
Adivine el nombre del caballo de Faustino y gánese un viaje con todos los gastos pagos al festival nacional de estudiantinas de Tuluá..


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Volante de creación bogotano de la misma camada de Juan Carlos «Paolo» Rodríguez, Juan Carlos Niño y Eddy Villarraga baluartes todos de la selección Bogotá sub23 de finales de los ochenta. Se asomó por primera vez al profesionalismo promediando 1989 cuando una huelga de la primera división obligó a las directivas a llamar a las reservas cardenales con el arquero dentista Carlos Baquero a la cabeza fueron a la primera línea para un partido en El Campín contra el Unión Magdalena (1-0, victoria samaria).
Como es la constante con los jóvenes valores bogotanos, Fabian no pudo mostrar todo su talento en Santa Fe. Fue en Manizales, en el Once Philips del «Moisa» Pachón que en 1990 fue la revelación del año clasificándose para la fiesta de fin de año en una época en la que el Once era Phillips y segundón no Caldas y ganador. Figura en Manizales y estandarte del Once en 1991, 1992 y 1993, fue, junto con Juan Carlos Niño, la cuota bogotana en la selección preolímpica del «Bolillo» Gómez. Sobra recordarlo, la constante en las selecciones de Hernán fue ver a la cuota bogotana en un terecerísimo plano. Esta no fue ni mucho menos la excepción.
El desaire del alocado adiestrador paisa no logró amilanar a Fabián que siguió recorriendo la senda del triunfo en el Once. Su regularidad en la perla del Ruiz hizo que el por ese entonces todopoderoso América fijara sus ojos en él. A comienzos de 1994 se finiquitó el que sería catalogado en su momento como el fichaje del año y Fabián –por esos días el jugador más cotoso del país– desembarcó en Cascajal. No sabía, seguramente lo sospechaba, que su nombre se uniría al de otros tantos jóvenes valores que vieron truncadas sus carreras en los anaqueles americanos. Algunos, algo maltrechos y corroídos, pudieron escapar. No fue este el caso de Fabián de quien no se volvió a tener noticia. .

«Chalo: Santa Fe (Millonarios) está jugando sabrosito sabrosito, Jairo. Yo veo a este equipo bien paradito, las líneas estan bien sincronizadas y de no ser por la infame actuación de Panesso esto ya estaría dos a cero a favor del cuadro capitalino. Voz Comercial: Industrial de poleas, toda clase de poleas en hierro y aluminio…(se interrumpe la cuña, se escucha un bullicio) Orozco, Orozco, pero por Dios, Orozco… (silencio con bullicio de fondo)…. gol gol gol gol gol gol gol gol gol gol gol goool del Unión, Huila, Quindío, Junior, Nacional, etc».
Sus frecuentes yerros en las canchas del país inmortalizados gracias al inolvidable estilo del «Fútbol visitante» hicieron del central barranquillero Eduardo Orozco un símbolo de la vulnerabilidad de los equipos capitalinos en sus incursiones fuera de la ciudad. Todo esto gracias a que, como pocos, tuvo la oportunidad de militar en ambos bandos constituyendose así en un referente compartido de las gestas fallidas que Jairo Moncada y «Chalo» Gonzales llevaron a los oídos de fanáticos pegados al transistor en una tarde marchita de domingo. De Orozco se puede decir también que pese a ser de la cantera azul (eterno capitán de las inferiores), se le recuerda más por sus tardes con la roja, club en el que militó entre 1993 y 1996, previa participación en la zaga del Cóndor. Hizo también parte de la selección Bogotá sub23 de comienzos de los noventa junto al «Pocillo» Díaz, Juan Carlos Niño, Fabian Martínez y Jaime Leonardo Rodríguez, entre otros.
A Millonarios regresó en 1997 cuando la lesión de Osman López motivó su inscripción a última hora para la Copa Libertadores, torneo en el que desperdigó todo su talento y elegancia al defender –a su actuación contra Peñarol en el partido de primera fase en el Centenario no la ha podido borrar el paso del tiempo–. Su paso por Millonarios duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks; sus constantes imprecisiones precipitaron su salida una vez sentenciada la eleminación de los azules del torneo continental. Desubicado, buscó refugio en el Tolima grande, donde fue acogido primero por el Tolima y después por el Huila, último registro que se conserva de su trasegar..

Option Votes %
El indio pijao 64 21.1
Caretorta Palacios 19 6.3
Deportivoindependientemedellín Giraldo (el del perrito) 60 19.8
El loco Darío del Once Caldas 9 3
El tiburón del Junior 15 5
El cole 52 17.2
El oso ochentero de Millonarios 37 12.2
Yamid Amat 47 15.5
Total votes: 303

«Cuando el Junior juega todo es alegría…».

Eran días felices los del América de Cali a finales de 1996, tal y como lo comprueba la sonrisa Kolynos de Leonel Álvarez. Eran días de lujos y derroches en las filas escarlatas. Días en los que la lista Clinton era todavía la lista que llevaba Hillary al supermercado.
Entre estos excesos se cuenta el cambio frecuente de indumentaria. De Umbro a Nanque, de Nanque a Topper, todo en menos de dieciocho meses. Entre estos ires y venires –o mejor: vestires y desvestires– hubo un par de partidos, a finales de 1995, en los que a los diablos se les vio este curioso uniforme Adidas, bastante lejano de cualquiera de los diseños estándar que en esa época mostraba la marca alemana..
El clásico capitalino más recordado de la historia no podía dejar de tener su espacio en el Bestiario. Y qué mejor que al estilo de «Fútbol en detalle» del Noticiero de las siete. Voz en off: Adolfo Pérez..

Contribución: Carlos A
El 4 de febrero de 2001, a las 7.30pm, se completó en Guayaquil una de las mayores entre tantas vergüenzas futbolísticas que el destino le ha deparado a este país sufrido y madrugador. No hubo tarjeta Visa que pudiera paliar la tristeza de este grupo de muchachos, quienes fracasaron rotundamente en el Sub 20 clasificatorio para el Mundial de Argentina en 2001.
Un grupo de vagos orientado por Alfredo Araujo (jugador de Tolima y Junior en la década del 80) fue a tierras ecuatorianas con el propósito de clasificar al Mundial Sub-20 que se llevaría a cabo en Argentina. La selección gaucha era la anfitriona, razón por la cual estaban aún libres los 4 cupos que la FIFA otorga a la CONMEBOL para los mundiales juveniles.
En la primera fase, Colombia compartió grupo con Argentina, Chile, Uruguay y Bolivia, en la ciudad de Cuenca. El primer partido, contra Uruguay, arrojó un prometedor 1-0 gracias a Leonardo Enciso. El resultado era prometedor si tenemos en cuenta que aún había que pasar por encima de Argentina y Chile, sin duda los rivales más difíciles junto con los charrúas. El primer obstáculo estaba superado. Sin embargo, pocos días después Argentina se encargó de aterrizarnos con una portentosa goleada 4-1 en la que el equipo de Pékerman jugó a su antojo y que puso en evidencia las primeras y gruesas fallas de una defensa liderada por Wilman Conde Jr. y Jámel Ramos.
Dos días después Colombia hizo lo que se esperaba: ganarle a Bolivia; Óscar Villarreal se encargó de darle el triunfo al combinado patrio sin que la defensa superara, o siquiera afrontara, sus serios problemas tácticos, agravados además por un mal trabajo en la zona de recuperación donde John Culma y Jimmy Obando fueron un auténtico colador.
Las esperanzas de acceder al hexagonal final parecieron extinguirse en el último partido del grupo: un 2-1 en contra cortesía de los chilenos parecía haberlo sentenciado todo. A la derrota había que sumarle, tal como había sucedido contra Argentina, las expulsiones en el equipo colombiano: John Culma se anotó con una roja en el minuto 81.
Nadie daba un peso por el equipo cuando, fieles a nuestra estirpe, entramos a depender de una victoria de Argentina o un empate en el Argentina-Uruguay con que se cerraba la primera fase. Los uruguayos necesitaban de un triunfo para seguir con vida en el torneo y había mucho temor en la concentración colombiana pues los charrúas jugaban contra una Argentina ya clasificada no sólo al hexagonal final sino también al mundial. Sin embargo, la suerte estuvo del lado de nuestros muchachos madrugarores esa noche y el clásico del Río de la Plata se saldó con empate favorable para nuestros intereses. La clasificación dio pie a una celebración que inspiró entre los televidentes un dolor de patria sólo comparable con el que se siente contemplando el malogrado velódromo de Arauca. Tal y como lo dijeron en “El Siguiente Programa”: no están celebrando que clasificaron sino que no los eliminaron. Totalmente cierto, ya que este equipo no hizo ningún mérito por acceder a la siguiente fase.
Llegó entonces el hexagonal final, el generosísimo hexagonal final que garantizaba mundial a los primeros 5 equipos algo que no parecía un imposible para Colombia si tenemos en cuenta que selección local era la más débil sobre el papel y el equipo chileno era un rival que se podía vencer.
Como era de esperarse, comenzamos mal. En Machala, Paraguay nos atendió 3-1 y el camino empezó a complicarse. Seguía Brasil, que había goleado 6-0 a Chile y seguramente repetiría este accionar contra los nuestros. Los diarios al día siguiente no hablaron de proezas ni milagros: 4-1 fue el resultado final a favor de los brasileros. El siguiente en el camino era Ecuador, equipo al que había que ganarle sí o sí; un gol de Johnnier Montaño en el minuto 73 le devolvió la esperanza a la selección. 1-0, sufrido, pero lo habían logrado.
En el que fue el mejor partido de Colombia en el torneo, faltó el centavo para el peso. Luchó todo el partido contra Argentina y jugó bien pero en el minuto 77 Alejandro Domínguez sentenció el 1-0 a favor de los futuros campeones juveniles. Quedaba entonces el partido contra Chile con la dirección arbitral del español Mejuto González . No parecía ser tan difícil, ya que los australes venían de perder con Ecuador y además había un sentimiento de revancha. No obstante, el técnico Araujo hizo unos cambios en la alineación titular que nadie entendió. Se le enredaron las cosas, el planteamiento no funcionó y los cambios tampoco. 0-0 fue el resultado final sellando con broche de latón una actuación de una selección menor sólo comparabale con la del preolímpico 2000.
Pensando en una eventual investigación de oficio por parte del Ministerio Público, el Bestiario pone a disposición de la comunidad la nómina de esta selección:
Arqueros
1 Álvaro Solís (Santa Fé)
12 Edgar Uribe (jugó en Nacional)
Defensas
2 Wilman Conde (Real Cartagena)
19 Jamel Ramos (Santa Fé)
16 Rubén Darío Bustos (América)
4 Diego Valdez (Cali)
3 Jorge Amara (Junior)
15 Juan David Batista (jugó en Pasto y Medellín)
6 John Jairo Culma (Cruz Azul de Oaxaca, segunda división mexicana)
5 Diego Toro (Nacional)
Volantes
14 Jimmy Obando (jugaba en el Cali)
17 Javier Flórez (Junior)
20 Luis Felipe Chará (Nacional)
10 Johnnier Montaño (Tuluá)
18 Álvaro Domínguez (Cali)
8 Aldo Leao Ramírez (Nacional)
Delanteros
7 Óscar Villarreal (San Martín de Perú)
9 Leonardo Enciso (¿Pasto,Cartagena?)
13 Leonardo Rojano (Estuvo en el Junior hasta el primer torneo de 2006)
11 Carlos “Chumi” Álvarez (Bucaramanga)
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Contribución: Abra
Temido volante de recuperación del “Poderoso” DIM de finales de la década de 1980 y comienzos de los noventa cuando en dicho equipo pululaban “cracks” de la talla del “Pipe” Uribe, Danovis Muñoz, Carlos Jiménez y Omar Cañas, entre otros. Se esperaba de él un temple para jugar al fútbol en concordancia con su apellido.Tiempo después, la parcial rojiazul vería, decepcionada, como el temple se convertía en madera, también en concordancia con su apellido.
Después de salir campeón con la selección Antioquia juvenil en el nacional sub-23 Copa Postobón, se enroló en las filas del equipo del pueblo. Germán “Cuca” Aceros, técnico de la escuadra profesional en ése entonces, afirmaba sobre nuestro homenajeado que: “no me temblará la mano si necesito utilizarlo”. El tiempo diría después que era mejor que si le hubiese temblado.
Llegó la hora del ansiado debut. En la mente de la parcial del “Poderoso” quedó grabado éste hecho pero no por su presencia, bastante intrascendente, sino porque ese mismo día el DIM estrenaba grupo de bastoneras y ellas, con sus vueltas canelas en minifalda, lastimosamente hicieron olvidar que se iniciaba en las lídes del fútbol una futura promesa.
En 1993 jugó para el Envigado. De ésta época, se recuerda con nostalgia una de las pocas reacciones fuera de tono de nuestro homenajeado. Fue durante un partido Envigado – Bucaramanga jugado en la ciudad de los parques del que Pino debió retirarse por orden del referí. Esto no sería tema de remembranza normalmente, si no fuera por la exigencia de titularidad que después de del escándalo motivado por su exclusión del campo Pino le planteara al “Pecoso” Castro. Como castigo por tamaña insolencia fue excluido de la nómina viajera que para el siguiente partido enfrentaría al Envigado en Santa Marta.
Pasaron los años y José Luis volvió al seno de la institución que lo dio a conocer gracias a que los directivos del Medellín sólo estaban prestos a vender, ceder, alquilar, permutar, vencambiar, en fin, cualquier cosa que no fuera comprar refuerzos.
La fanaticada del DIM celebró a rabiar su regreso.
Se desconoce su paradero al momento de escribir estas líneas..

La Revista Cromos, en 1975, hizo una foto sobre los hinchas famosos de Santa Fe que celebraban el último título liguero del equipo bogotano. En la imagen, entre otros, andan los actores Boris Roth (el calvo), Alicia Del Carpio (la aseñorada), Fernando González-Pacheco (el de pinta juvenil), el Payaso Bebé (el de manos ponchas), Daniel Samper Pizano (el de barba sin bigote), Lyda Zamora (la de la indiscreta pancita) y Yamid Amat (con su habitual cara de amargo). Ellos no iban a sur, por supuesto…
Foto: Revista Cromos..