Millonarios rojiblanco 2003

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Arriba (de izq. a der.) Héctor Burguez, Bélmer Aguilar, Edwin Rivas, Julián Téllez, Jorge López C.y Roger Cambindo. Abajo: Máyer Candelo, Johan Viáfara, Carlos Ortiz, Diego Cortés Bernal y Andrés Pérez.

Todo se remonta al 2000 cuando terminó el vínculo entre Millonarios y la Organización Ardila Lülle y a los azules les tocó salir a la calle a buscar patrocinador. Pronto apareció la antigua empresa coreana de electrodomésticos Goldstar bajo su nueva denominación de LG dispuesta a bajarse de unos buenos pesos para a cambio poder estampar su logo, rojo, en la camiseta azul. La conmoción fue inmediata. Ligas de hinchas defensores del honor, la dignidad, pero sobre todo la tradición y las buenas costumbres, pusieron el grito en el cielo ante lo que consideraron, con algo de razón, una afrenta para una hinchada en ese entonces ya agobiada y doliente.

De nada sirvieron los clamores y la hinchada tuvo que soportar el punto rojo durante todo un año. Algunos optaron por ocultarlo cosiendo encima (bueno,  poniendo a la mamá a coserle encima) un parche con el escudo de los entonces Comandos Azules No. 13.  Pero la cosa podía ser peor. Al menos en la camiseta titular predominaba el azul, cosa que no ocurría con la alterna de color blanco. Por suerte -hasta donde tenemos registro- durante el año no fue necesario utilizarla.

Para el 2001 se fue LG y llegó Comcel y fin del problema.  El fantasma, no Ballesteros ni del descenso, esos llegarían después, reapareció a comienzos de 2003 cuando se rumoró que LG regresaría con su punto rojo a una camiseta que hasta bien entrado el semestre (mayo, para más señas) no tuvo marca.  Después de intensas negociaciones finalmente se acordó que el punto en la camiseta azul sería blanco. Tal vez por descuido, no sabemos, no se aclaró cuál sería el color del punto en la camiseta alterna que justo tuvo que usar Millonarios en la sexta fecha del apertura cuando le correspondió visitar en el MACAL de Villavicencio al recién ascendido Centauros.  Fruto de este descuido fue la camiseta que vemos en la imagen en la que un voluminoso punto rojo se hace aun más visible gracias al fondo blanco de la camiseta.  Un rojo escarlata que por suerte encandelilló a hinchas mareados por las curvas de la vía al llano (y muchos también enguayabados) impidiendo que fueran plenamente conscientes de la mancha en la honra azul  que fue esa tarde ese punto rojo.

Colombia-Le Coq Sportif

ColombiaLeCoq

Teníamos registro de Adidas, Kelme, e incluso Comba como predecesoras  de Umbro en la confección de la indumentaria de la selección, pero, debemos ser francos,  no sabíamos que a comienzos de los 80 la casa francesa Le Coq Sportif vistió fugazmente a la selección en tiempos del  zapote mecánico.

Todo apunta a que la efímera relación entre los franceses y la Federación tuvo lugar en la eliminatoria a España´82, cuando Carlos Salvador Bilardo dirigió una selección en la que estaban Diemo Umaña cuando todavía no era emo, «Pacho» Maturana,  Carlos Vilarete, Pedro Zape y el gran Willington Ortíz que en la foto aparece con su cara de «sigato», la misma que más adelante lo consagraría no en el área, sino en la pantalla chica.

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Carlos Araújo, luciendo el diseño blanco con franja tricolor.
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Tuluá-Umbro-Cerveza Corona II

TuluaCoronaBlanca
El Cortuluá, con el no-patrocinio de Cervecería Corona.
CortuluaUmbroRojo
Tuluá mega Umbro.

Ya en su momento registramos la increíble y triste historia del Cortuluá y la Cervecería Corona S.A. de C.V y ahí de paso con la multinacional Umbro.  Cuando reseñamos ese tragicómico episodio no contábamos con material gráfico suficiente. Por suerte y gracias al aporte de nuestros  mentores de enunabaldosa hoy complementamos ese texto con estas dos fotos.

En la primera, tenemos al equipo de Quintabani luciendo en el Atanasio Girardot el atuendo de la polémica.  En la segunda, el escenario es el Pascual Guerrero y en ella tenemos al uniforme que, en teoría, sería el del torneo local (además del azul), con un poderoso logo de la casa inglesa que, sin querer queriendo,  evoca diseños de corte interempresarial.

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Moda’86

A la memoria del Zapote mecánico

Ahora que está tan en boga el tema de los lanzamientos de uniformes de competición, es bueno mirar en el retrovisor para toparse con la que, corríjannos si nos equivocamos, fue la primera indumentaria en ser presentada en sociedad con algo de ruido. Fue la de la selección del médico Ochoa que disputaría las eliminatorias para México´86. Como ya se dijo en un post anterior, a esta selección no sólo la apadrinó Amparo Grisales, también la asesoró una «Comisión de notables» que tuvo entre sus tareas procurarse los servicios de una diseñadora en una época en la que Silvia Tcherassi no había desplazado aún a los diseños elegantes, pero casuales de Candilejas.

La elegida fue María Elvira Pardo, quien, juiciosa, permaneció 40 días recluida en su cuarto de costura dándole vueltas al nuevo diseño que habrían de lucir, con garbo y distinción, «el Nano» Prince, Arnoldo Iguarán, Germán Morales y «el Polaco» Escobar en los estadios del continente.

Cuando ya estuvo listo el diseño, El Tiempo, también esta vez, se adelantó y publicó estos matachos anunciando que el rojo sería el uniforme principal o «No.1». Informó también que Maria Elvira tomó atenta nota durante su trabajo de las precisas observaciones que le hicieran Pedro Zape, «el Triciclo» Córdoba y los demás integrantes del combinado patrio. Después, le dio la palabra a la diseñadora quien se refirió con estas palabras a su obra: «el diseño se fue simplificando hasta llegarse a un modelo que, sinceramente, consideramos agradable y muy representativo. Creo que los futbolistas sí sentirán ahora la camiseta, como se suele decir empleando términos deportivos».

Por último, los infaltables entuertos legales. Recuerda el periódico que en virtud de la resolución 000011, ratificada por la 000486 de 1980 [no estamos inventando, existen, pueden consultarse] emitidas ambas por el Ministerio de Educación, el zapote (o naranja, según la óptica del redactor) debía ser el color oficial de cualquier representativo patrio en cualquier disciplina deportiva que compitiera en el exterior. Viejo zorro, don León Londoño le restó importancia al tema afirmando que la Fedefútbol harán ante Coldeportes «algo que otras federaciones no han hecho, como es notificarle que hemos diseñado un nuevo uniforme. Pero si fuera rechazado, sencillamente entraríamos a pensar en el retiro de nuestro equipo de la eliminatoria porque el uniforme ya fue inscrito ante la FIFA y ahora ya no podemos jugar con otro». Un capo don León. Un verdadero capo. .

Día exacto de la muerte del zapote mecánico


Arriba, de izquierda a derecha: Eugenes Cuadrado, Gonzalo Soto, Luis Eduardo Reyes, Américo Quiñónez, Luis Octavio «Ormeño» Gómez, Jorge Porras; Abajo, de izquierda a derecha: Carlos Ricaurte, Víctor Lugo, Willington Ortiz, Arnoldo Iguarán y Luis Norberto «Huevo» Gil.

La palabra zapote solamente tenía dos relaciones en Colombia: Una, las paletas de «Helados Holanda» y el uniforme de la Selección Colombia. Pero esa etapa marcada por colores sicodélicos y actuaciones deplorables de «Tribilín» Valencia, finalmente vio su final el 26 de mayo de 1985, cuando se estrenó una nueva camiseta. Fue victoria 1-0 contra Perú en las eliminatorias hacia un Mundial en el que, de no ser por la impericia de muchos, habríamos podido participar sin necesidad de repechajes, ni Navarro Montoya..

Olaya Millonarios

Otra pieza de fina indumentaria futbolística que de llegar hoy a las casas de subastas textiles de la Plaza España rompería récords por su valor agregado vintage, es esta camiseta que lució en 1986 la unión temporal de Millonarios con el equipo anfitrión del tradicional hexagonal decembrino. Valga la oportunidad para recordar que portando esa camiseta, el equipo, que para efectos de esa edición del «Amistad del sur» se denominó Olaya-Millonarios, se coronó campeón gracias al aporte de jóvenes talentos como Nilton Bernal, Hugo Galeano, José Antonio Díaz, Gabriel Quimbaya y el gran Rubén Cuevas quien seguramente lució los Croydon «pisa huevos» que habrían de inmortalizarlo. El director técnico era Gonzalo «Garrincha» Guzmán. .

América Fila-1999

Uno más en la larga lista de breves y no menos extraños convenios entre equipos colombianos y firmas extranjeras de ropa deportiva. El que hoy nos ocupa tuvo lugar a finales de 1999, cuando el América abandonó la marca argentina Topper para estrenar diseños la casa italiana Fila. Tal y como había sucedido años atrás con Adidas, el negocio ítalo-caleño fue efímero: sólo algunos meses los diablos visitieron esta camiseta. Para comienzos de 2000 ya la habían abandonado para utilizar a la muy caleña marca Lusti mientras llegaba la indumentaria Kappa, a la que si supieron mantenerse fieles por más tiempo.

Dicen los que saben que la razón por la que intempestivamente fue roto el contrato con Fila fue la misma que en otros momentos ha enviado por el retrete contratos similares: incumplimiento del proveedor en esta ocasión representado por algún avezado emperesario centroamericano. Cualquier información adicional que sirva para aclarar este nuevo misterio textil, con gusto la recibiremos..

Especial Millonarios y Adidas


El modelo que lucieron los azules en 1996.

Concidiendo con el anuncio de la firma del contrato entre Millonarios y Adidas por medio del cual la empresa germana fabricará la indumentaria azul por los próximos cinco años (comenzando en 2009) el Bestiario del balón, siempre fiel a su misión, les ofrece este recuento de la relación entre azules y alemanes.

El primer capítulo de esta historia tuvo lugar en 1984, año en el que por primera vez se vio el logo de Adidas en la camiseta azul. Recordemos que eran otras épocas, eran días en el que el mercadeo y el fútbol todavía no se habían encontrado -al menos en Colombia- y a nadie se le había ocurrido que vender en las tiendas deportivas camisetas iguales a las que usaba el equipo profesional podía ser no sólo una buena idea sino también un buen negocio. Para esos días, lo común era que el club adquiriera un paquete de uniformes y sudaderas (el uniforme de entrenamiento solía ser uno viejo de competencia) al que se le estampaban o cosían el escudo del equipo y los respectivos números. Por esta razón, era común verle a un equipo varios uniformes de diferentes marca y diseño en una misma temporada. En el caso que nos compete, Millonarios tuvo a bien adquirir, seguramente en Cali, donde se fabricaban uniformes de esta marca para todo el mundo, un paquete de camisetas y sudaderas Adidas azules para que las lucieran Valderrama, Espíndola y Vivalda, entre otros. Estos uniformes de dotación se utilizaron hasta bien entrado 1986. Cabe anotar que el América también utilizó durante estos años varios diseños Adidas. El Cali, por su parte, prefirió Le Coq Sportif.


Arnoldo Iguarán, muy galante con el uniforme Adidas y la señorita Bogotá 1986, Ana María Campillo.

Diez años después, en 1996, se volvió a ver a los embajadores luciendo las tres rayas. Fue después del subtítulo obtenido a mediados de ese año, cuando una firma, dicen, poseedora de la franquicia de la marca alemana ofreció confeccionarle los uniformes a los azules. Para esos días Nacional, Santa Fe, Cali y por pocos partidos el América lucían la marca en sus uniformes. Según coinciden las fuentes, no había contratos, valga la redundancia, millonarios de por medio; simplemente la marca poseedora de la franquicia se comprometía a proveer a los equipos y de paso aprovechaba para sacar a la venta una no muy numerosa cantidad de camisetas. Fútbol y mercadeo apenas comenzaban sus coqueteos.

Este segundo capítulo no duró mucho. En primer lugar, se asegura que los fabricantes de los uniformes incumplieron con el envio de las cajas con la indumentaria, motivo que les sirvió a los directivos azules para dar por terminado el contrato a finales de año y regresar a la siempre noble y fiel casa bogotana Saeta. En segundo lugar, un breve repaso a las estadísticas nos muestra como Millonarios no logró ganar ni un sólo partido mientras utilizó esta camiseta. En el fútbol es bien sabido que las cábalas ocupan un lugar preponderante y si después de nueve fechas no se ha ganado ni un sólo partido luciendo la camiseta que justo se estrenó cuando comenzó la racha lo más probable es que estas terminen sus días en una hoguera de sándalo, muérdago y serpentaria. Y algo de mufa si debía tener la camiseta. La noche de diciembre en que Millonarios estrenó indumentaria Saeta en reemplazo de la Adidas, los azules comodamente derrotaron 3-0 al Unión Magdalena en el Campín. Dato curioso, ese uniforme tenía el escudo impreso al revés, seguramente un consejo de algún asesor místico para terminar de romper el malefecio. Al año siguiente los uniformes Adidas se le vieron a los azules en un par de partidos más, uno de ellos contra Quindío en el Campín. En ninguno de ellos se llevaron los tres puntos.


El popular «Huevito» Gil, también luciendo la marca alemana.

Una década y un poco más después, Adidas regresa, ahora sí con todos los fierros comerciales y de mercadeo, a vestir a los azules. Sólo por si las moscas, y esperando también que sirva para acabar con 21 años de sequía campeonil, fuentes cercanas al club aseguraron que el agua de la primera lavada de los uniformes será bendita.
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Cali-Univalle 40 años


Parados (de izq. a der.) Félix Polo, Carlos Valencia, Luis Murillo, Carlos Mario Hoyos, Ricardo Julio Villa, Álvaro «Polaco» Escobar. Abajo: Alberto Bicca, «Lucho» Herrera, Henry Otero, Carlos «Pibe» Valderrama, Gilmar Aponzá.

No sabemos cuál fue la razón. Quizás fue un noble gesto por parte de la directiva azucarera saludando al alma mater de tantos vallecaucanos en una fecha tan importante. También pudo haber sido fruto de un convenio para ofrecerle a los beneficiarios del plan «Venga a Cali, juegue en el Cali» cursos libres de paisajismo, bricolaje y arte country. Alguien también aseguró haber asistido a clases del curso «Introducción a la economía» con el «Polaco» Escobar sentado en el pupitre de atrás, mientras que otra fuente insite en haberle prestado una tarea de «Introducción al derecho penal» a Carlos Mario Hoyos. Sea lo que sea, el Bestiario del balón saluda, tarde, este puente que se tiende entre la academia y el deporte..

Junior Wilson (fallido) 2007

En el fascinante mundo de la confección deportiva colombiana son comunes los casos de contratos entre un equipo y una marca (siempre con algún reconocimiento internacional) con final abrupto. Como ejemplos tenemos los casos de Adidas con Millonarios y América a finales de los 90, el de Fila con el mismo América por la misma época y el de Umbro con los azules en 1995 y con el Cortuluá en el 2002. Es justo decir que siempre que esto sucede, las marcas locales (Saeta, Lusti, Torino) aparecen para en cuestión de horas evitar así tener que encomendarle al mensajero del club «buscar 18 camisetas en el Exito mientras vemos qué se hace».

Uno de los casos más recientes de malentendidos entre multinacionales del diseño deportivo y clubes colombianos tuvo lugar a comienzos de 2007 cuando el Junior decidió abandonar la marca local Zodium para firmar con la casa tenística norteamericana Wilson. Como suele suceder en estos casos, lo primero en llegar fueron las camisetas de entrenamiento y los buzos de los arqueros. El paquete con los uniformes de competencia tardó más de lo debido, razón por la que el Junior ser vio obligado a lucir un uniforme de transición durante varias fechas mientras, suponemos, el furgón del servicio de Servientrega con las cajas llenas de uniformes llegaba a la sede «Adela de Char». Pasaron los días y las semanas y nada se supo de los uniformes. Dicen por ahí que las camisetas llegaron primero a algunos almacenes deportivos del centro del país, donde poco o nada le podian ser útiles a los «Tiburones». Después de varias semanas, se agotó la paciencia de los amigos del «Zurdo» y Comesaña (e.g. la familia Char) y se decidió que mientras «se veia que se hacía» se le pediría a la casa bogotana Saeta que los desvarara. Sin remilgos y mostrando gran eficiencia, Saeta pronto tuvo listo un diseño para vestir de urgencia al Junior, todo esto mientras se ultimaban los detalles del contrato con la casa franco-pereirana Patrick.


Junior, con uniforme provisional esperando a Wilson. .