En días de Suramericano sub20 bueno recordar caras que vimos en estos torneos y de las que poco volvimos a saber después. Jimmy Bermúdez, por ejemplo. Fue titular de la selección de Eduardo Lara que, no se sorprendan, fracasó en el de Paraguay 2007. Tenía doble misión: frustrar las jugadas de ataque de los rivales, pero sobre todo dejar muy en alto el nombre de los pelirojos de Colombia, en tanto fue el primer representante de esta minoría -por favor corríjannos si nos equivocamos- que llegó a vestir la amarilla.
Al parecer, su convocatoria pudo haber obedecido a una sugerencia del Gobierno, que para entonces no sólo quería mostrar ante el mundo todos los colores de Colombia, sino también le preocupaba que le quedara claro a los congresistas demócratas empecinados en no aprobar el TLC, que en este país sí se respetaba a las minorías. Así, el mensaje fue tener en cuenta a representantes de todas, no solo las más conocidas. Esto permitió su inclusión junto a la de un emo -Sherman Cárdenas-, un fumador -nos reservamos el nombre- y un calvo: tenía que haber por lo menos un rapado en la titular de cada partido, no fue difícil.
Jimmy venía del Bucaramanga -fue titular 11 veces-, y antes había estado en el Alianza Petrolera. Luego pasó a Nacional, donde jugó la friolera de 8 partidos en dos años para emigrar al Envigado. En el equipo del Parque Estadio alcanzó velocidad crucero su carrera: jugó casi todo el 2010, con un desempeño que lo puso en la mira de los cazatalentos del Atlético Huila, donde Pilar Castaño, dicen, aplaudió la armonía entre su pelo y la camiseta.
Salió sin que nadie hiciera mayor drama del equipo de Neiva rumbo a la Liga Deportiva Universitaria de Loja, Ecuador, club que lo catapultó, por fin, este año a los titulares de la prensa del continente gracias al autogol que marcó en el partido contra Sao Paulo por la Copa Suramericana.