Hallazgo de Adolfo Zableh (consulte el otro lado de esta historia en rutaterricola.com)
Nuestra unidad investigativa hizo un seguimiento exhaustivo para poder definir esta pregunta. Las pesquisas, aunque dejaron quebradas las arcas de la redacción y sin modo de explicarle a Belisario Marín cuál va a ser el canje con el que se le abonará parte de la deuda adquirida por pasajes terrestres y marítimos -no hubo un solo aeropuerto en esta historia de búsqueda-, también esclarecieron muchas dudas sembradas desde el año 2006. Si bien el cómico gringo en su famoso programa trató de parecer fanático de los Mets, su corazón late por el motilón.
Fue en una visita relámpago a Bogotá, acompañado de todo su elenco. El objetivo era hacer un turismo distinto al que acostumbra el forastero que pisa nuestras tierras. Con el mapa claro decidió comer y rumbear en «Gustavo Carne de Pavo» y comer carne los domingos en el mítico «Pacheco los saluda». Un amigo le dijo que ir de Camping a Los Gansos era una idea extraordinaria. Su mal español lo llevó, por voces de algunos hinchas, a terminar en El Campín con unos tipos que no eran gansos, pero decían «Soooomos Gassssshhhhhhinas» con notoria tonada argentina.
Obediente, Seinfeld trató de alimentarse antes de entrar al coloso de la 57 y aunque fue asustado por algunos «perritus» en las instalaciones de Pollo Brujo (foto), consiguió consumir con los demás integrantes de la serie dos aves tipo broasted con cebolla roja. Y terminó yendo al partido Millonarios-Cúcuta, el mismo que aparece como nexo en la primera foto. Allí, en las graderías, oía que llamaban a un tipo con nombre gringo. A Willers. Por eso puso especial atención en el arquero Willers «Cauchito» Valencia esa noche de miércoles. Le comentaron que el técnico de Millonarios era Prince, y él, muy entusiasmado, bajó al camerino para hablar con el músico y para pedirle que le cantara a capella «Purple Rain». Jerry y sus amigos quedaron decepcionados cuando les abrió la puerta del camarín un «sexy motherfucker» con acento ocañero, quien lo sacó a empellones porque pensaba que era espía del Cúcuta.
Por ese gesto de grosería prometió que sería fiel a los colores rojinegrosde aquí hasta el final de los tiempos. Esa noche, si bien perdió su equipo 1-0 con gol de Gabriel Fernández, siguió yendo como incógnito al General Santander, cuando su apretado calendario lo permitía. Justo él lloró sus ojos con la eliminación motilona en la semifinal de la Copa Libertadores frente a Boca Juniors en 2007, en aquella noche de niebla y de Riquelme mandándola guardar al arco de Robinson Zapata. Al final del encuentro, no pudo hacer más que llorar en los corredores de la inhóspita Bombonera. Un hombre le puso la mano en el hombro y lo abrazó después. Lo invitó a comer algo y a charlar de fútbol. Ese hombre era Carlos Bianchi (foto) con quien, desde ese día, Seinfeld comparte una amistad que trasciende más allá de las fronteras.
El misterio fue resuelto. Seinfeld es motilón.