de indias del proyecto «Máquita de Tiempo Muisca III» del Instituto de Asuntos Nucleares (en liquidación). La prueba fue un éxito y nuestro equipo pudo regresar de 1986 con fotografías que nos muestran en qué andaban los estadios del país en el año en que debimos haber sido sede del Mundial de Fútbol. Juzguen ustedes. .

Nuevo correo de contacto

Como parte de una cruzada anti SPAM financiada con fondos del BID, el BM y la CAF hemos cambiado nuestro correo de atención al lector. Dudas, sugerencias, inquietudes e incluso insultos con un mínimo grado de urbanidad pueden radicarlos en [email protected]. Maria Ester (foto), la persona a cargo de nuestro Dpto. de servicio al cliente con gusto los atenderá.

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Las mil y un facetas de Leonel

Pese a ser uno de los futbolistas más populares en la historia del país, Leonel Álvarez sigue siendo un personaje enigmático y lleno de sorpresas incluso veinte años después de haber debutado en las lides de la fama. Conocida ya su condición de herpetólogo amateur -herpetología: rama de la zoología dedicada al estudio de repitles y anfibios- nos encontramos con esta nueva sorpresa: su afición por el piano, instrumento que, según cuentan, aprendió a interpretar para complacer el oído de su tierna Leonela. Otras fuentes en cambio aseguran que su relación con este instrumento se remonta a sus años mozos cuando alternaba sus entrenamientos en las inferiores del DIM con las presentaciones de su banda de black metal «The lion’s agony«..

Aquí en Uruguay mejor llamame "Tito", Arnulfo Valentierra en Peñarol

Volante colombiano de calidad, pero más vago que Don Ramón, que para alegría de los hinchas de Nacional vistió la camiseta de Peñarol en el Apertura 2007, jugando en un tramo que va del medio de la cancha hasta 10 metros más adelante del Estadio Centenario.

Recordado por nosotros por haber sido quien complicó la clasificación de Uruguay al Mundial 2002, cuando Uruguay y Colombia empataron 1 a 1 en el Estadio Centenario por la ante-penúltima fecha de las Eliminatorias para ese Mundial, cuando sonó su nombre por los altoparlantes del Centenario muchos confundieron su apellido con el de un jugador uruguayo llamado Danilo Baltierra, cosa que causó mucha gracias al relator de la TV Uruguaya que lo apodó como “Tito”.

Ya en el partido, cuando Valentierra tomo el balón y se sacó de encima a Paolo Montero para patear de los lejos al adelantado golero uruguayo Gustavo Munúa (el mismo que le pegó la piña recientemente a Dudu Aouate), el relator dijo “a ver pégale de ahí Tito, anímate” y Tito le pegó dejando mudo al relator que solo dijo “nos clavó Tito”.

Por lo visto, a Valentierra le gusto ese lugar del campo de juego, porque fue el único en el que deambuló en su pasaje por Peñarol, el volante que en Uruguay también lo recordaban algunos por su buena actuación en el Once Caldas, cuando este equipo ganara la Copa Libertadores.

Terminados ya sus días felices con el Once y después de una escala sin mucha trascendencia en el Cienciano peruano, “Tito” se aprovechó de la imagen que dejaron Hamilton Ricard, Eudalio Arriaga, Jeffrey Díaz y Darley Mena cuando Danubio ganó el titulo 2006/7 dirigido por Gustavo Matosas. Después de sacar campeón a los de la franja, este técnico fue contratado por Peñarol y por analogía mandó a pedir a dos colombianos, Valentierra y Leonardo Fabio Moreno, siendo ambos un rotundo fracaso.

Valentierra arrancó de titular, incluso metió un gol de distancia, desde su terruño a Central Español en la segunda fecha pero lentamente, tan lentamente como su accionar en el campo de juego. Después, fue mermando su rendimiento rumbo hacia la intrascendencia que lo llevaría hacia la mitad del torneo al banco de suplentes, ganándose, junto con un lugar en el banco de suplentes, la reprobación de la hinchada, el DT y los directivos, que buscaron su salida –y también la de Leonardo Fabio– hasta que por fin se concreto tras arduas negociaciones.

Según hemos averiguado, Valentierra va a jugar este semestre en Bolívar de La Paz, donde me imagino que con la altura correrá menos que aquí en Montevideo, aunque como la pelota va más rápido, por ahí desde el mediocampo del Herando Siles de La Paz, podrá hacer algunos goles en donde, a diferencia de Montevideo, la pelota no dobla.

Colaboró : El Toto desde Uruguay

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