La primera vez de Higuita…Y de azul

Ya habíamos contado la paradójica historia de la primera vez de Higuita, pero nos faltaba la foto. Para resumir: uno de los máximos ídolos del Atlético Nacional saltó por primera vez en condición de futbolista profesional al gramado de un estadio con el buzo (Adidas) de…Millonarios, nada menos. Fue el 8 de septiembre de 1985, en el Campín, partido que terminó 1-1 con goles de Lugo para Nacional y Marcelo Trobbiani para Millonarios.

Ficha:

Millonarios:  Higuita, Galeano, Gutiérrez de Piñeres,  Molina, «Pocillo» López, Morales,  Peluffo,  Díaz, Trobbiani, «Pirata» Ferrer y  Funes.

Cambios: Córdoba por Ferrer (25 st.)

Técnico: Eduardo Luján Manera

Nacional: Carrabs, Luna, Gutiérrez,  Suárez, Villa,  Knight,  Santín, Sierra, Gómez, Sapuca y Lugo.

Técnico: Juan Martín Mujica

Cambios: C. Maya por Suárez (45 pt.) y J.J. Galeano por Sapuca (33 st.)

Gol: Lugo (8 pt.)

Árbitro: Gilberto «Mecato» Aristizábal

Alberto Casas debutó como calvo en la Revista Millos

Existe un momento en la vida de todo calvo en el que el azar lo pone frente a un juego de espejos -generalmente en un vestier o en una peluquería- y de sopetón descubre que su coronilla se ha desentejado y así comprueba que donde inocentemente creía portar pelo  no hay más que una tonsura franciscana cero kilómetros.

Este traumático momento que marca nuestro debut como calvos -luego viene la admisión en el capítulo de la liga de alopésicos más cercana, pero ese es otro cuento- fue el que vivió en 1984 Alberto Casas y que narró con lujo de detalles en esta columna publicada en la Revista Millos. Por esa época, hay que aclarar, también gastaba abolengo como uno de  varios notables que el gobierno convocó con la única misión de unir a las fuerzas vivas del país en pos del, como hoy, anhelado regreso a un Mundial.

El caso es que, viéndose corto de tema, suponemos, y con la hora de cierre a milímetros de la nuca, el carismático periodista, decidió abrirle su corazón a los lectores  y en un ejercicio de aceptable filigrana con prudentes dosis de humor cachaco envolver con intrascendentes divagaciones futboleras el relato del drama que entonces vivía y que tenía que dejarlo salir antes de que siguiera quemándolo por dentro, como lamparazo enrevesado.

¿De qué equipo es Jerry Seinfeld?

Hallazgo de Adolfo Zableh (consulte el otro lado de esta historia en rutaterricola.com)

Nuestra unidad investigativa hizo un seguimiento exhaustivo para poder definir esta pregunta. Las pesquisas, aunque dejaron quebradas las arcas de la redacción y sin modo de explicarle a Belisario Marín cuál va a ser el canje con el que se le abonará parte de la deuda adquirida por pasajes terrestres y marítimos -no hubo un solo aeropuerto en esta historia de búsqueda-, también esclarecieron muchas dudas sembradas desde el año 2006. Si bien el cómico gringo en su famoso programa trató de parecer fanático de los Mets, su corazón late por el motilón.

Fue en una visita relámpago a Bogotá, acompañado de todo su elenco. El objetivo era hacer un turismo distinto al que acostumbra el forastero que pisa nuestras tierras. Con el mapa claro decidió comer y rumbear en «Gustavo Carne de Pavo» y comer carne los domingos en el mítico «Pacheco los saluda». Un amigo le dijo que ir de Camping a Los Gansos era una idea extraordinaria. Su mal español lo llevó, por voces de algunos hinchas, a terminar en El Campín con unos tipos que no eran gansos, pero decían «Soooomos Gassssshhhhhhinas» con notoria tonada argentina.

Obediente, Seinfeld trató de alimentarse antes de entrar al coloso de la 57 y aunque fue asustado por algunos «perritus» en las instalaciones de Pollo Brujo (foto), consiguió consumir con los demás integrantes de la serie dos aves tipo broasted con cebolla roja. Y terminó yendo al partido Millonarios-Cúcuta, el mismo que aparece como nexo en la primera foto. Allí, en las graderías, oía que llamaban a un tipo con nombre gringo. A Willers. Por eso puso especial atención en el arquero Willers «Cauchito» Valencia esa noche de miércoles. Le comentaron que el técnico de Millonarios era Prince, y él, muy entusiasmado, bajó al camerino para hablar con el músico y para pedirle que le cantara a capella «Purple Rain». Jerry y sus amigos quedaron decepcionados cuando les abrió la puerta del camarín un «sexy motherfucker» con acento ocañero, quien lo sacó a empellones porque pensaba que era espía del Cúcuta.

Por ese gesto de grosería prometió que sería fiel a los colores rojinegrosde aquí hasta el final de los tiempos. Esa noche, si bien perdió su equipo 1-0 con gol de Gabriel Fernández, siguió yendo como incógnito al General Santander, cuando su apretado calendario lo permitía. Justo él lloró sus ojos con la eliminación motilona en la semifinal de la Copa Libertadores frente a Boca Juniors en 2007, en aquella noche de niebla y de Riquelme mandándola guardar al arco de Robinson Zapata. Al final del encuentro, no pudo hacer más que llorar en los corredores de la inhóspita Bombonera. Un hombre le puso la mano en el hombro y lo abrazó después. Lo invitó a comer algo y a charlar de fútbol. Ese hombre era Carlos Bianchi (foto) con quien, desde ese día, Seinfeld comparte una amistad que trasciende más allá de las fronteras.

El misterio fue resuelto. Seinfeld es motilón.

Por fin: la (no) banda sonora de Colombia’86

Seguramente sería a Claudia de Colombia, a Noel Petro o al entonces ya joven Diomedes Díaz. A alguno de ellos la organización de nuestro fallido Mundial le habría encargado la letra de un tema oficial que muy probablemente habría sido obra de Mario Gareña.  Pero como todos sabemos, las fuerzas oscuras que nos tienen entre ceja y ceja desde 1810 conspiraron contra nuestros intereses y la sede se nos escapó de las manos como se han ido tantas otras glorias y honores. Culpa, por supuesto, de los enemigos del país.

Mientras tanto, una joven promesa de la canción protesta, la paisa Gloria Eliana Bongean se adelantó, y valiéndose de circuitos contraculturales dejó claro con este pegajosísimo que estaba alineada con la conspiración de todos contra Colombia.

Genial hallazgo de David Recalde.

Letra

Es mejor que sepas ya
Que tu eres un jugador del equipo perdedor del Campeonato Mundial
Porque la sede Mundial de tu bolsillo saldrá como sale una jugada de antemano preparada
Porque la sede Mundial es la ilusión de un buen gol para que te olvides ya de tu hambre y tu sudor
Si tú no tienes trabajo: qué importa
Si tu salario es limosna: qué importa
Si en tu barrio no hay escuela: qué importa, tenemos sede Mundial
Y en el año del Mundial al estadio nunca irás pues la entrada valdrá más de lo que valía Pelé
Y la vida subirá como un balón bien inflado
Y en tu casa comerán sopa de sede Mundial
Si no tienes pan ni casa, qué importa
Si no encuentras hospitales, qué importa
Si con impuestos te agobian, qué importa
Tenemos sede Mundial

Exclusivo: encontramos a Bambuco

Bambuco, en el momento en que se entera de que el país será sede de Señora Universo, concurso que busca mascota.

Desde el día en que se supo que sería la mascota del Mundial sub20, hubo química entre este simpático avichucho y la redacción del Bestiario del balón. Por eso, y ustedes son testigos, mientras tuvo lugar el evento todos nuestro reflectores estuvieron sobre sus ejecutorias. Una vez terminado el evento nuevas prioridades coparon nuestra agenda y -hemos de admitirlo- no estuvimos pendientes de Bambuco cuando más lo necesitaba.

Ingratos, en este último año apenas recibimos esporádicos reportes sobre su suerte. De un tiempo para acá cada vez eran más los miembros de nuestro equipo que no podían conciliar el sueño atormentados por la culpa que nacía de la ingratitud de nuestra parte para con el pajarraco, más cuando, esto sí lo confirmamos, sabíamos que arrastraba su corazón roto.

Las versiones eran tan contradictorias como preocupantes:  una fuente en la Policía nos aseguró que había caído en garras de una red de tráfico ilegal de fauna, otra nos aseguró que estaba en la fila del cásting para PDNT, mientras que alguien más juró haberlo visto con un puestico en la décima prometiendo que el escudo que señalara su ya percudido pico sería el de los afectos del fantasma del descenso este año. Otro informante, en lo que consideramos un chiste de mal gusto, nos dijo que se había alisado la cresta y luego volcado sobre la cara para ser cabeza de lista del partido emo en las próximas elecciones de Congreso.

Por último un infiltrado en  la Federación nos habló de intrigas del «Cole» para mantenerlo a raya. Según esta versión, el celoso y caduco ícono de la era Maturana se las había arreglado para embolatarle la copia de la resolución de la Secretaría de Ambiente que lo autorizaba a prestar servicios por concepto de ave de compañía a las delegaciones que vinieron a la cita juvenil orbital y que le habían exigido en los predios de Luis Bedoya para autorizarle el pago de los honorarios.

A punto estábamos de lanzar una campaña de indignación twittera -no hay derecho que así le pague el país al que bien le sirvió- cuando un colaborador frecuente de nuestra Unidad Investigativa y que en Twitter responde al nombre de @elkiny311 nos llegó con este material que  muestra al buen papagayo en una labor que, si bien no es la ideal dado su palmarés, al menos asume con la alegría de quien al menos tiene trabajo la amable espera mientras abren la convocatoria para la mascota oficial de Señora Universo, magno certamen del que seremos sede en 2013 según se anunció hoy.

 

El día que el Deportivo Armenia jugó en la A

Aunque pertenecen al mismo lugar, son dos entidades diferentes. Quindío, fundado en 1951 y campeón en 1956 ha sido siempre un club tradicional del país. En cambio el Deportivo Armenia recién vio la luz en enero de 1988 y disputó un par de torneos de ascenso. Pero en un episodio similar al que vivió la selección francesa ante Hungría en el Mundial de 1978, cuando debió vestirse con la camiseta de Kimberley de Mar del Plata -los uniformes de franceses y húngaros eran muy parecidos y se confundían-, el Quindío se tuvo que poner el ropaje de sus hermanos menores de plaza.

Aunque el Deportivo Armenia jamás estuvo cerca de jugar en primera, la foto que consiguió nuestra Unidad Investigativa comprueba que alguna vez jugó en la A. Nunca se supo, eso sí, por qué el equipo que entonces dirigía el «Pecoso» Castro, debió vestirse así para su juego como local en el estadio Centenario. Probablemente Lavatex no llevó a tiempo la tula de los uniformes o, si había crisis, varios de ellos no se alcanzaron a secar a pesar de que los futbolistas, muy juiciosos, los habían puesto detrás de la nevera con el fin de quitarles la humedad antes de disputar su encuentro dominical.

Nadie pareció molestarse ni sentir vergüenza por el hecho. Solamente hubo una persona que protestó airadamente por el cambio de indumentaria: el niño que llora desencantado en los brazos de Franklin Baldovino.

Exclusivo: ahora sí, inauguran estadio del Cali

Luego de muchos ires y venires y de considerar diferentes usos para el otrora elefante blanco de Palmaseca, sus dueños por fin se han decidido. Aprovecharán la fiebre bicicrocista que hoy se apodera del país y, con la gramilla del Plazas Alcid como referente, levantarán la pista de supercrós más moderna de Latinoamérica. Aquí, en primicia, un render que nos da una idea de cómo quedará.

Imagen: @elkiny311

Homenaje al porcino desconocido

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Aporte de Zicodélico

Marranos famosos han existido y seguirán existiendo: Porky, Miss Piggy, el de Zenú -cuyo nombre publicitario era Míster Low Fat Pig-, Pipo, la tierna mascota que comía Chitos, propiedad de Eutimio Pastrana Polanía en «Don Chinche», Juan Carlos Lecompte… nosotros mismos alguna vez fuimos marranos de alguien ¿Para qué vamos a mentir?

Por eso es llamativo que este cerdo bebé, alimentado con bellotas, haya aparecido en una fotografía posando con la plana mayor del Santa Fe en 1975, año en el que ganaron su sexta estrella. Apenas atado con un cordel, sostenido por el aguerrido Óscar Bolaño y tratando de quedarse quieto mientras sonreían los grandiosos Alfonso Cañón y Ernesto Díaz, aparece el animalito de cola en espiral al lado de una de las mejores formaciones santafereñas de todos los tiempos. La imagen apareció en el diario El Siglo.

Pero el diario El Espacio fue un poco más allá

El chanchito brioso quiere irse a jugar con la pelota ante la seriedad de Ernesto Díaz y hasta Alonso «Cachaco» Rodríguez (primero, arriba a la izquierda) evita mirarlo de frente porque era toda una tentación para él: lechona o cochinillo bien podrían ser los destinos del animalito en cuestión si hubiera quedado al cuidado del jugador gourmet y líder de la doctrina No Fitness. El gran misterio que nuestra Unidad Investigativa no ha conseguido resolver es uno así de chiquitico, como decía el Inspector Ruanini en Sábados Felices: ¿Dónde estaba el león, la insignia máxima de los cardenales y que era un habitué en la salida del equipo? ¿Qué pasó ese día con el buen «Monaguillo», adquirido por Daniel Samper Pizano en el zoológico de Cali por 100 dólares?

Nadie sabe. De haber salido león y marrano a la cancha, «Monaguillo» lo hubiera devorado rápidamente. Eso sí, nunca tan rápido como lo habría hecho el Cachaco Rodríguez.

 

Juan Francisco "con Millonarios no se jode" Hirigoyen

Su llegada a Millonarios representó una prueba de fuego para Google. En efecto, una vez aterrizó el nuevo arquero azul, como es la costumbre, los hinchas procedieron a sus computadores para verificar su pedigrí. Y por más que exigían al buscador, este muy pocos datos aportaba. «No sea bruto, es Irigoyen sin H, debe ser el hijo del Búho, busque a ver», «nada hermano, ni h ni sin h, venga intento con ll en vez de y»,»¿seguro no le sale nada?»…

Y ningún resultado por ningún lado. Él aseguró haber sido tercer arquero de Guaraní de Paraguay y haber jugado uno que otro partido -no especificó nunca de qué orden- en su natal Mar del Plata. Sin la prueba concluyente de que se trataba de un arquero profesional o, por lo menos, de un arquero, terminó debutando en un partido contra Chicó ocho días después de la lesión que marcó el final de la carrera de Héctor Burgues.

Tuvo suerte. Entonces Millonarios comenzó con una racha que alcanzaría los siete partidos ganados de forma consecutiva. Uno de ellos de visitante contra el Pereira, que incluyó un penalty dudoso a favor del local faltando cinco minutos cuando el partido estaba 0-1. Terminado el partido las cámaras lo buscaron y él, parado en la cúspide de su carrera, envalentonado exclamó: «con Millonarios no se jode». Este mantra tuvo buen calado entre los hinchas que rápido lo adoptaron como grito de batalla de esa campaña que luego se iría al carajo con la no clasificación del equipo del buen «Pecoso» a los cuadrangulares.

Permaneció en la nómina azul hasta junio de 2006 cuando se despidió con un yerro de corte cómico-musical en un partido contra Nacional en Bogotá. Una vez terminado ese torneo apertura circuló una versión, que nunca se confirmó, según la cual padecía de una no muy clara condición neurológica. Con la plata de la liquidación compró un plan25 y se fue a descansar en inmediaciones del hoyo soplador -la atracción turística-. Al regresar permaneció unos meses más en Bogotá en donde algunos lo vieron dedicado a la prestación de servicios tercerizados en el área de la telecomunicación celular. Que se sepa, nunca más volvió a jugar fútbol profesional.

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Exclusivo: La vida de Leonel entre la Selección y el Itagüi

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Mientras en otros medios abundan las crónicas de sus ejecutorias como jugador y luego como técnico, en el Bestiario del balón hemos sido los únicos que hemos seguido palmo a palmo la carrera musical de Leonel de Jesús Álvarez Zuleta, crédito de Remedios (Antioquia).

Fue así como en su momento revelamos detalles de la banda de black metal «The Lion's Agony» que integrara por allá a mediados de los 80 y que debió haber compartido más de un bazar con el entonces metacho Juan Esteban Aristizábal y su gente de Ekhymosis.

Después le contamos al mundo que en momentos en que el fútbol lo agobiaba, desaparecía de concentraciones para sintonizarse con su niño interior desempeñándose como baterista freelance de Rod Stewart.

Y esto es lo último: bien conocida fue su depresión post salida de la selección. Pues bien, de nuevo, la música lo acogió. Por suerte para él y quienes lo quieren, encontró cálido refugio como líder de la percusión en la Orquesta de la fortuna del popular programa «Do re millones».

Ahora que acaba de firmar como nuevo DT del Itagüi, respetuosamente le sugerimos a sus nuevos patrones que si quieren un técnico centrado, con sus chakras bien afinados lo mejor es que le permitan seguir con su este, su oficio paralelo y verdadera pasión.

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