En el álbum del fútbol profesional colombiano, Gustavo Gómez apareció con el nombre de «David Montoya» en las páginas del club Independiente Santa Fe
La historia comienza por el final. La dirigencia del Deportivo Pasto se enfureció cuando se dio cuenta que había sido víctima de un engaño en el momento que ratificaron que el tal David Montoya, volante de creación con el habían firmado un gran contrato, no era más que el exitoso periodista, conductor del programa “Hoy por hoy” de Caracol Radio. Por eso lo mandaron a entrenar a la C con los juveniles pastusos y al lado de ya homenajeados como el buen Manolito Galarcio. Todo fue un ejercicio del denominado “periodismo de inmersión”, llevado a cabo durante casi una década.
Alguna vez, cuando Gustavo Gómez trabajaba en Radionet, (1999) casi fue descubierto por la malicia indígena del siempre avezado Gabriel Chemas Escandón, que vio en David Montoya una especie de oveja Dolly del periodista. Sin embargo, varias “bajadas de caña” que le metieron al buen Chemas, atenuaron su desconfianza, aunque alguna vez, en un corredor desolado de la extinta emisora, encaró a Gómez y le dijo: “Yo sé quién es usted verdaderamente. Estaré vigilando”.
La foto data de tiempos como editor general de la revista SoHo
La carrera de Montoya –mejor dicho, de Gómez- en las canchas iba en ascenso, aunque sabía que no iba a durar mucho en esas. Precisamente quiso escoger como banco de pruebas el Independiente Medellín por varias razones: era un equipo grande, pero olvidado por la prensa y que llevaba 45 años sin ganar un campeonato: ahí fue Troya. Con su excelente pegada de balón y despliegue, el siempre querido DIM se consagró campeón del Fútbol Colombiano. Había que seguir sosteniendo la mentira. En el 2003 vivió uno de sus días más aciagos: aunque le marcó un gol a Boca Juniors, para el triunfo del DIM 1-0 en la Copa, recibió una llamada para que se presentara a las 4 de la mañana en las instalaciones de RCN con el fin de que terminara unos libretos de “Yo, José Gabriel” que estaban sin concluir, encima de su escritorio.
Era mucho el desgaste y eso se notó en la cancha: viajaba desde Zacatepec (era jugador del club mexicano) a Bogotá todos los días para estar muy temprano en la revista SoHo haciendo las veces de editor. Por eso cuando fue transferido a la Liga de Quito, respiró un poco: ya no le iba a quedar tan lejos la oficina. Y gritó feliz cuando Santa Fe lo llevó a sus filas. Ya iba a ser manejable la situación.
Gabriel Chemas Escandón, el «Sherlock Holmes» de esta historia
En Caracol seguía trabajando cada vez con más éxito, caso contrario al fútbol, donde el gran esfuerzo físico lo tenía a maltraer y en franco declive. Hace poco de nuevo Chemas y Gómez se encontraron en un corredor de Caracol Radio. Chemas, por dentro conocedor de la verdad, le dijo:
«Le vino bien que lo bajaran a la C del Pasto. Estaba muy flaco, Gustavo. ¿O debo llamarlo David Montoya?»
Gómez lo abrazó fraternalmente y le preguntó:
«¿Usted cómo hizo para saber la verdad desde el principio?»
Chemas, prendiendo una pipa al estilo Sherlock Holmes respondió:
“Usted es el único que se pone mocasines con medias de fútbol”..