Javier Fernández, un narrador posmoderno

httpv://www.youtube.com/watch?v=xYOklTpX28s

La narración posmoderna, sobre todo si de prosa se trata, se caracteriza, entre otras, por prescindir del tiempo lineal. Pasado, presente y futuro se barajan dando paso a la circularidad en el relato: hoy puede ser mañana, ayer ya fue pasado mañana. Pues bien, hasta hoy nos enteramos de que estas vanguardias literarias le apuntan a colonizar otras narraciones, en este caso la deportiva.

Javier Fernández, créalo o no, fue uno de sus abanderados. La prueba es este fragmento de narración del histórico gol de «Neco» Martínez contra Polonia en la gira «sparring» (o mirar y no tocar) que hiciera la selección de mayores días antes del Mundial de Alemania 2006, certamen del que fue eliminada con lujo de detalles. Como verán, sorprendido por la hazaña del buen «Neco», Fernández no quiso quedarse atrás y sacó de la manga su propio as narrando el gol de una forma nunca antes vista: en pretérito imperfecto para luego brincar sin despeinarse al presente subjuntivo, y de ahí si desbocarse en su empalagoso relato.

Una lástima que el buen Javier haya abandonado estas sendas de innovación para inscribirse, poco después, en una escuela tan retardataria como insoportable: la de los diminutivistas.

El misterio del manoverguismo azul, II parte

Ya instalado el tradicional santo y seña que era casi una comunión entre los jugadores de Millonarios, parecía que no iba a existir ningún sobresalto en las costumbres de este clan hasta que el argentino Daniel Tilger apareció. Debutó en Boca y al país llegó para el Sporting de Barranquilla en 1991, destacándose por sus dotes goleadoras en infinidad de equipos. También demostró su valía en Millonarios a finales de los noventa y tal vez entusiasmado por tanto cariño recibido, decidió hacer público el código que distinguía a la secreta logia.

En el Palogrande -qué mejor lugar para hacerlo, pensó Tilger- y tras marcar un gol al Caldas, pensó que Juan Carlos Henao, a pesar de no ser del mismo equipo, podía ser parte de este club de los cortapalos. Lo invitó cortésmente a hacer parte de esta cofradía haciéndole  el santo y seña y fue Troya. Fue como si hubiera traicionado a todo el consejo manoverguista. El portero no supo qué hacer y los demás «miembros» se sintieron ofendidos por la generosidad de Tilger por convidar a alguien ajeno. La controversia no se detuvo y además de que el delantero argentino recibiera una larga sanción de la Dimayor por su hecho, el cónclave manoverguista decidió su expulsión inmediata de tal membresía.

Tilger se fue a su país y  las levantadas carpas embajadoras guardaron silencio, hasta que la unidad investigativa del Bestiario del Balón recuperara el testimonio de sa noche de cisma interno en Manizales.

Usted se encuentra en estado “Mal, hermano”, si…

  • Entra a la casa y siente que su mujer está “oliendo a otro”.
  • Recibe llamadas amenazantes de las centrales bancarias cada dos horas.
  • Se pincha en El Pescadero y el repuesto está desinflado, mientras los niños lloran en la parte trasera del carro.
  • Le sale un vejigón en el dedo gordo y, por magnetismo maligno, no hace sino pegarse en la parte afectada.
  • Pero, por sobre todas las cosas, si su equipo se fue a la B y además le toca explicarle el fracaso a prensa, aficionados y directivos con ese gesto lastimero, casi colegial que uno a veces puso cuando los matones del curso querían montársela.

Moisés Pachón, en 1995, año en el que el Cúcuta descendió a segunda, mostró en toda su extensión, ese doloroso resquemor de alma que solo se describe con la expresión “Mal, hermano”.

Alberto Casas y su lamparazo más desconocido

Junior de Barranquilla se acababa de coronar campeón del corto torneo adecuación de 1995 -a pesar de perder 3-1 contra Santa Fe en Bogotá- y era la noticia del día. Por eso Alberto Casas Santamaría dejó por un instante su cargo de director del noticiero «Colombia 12:30» para terciar con Carlos Zapata en la sección de deportes. El ex ministro de comunicaciones y que también anduvo en la cartera de cultura hizo anuncios fuertes en su intervención.

Con paraguas en mano, le metió picante al trámite del partido por un supuesto «pacto de caballeros» entre los presidentes de Santa Fe y Junior insinuando un probable arreglo y además se arriesgó a dar el veredicto económico que dejó el clásico cervecero entre Águila y Leona. Los Santodomingo daban la vuelta olímpica con los junioristas y la Organización Ardila Lülle comía grama de lo lindo al ver que el Cúcuta, club que llevaba su patrocinio, se iba a segunda división. Eso sí: en ventas de botellas, la cosa cambiaba. Carlos Zapata miró impávido y decidió no comprometerse mucho. ¡Era el jefe el que estaba hablando en vivo y en directo!

Esta escena es todavía más surrealista si se mira la escenografía: mientras que el «Doctor» Casas está cobijado por los aros olímpicos, Carlos Zapata se deja consentir por los cachaquísimos cerros tutelares de Bogotá. El mundo al revés.

Solo faltó una tanda de poesías y un brindis animado para que todo cerrara de manera ideal. Los más aguzados afirman que había una hielera y una botella de sello azul bajo el mesón.

¡Salud!

¡Santos Chigüiros belicosos, Batman! La pelea con el Guigo Mafla

Después de una intensiva y ardua búsqueda en los archivos, parecía estar todo perdido. Pero -como siempre suele pasar- en el último cassette aprecieron los ¡plaf! ¡Kataboom! ¡Spooof! ¡Touché! ¡ieeeeee! y demás onomatopeyas dignas de enfrentamientos de Ciudad Gótica. Allí, en ese último carrete aparecieron como por arte de magia los golpes cruzados entre Edison «Guigo» Mafla y Jair «Chigüiro» Benítez, en medio de un juego entre Santa Fe y Cali que además de guardar esta leyenda, también dejó para la historia el más alto pico de rendimiento del «Nobel del gol», el uruguayo Gabriel García, autor de dos goles esa tarde-noche volátil y el extraño número 10 en la camiseta del agredido.

Ya con la causa juzgada y el tiempo como contemporizador, extraña la actitud robinesca de Benítez -en ese instante no tan poseído por Wesley Snipes, dada su torpeza al responder al cachetadón- quien se deja cascar sin miramientos por el Bruno Díaz disfrazado de volante de creación. Y la anotación no es casual: «Chigüiro» manejaba altísimos índices de estrés desde su llegada al rojo por las constantes puteadas que, en una especie de corifeo, le espetaban primero el «Pecoso» Castro, y luego la tribuna por su escaso tino a la hora de centrar la pelota.

Narración cortesía de Santiago Moure, Martín De Francisco y Ricardo Henao.

EXTRA: Colombia a por el Nobel 2011

Queda poco por decir. De la tierra de Barba Jacob, Vallejo y Héctor Abad, con ustedes Amado Hernández, autodenominado poeta que, dicen las malas lenguas,  antes de cada partido se toma un frasco de Dulcolax verbal. Si la academia no establece controles antidoping para el Nobel de literatura de 2011, Colombia va a la fija con Amado Hernández.

Un hétor para Casierra

Aporte de Carlos David Palacio.

Para las verdades el tiempo. Cuántos días con sus noches no desperdiciaron los hinchas azules tratando de encontrar el porqué del paupérrimo rendimiento de sus ídolos. Años después, la comisión de verdad histórica, reconciliación y reparación del Bestiario del balón está en condiciones de aportar algunas pistas. Primero fue el caso de Harry Castillo, ahora el que se aclara es el de  otro hijo de Tumaco: Mauricio Casierra. Como pasó con «Churta», el videoclip que hoy les presentamos demuestra que para Casierra el fútbol ocupaba un triste tercer o cuarto reglón en su lista de prioridades. Puede que de cuerpo estuviera en la banda derecha del Campín, pero no hay duda que su alma levitaba entre bling blines y acordes de reggeaton.

Y de nuevo, la Programación Neuro Lingüística. Así, mientras en pleno partido Casierra recitaba mentalmente la letra de «Culo llegue» no había balón al que no llegara de culo.

P.D: Tampoco aquí hay payola de por medio.

¡Ala mi rey! Pelé es bogotano

Hay testimonios que confirman cosas. Uno de ellos apareció en la red gracias a la atenta búsqueda de uno de nuestros fieles colaboradores que encontró la prueba de que Pelé es hombre de rancio abolengo cachaco. Destapó su verdadera identidad en un comercial de Atari en la que, con acento de notario capitalino, muestra su felicidad después de hacer un gol en un video juego, anotación que fue incluida en sus 1281 goles registrados.

Y aunque no tenga mucho que ver con el fútbol, este comercial también confirmó que Kareem Abdul-Jabaar, mítico basquetbolista de los Lakers es de Itsmina (Chocó) y que el piloto de fórmula 1 Mario Andretti, tiene serios problemas de dicción. Dicen que por esto, se retiró de las pistas y se transformó en «DJ Mario Andretti», famoso pinchadiscos de precarias reuniones en conjuntos cerrados ubicados en Flandes (Tolima)

Radiobestiario y la fonomímica

Radiobestiario, su podcast siglo XXII, esta semana con:

-Johan Fano, precursor de la fonomímica cómico-musical (ver videoclip adjunto).

-Manimal Cortéz: Animal de poder del fútbol colombiano (y sin una gota de yajé).

-Carrera de observación por el barrio Santafé para despedir al Tigre.

-Software bestiarista: Championship Ricard.

-Ejercicio pedagógico: el Pibe nos convenció: el técnico tiene que ser colombiano.

-Ronaldo en la mira de la maldición de Monserrate.

-¿Vagner Love próximo comisionado de paz?

-El Real lidera el torneo y Eugenio lidera la ingesta.

-Miguel Ángel sienta su posición sobre la educación experiencial.

Descargar (Clic secundario y luego «Guardar enlace como…»)

Usuarios de iTunes y portadores de iPods hacer clic acá. .

El videoclip es un aporte y hallazgo de GuayiGol.

jfdghjhthit45