Alfredo Nicolás Cotera

No fue Sebastián Prediguer el primer foráneo que paso por Millonarios sin estrenar la indumentaria oficial de competencia. Promediando el año 2000 desembarcó en Bogotá Alfredo Nicolás Cotera, defensa central argentino que llegó huyendo de la crisis que por esos días carcomía a Huracán, equipo en el que había debutado en 1997.Cotera llegó a Bogotá como solución para los graves problemas de seguridad de una defensa liderada por Álvaro Aponte y Javier Martínez, pero una lesión lo obligó a vivir su estancia bogotana en el departamento médico del cuadro azul. Una vez recuperado no logró siquiera emular a Gustavo Falaschi, otro defensa central gaucho que en 1997 llegó para disputar apenas dos partidos con el plantel profesional. No. Por no encontrarse en forma y seguramente por no haber derrochado talento en las prácticas, una bolsa todavía sellada con la camiseta Saeta-LG de ese año se fue dentro de una de sus valijas el día de finales del 2000 en que salió de Bogotá rumbo al Monza de Italia. Militó después en la Universidad de Concepción de la liga chilena, de donde emigró al siempre prometedor balompié húngaro.

Con información de enunabaldosa..

¿Quién es su ídolo?

Esta y no una de las tantas que le sacaron con la azul de MIllonarios o con la amarilla de Colombia es la foto que hoy engalana la sala de estar del popular Osman «Fosforito» López, buen y malogrado ex defensa central que también fuera presidente del club de fans de Michael Jordan capítulo Bogotá-Cundinamarca.Un club del que son también miembros de número, Léider Preciado, Orlando «El fantasma» Ballesteros, Alvaro «Caracho» Domínguez y que hoy preside, cómo no, Phil Jackson Ibargüen. .

William Guillermo

Contribución de Disco Stu

No fue su romance con Ana Bolena Meza o su participación en “El carretero”, “Alicia en el país de las mercancías” y “Suspenso 7:30” lo que le dio a Luis Eduardo Arango el reconocimiento del que hoy goza entre la teleaudiencia. Si hoy al antioqueño lo saludan en la fila del supermercado es en homenaje a William Guillermo, busetero dicharachero con un desafiante acento paisa, que irrumpió a mediados de los ochenta en ese ambiente tan del altiplano en que se desarrollaba la trama de “Don Chinche”.

Ataviado con aquel curtido sombrero tipo pava a medio desteñir que hacía alegoría al tetracampeonato del Atlético Nacional en 1981, William Guillermo parecía ser un peculiar ejemplar no sólo de la cultura paisa sino también de las minorías provincianas que se iban a probar suerte a la capital. No está por demás recordar que esta era una época previa a la explosión demográfica de hinchas verdes que sacudió al país entre 1989 y 1990 en la que Bogotá y sus equipos miraban por encima del hombro a los representantes de la provincia.

Me pregunto entonces qué habría sido de William Guillermo si hubiese aparecido por primera vez no durante los ochentas sino en plenos noventas o incluso en nuestros días. Seguramente no sería visto como aquel dicharachero e insolente paisa que el resto del país miraba con la compasión con que se miran los hinchas de los equipos que no arrastran multitudes. Más bien, William Guillermo sería un paisa más, cuyo sombrero alegórico al ya otrora “campeón de América” sería más bien un codiciado trofeo de guerra para los Comandos Azules. ¿Y qué habría sido de su carrera de no haber mediado este personaje que reaparecería años después en el seriado de Tevecine Romeo y Buseta? Seguramente otros habrían los antioqueños llamados a interpretar personajes como “Reencarnación Vargas” en Caballo Viejo, el gardeliano “Jesús Abel” en “Quieta Margarita” y el estelar cantante tropical “Tony Barajas» en “Música maestro”.

De aquella época debemos rescatar la tarde en que apelando a su calidad de embajador paisa en la capital -con despacho, suponemos, en alguna de las siempre vacías sucursales de “Las Acacias”- William Guillermo fue invitado a hacer el saque de honor en el partido que su equipo derrotó 3-1 a Millonarios en el Atanasio Girardot por el octogonal final de 1988. Así como una vez terminado el partido la parcial verdolaga celebró a rabiar el final del invicto azul de 26 fechas, un Luis Eduardo Arango también eufórico y caracterizado hasta la médula alcanzó a espetar: “ahora por fin podré ir allá a hablar bien duro”.

Pero quienes reirían de último, y mejor, serían los azules que pese a su empate en última fecha en Barranquilla fueron campeones por delante de un Nacional que no fue capaz de derrotar a Santa Fe en el Campín. Terminado este partido, se escuchó a Arango, otra vez caracterizado, pero ahora más desafiante retar a la hinchada azul con su tradicional: “¿Saben qué? …¡MMHHNNN!”. .

Andrés "Roque" López

Más conocido como «Roque Santeiro» por su parecido con el galán de franja maldita brasilero, este caleño terminó en Millonarios por accidente. Un buen día de vacaciones acompañó a un amigo del barrio a probarse y ante la falta de voluntarios para pararse bajo los tres palos terminó de arquero voluntario recibiendo, sin querer queriendo, el vistobueno para quedarse en las inferiores del club azul. En ellas permanecería hasta que fue incluido en el paquete de jóvenes promesas que viajaron a comienzos de 1993 Florencia, Caquetá, a reforzar a la Fiorentina criolla.

En Florencia no permaneció mucho tiempo el buen «Roque». Para 1994 ya estaba de regreso en Bogotá con un vistoso “22” a sus espaldas que lo acreditaba como tercer arquero del Millonarios de Wojtila con Eddy Villarraga y John Freddy Van Stahlen por delante en su posición. El subtítulo obtenido en diciembre en una época en la que el subcampeón era premiado con un cupo a Copa Libertadores, facilitó su debut al año siguiente en el arco del equipo satélite que protagonizó un sonoro descalabro en el torneo nivelación 1995.

Para el segundo semestre, la lesión de Eddy Villarraga y la inesperada partida de Fabian Cancelarich obligaron a Andrés a abandonar su lugar en las gradas para ser el suplente durante seis meses de Luis Fernando Sánchez. La espera en el banco sería recompensada al año siguiente cuando el regreso de Villarraga le permitió a “Roque” a su vez regresar a la tribuna para festejar desde ahí el subtítulo de 1996. Salvo por una que otra fugaz paloma en el arco –una de ellas cortesía de Ángel Castelnoble en una de tantas derrotas de Millonarios ante el Cali en Bogotá-, “Roque” permaneció opacado por Villarraga y Luis Fernando Sánchez hasta mediados de 1997 cuando ambos decidieron buscar nuevos y mejores horizontes. La partida del titular y el suplente no significó el ascenso del tercer arquero, López en este caso, sino la llegada de un desconocido uruguayo de nariz aguileña y apellido desconocido que muchos creyeron sería materia de burla: “Héctor Burguer, viene de México y es el nuevo arquero de Millonarios”, dijeron los cronistas recién conocida la noticia. El “tal Burguer” llegó y al cabo de dos partidos ya era ídolo de la fanaticada. “Roque”, por su parte, comenzaba su carrera de eterno y reconocido suplente, con episodios tan desafortunados y tan comunes en los de su estirpe como aquella vez en que estaba listo para reemplazar a Burguez en un partido contra América en Bogotá y una lesión en un dedo a menos de 24 horas precipitó el debut del tercer arquero de entonces, Rafael Escobar.

Después de seis meses en el Deportivo Pasto, a finales de 1999 regresó a Millonarios para disputar la posición con otro suplente de dilatada trayectoria: Eduardo Niño, quien arrancó con ventaja por ser de los afectos de Jaime”El flaco” Rodríguez y de los directivos de aquel entonces. Pese a demostrar con creces ser incompatible con la titularidad, hizo falta todo un año para convencer al cuerpo técnico. “Roque”, paciente, mientras tanto se entretenía atajando en la Merconorte. Fue sólo hasta comienzos del 2001 que por fin pareció haber llegado el ansiado momento de decirle adiós de una vez por todas al frío banco. Todo iba de la mejor manera hasta un partido en Bogotá contra el Pasto cuando un balón traicionero proveniente del botín derecho de Carlos Rendón sorprendió mal parado al recién estrenado como titular y fue a dar al fondo de las piolas. Este gol sirvió para que el Pasto se llevara los tres puntos y para que Roque perdiera su recién estrenada titularidad. A este difícil episodio se le sumó días después una desafortunada declaración en la que recurrió a la hinchada de Medellín como ejemplo de fidelidad y perseverancia. Sus palabras, como era de esperarse, fue inmediatamente malinterpretadas por un sector de la crónica deportiva que se encargó de hacer del buen “Roque” el villano de turno invitándolo constantemente a continuar su carrera en la “Bella villa”.

Desencantado, López decidió suspender actividades por un semestre para regresar al año siguiente como suplente de “La moña” Galvis en su segundo hogar, el Deportivo Pasto. Constante como siempre, coincidió un paso suyo por la titular con la histórica clasificación del equipo de los Cuyigans a la final del Finalización 2002. Así, mientras que en el partido de ida concedió el rebote para el primer gol del DIM y nada pudo hacer para atajar el remate de su compañero Julio Valencia para el 2-0 final, en el de vuelta le atajó un penalty a David Montoya que de todas formas no alcanzó para que Pasto diera su primera vuelta. «Roque”,sereno como siempre, aceptó la derrota con la satisfacción de haber sido de cualquier forma protagonista de una final, algo que su ingrato Millonarios, alérgico últimamente a estas instancias, no estaba en condiciones de ofrecerle. En Pasto permaneció hasta el primer semestre de 2003 cuando decidió dedicarse a otras actividades menos ingratas y, sobretodo, más activas..

Promesa a San Fermín

-Si ganamos la copa un día nos vamos pa’ San Fermín a que nos corra un toro hermano.
Ganaron. Se fueron.

Contribución: patchinko.
Imagen: www.eltiempo.com.

Involución Colombia

¿Qué hacer con la selección?

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Comprar dos laterales por mercadolibre 204 32
Dejar así, si seguimos retrocediendo pronto llegaremos a 1975 140 22
La brisa es argentina, es hora de echar plancha sobre nuestros estadios 31 4.9
Organizar un nuevo Torneo de las Américas sub23 para retomar la confianza perdida. 39 6.1
Vamos a la fija, traigamos a Bora 223 35
Total votes: 63

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Vamos a la fija, traigamos a Bora 223 35

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Imagen original, arriba: Pedro Sarmiento, Nolberto Molina, Miguel Augusto Prince, Luis Norberto Gil, Américo Quiñones, Acisclo Córdoba y Pedro Zape. Abajo: Alonso «Pocillo» López, WIllington Ortiz, Arnoldo Iguarán y Germán Morales. Selección Colombia que cayó 3-1 contra Argentina en Bogotá en las eliminatorias a México’86.

Todo sobre el Torneo de las Américas.

Mamá: estoy triunfando

Contribución: Álvaro Castellanos

El gol de tiro libre que le quitó el invicto al Milán en el 93. Dos de los cinco goles con los que Colombia se burló de Argentina en el 93. Aquel mítico hattrick ante Barcelona por Champions League en el 96… en fin, sí es por sus logros con el balón, el popular “Tino” no tendría porque engalanar este gris bulevar de los sueños rotos.

Pero así como hace unos meses, cuando lo sorprendimos mal parqueado chupando ron en la playa con Chicas Santacola, el siempre impredecible ‘Tino’ está de regreso, esta vez como refuerzo de lujo de un equipo de rockeros londinenes ,mejor conocidos como Iron Maiden.

Virtuosos para el oscuro arte del Heavy Metal, pero desprovistos de la más mínima capacidad para patear un balón, un día de 1998, Blaze, Steve, Adrian y Nicko se cansaron de perder cuanto picado amistoso que jugaban y decidieron que no iban a seguir siendo el hazmerreír de sus congéneres tatuados. Por eso, sentaron en la banca a su incompetente cuadrilla de carga cables y amigos y se metieron la mano al bolsillo para incorporar algunas súper estrellas del fútbol mundial. Stuart Pearce, Patrick Vieira, Marc Overmars, Ian Wright, Paul Gascoigne ¡y sí! Faustino Asprilla fueron finalmente los fichajes para reforzar a este seudo-equipo de fútbol.

Para ese entonces, ya en su segundo ciclo con el Parma de Italia, Asprilla venía de destacarse el en Newcastle United de Inglaterra, motivo por el cual se ganó la confianza de Bruce Dickinson y sus amigos.

A propósito, dicen que Asprilla entabló una estrecha amistad con el siempre virtuoso y polémico Paul Gascoine, gracias a su gusto compartido por el cine arte, los museos y la literatura inglesa, los cuales supieron alternar con uno que otro galpón de pola que se les atravesó en su camino.

La prueba reina del fichaje del tulueño se encuentra en el álbum Virtual XI de la banda que vio la luz en 1998. En la foto, nótese la pícara sonrisa del delantero tulueño, tal vez producto de los recuerdos de la juerga compartida con el también sonriente Gascoigne. Así mismo, nótese la forma en la que escriben el país de procedencia de nuestro ‘pendular’ delantero: “Columbia”, a pedido expreso de la Federación Colombiana de Fútbol que desde el primer momento se opuso a la convocatoria. .

Jugamos con fe y alegría

El Bestiario del balón, siempre fiel a su misión y visión, procura que en lo posible su contenido no trascienda nuestras fronteras. Sin embargo, y tal como en el caso de la muy barrial camiseta Adidas del Strongest boliviano, no podíamos pasar por alto esta rarísima pieza que la siempre acuciosa unidad investigativa del Bestiario encontró en la segunda división ecuatoriana. La prenda en cuestión, con el famoso logo de las pequeñas calcomanías que en los ochenta las damas voluntarias pegaban en la solapa a cambio de una moneda de diez, no es la del equipo que sería el equivalente ecuatoriano al onceno de los jóvenes expósitos del padre Nicoló en Bogotá, tampoco es el atuendo de un equipo conformado con lo más granado de las ONG’s holandesas afincadas en el hemano país, no. El sin muy bizarro uniforme corresponde a la Universidad Católica, equipo que ya se aseguró un lugar en la liguilla que a final de año decidirá quién será el equipo que asciende a primera división ecuatoriana.

¿Pero cómo llego el popular coranzoncito a esta camiseta? No fue después de arduas negociaciones en las que los representantes de Fe y alegría ofrecieron camionados de monedas, no. Todo lo contrario. Detrás del corazoncito está un gesto de altruismo del poderoso grupo Pichincha muy ligado desde siempre al «trencito azul». El grupo, patrocinador del equipo, decidió ceder su espacio en el frente de la camiseta a la conocida entidad benéfica que, suponemos, recibirá además las monedas que en los partidos que la Católica dispute de local le sean arrojadas al referí de turno. Notable.

Con la colaboración de Tierra Generosa..

Pare de sufrir, vuelve el foro

Las plegarias del «Cacharrito», las de ustedes y las nuestras fueron escuchadas y hoy el foro regresa intacto, tal y como lo dejaron. Para los que aún no hacen parte de esta cafetería virtual, los invitamos a registrarse.
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¿Todo bien, todo bien?

En el primer semestre de 1994 este rincón de Suramérica vivió una días de euforia que hoy es «boccato di cardinale» para especialistas en fenómenos de histeria colectiva. Cortesía del 5-0 con el que Colombia derrotó a Buenos Aires en septiembre de 1993 y de una seguidilla de triunfos contra rivales tan exóticos como la «selección Centroamérica», los colombianos creímos por un momento que los partidos del mundial serían un mero formalismo y que la Copa Mundo ya tenía dueño y le sería entregada al «Pibe» Valderrama el 17 de julio, día de la final en Los Ángeles. Pues bien, quiso el destino que por los mismos días en que se discutía quién sería el subcampeón del mundial, la campaña para la Presidencia para el período 1994-1998 estuviera en su recta final con dos candidatos, Ernesto Samper y Andrés Pastrana, enfrascados en un frenético «cabeza a cabeza» electoral.

Como buenos hermanastros que siempre han sido, la política y el fútbol supieron leer los signos de los tiempo, aprovechar la coyuntura y darse la mano en un momento en este momento crucial. El resultado fueron estas dos cuñas que se emitieron en el intermedio del partido Colombia-Rumania, pocas horas antes de la primera vuelta y cuarenta y cinco minutos antes del triste final de un bello cuento de hadas.

Bonus track: La grandilocuencia del «Gol gol de Colombia», Jairo Moncada Cortés y el optimismo en claro fuera de lugar del joven Adolfo..