Una muestra de la bella arquitectura del Romelio Martínez
Contribución: Abra
Escenario predilecto en la ciudad de Barranquilla para el popular “carrusel»: procedimiento poco ortodoxo que por años ha mantenido familias enteras, pagado universidades, cancelado culebras, sostenido amantes y generado algunos numeros rojos en la contabilidad del municipio, es considerado una de las obras maestras más antiguas del rebusque costeño con alcance nacional.
Del escenario de esta práctica -patrimonio inmaterial de la nación- es bueno decir que hasta 1986 era el principal escenario deportivo de la ciudad, el resto eran mangas para la practica del béisbol y el fútbol con cocos y a pie limpio.
Fue construido en el año de 1934 con motivo de los Juegos Atléticos Nacionales de 1935 y respondía al nombre de “Estadio Municipal”. Su capacidad inicial era de 10.000 espectadores. Antes de la construcción de este estadio se utilizaba la cancha del estadio Moderno para la práctica del fútbol en la ciudad. Se dio a conocer en el plano internacional con motivo de los los V Juegos Centroamericanos y del Caribe realizados en 1946, evento en el que Colombia se descachó y fue campeón, invicto, de fútbol ganando los 6 partidos que disputó.
Fritos y demás viandas se consiguen en las afueras del mítico escenario
La hoja de vida del querido «Romelio» no fue ajena a los procesos de contratación que tan atareada mantienen a la Contraloría General de la Nación.Fue a comienzos de la década de 1970 cuando las frecuentes romerías de hinchas junioristas obligaron a la administración municipal a pensar en una ampliación del escenario con la construcción de nuevas graderías. Sin embargo, un ligero error de cálculo en los diseños, resultado seguramente de un Tres Esquinas de más la noche antes de entregar la licitación, obligaba a reducir el ancho de la calle 72 (aledaña al estadio) para poder concluir las obras. Después de muchas deliberaciones, también con Tres Esquinas de por medio, cómo no, se decidió demoler la tribuna nueva aún inconclusa. Esta decisión fue motivo de de fuertes críticas y la prensa local pronto la bautizó «tribuna de la vergüenza». Vergüenza que no se le vio a los contratistas cuando meses después se les vio ingresar con carretillas a la sucursal bancaria donde les fue consignado el dinero del contrato.Después de este incidente se decidió construir el estadio Metropolitano, cuyas obras terminaron en 1986.
Entre las gestas de las cuales ha sido espectador el «viejo y querido», sobresale la del 31 de marzo de 1981, cuando Junior y River plate empataron a cero goles. El mismo día en que el arquero del Júnior, Juan Carlos Delménico, le atajó un penal a Daniel Passarella y el árbitro le anuló un gol a Tutino. Al terminar, el técnico del club de la banda cruzada, Ángel Labruna, le dijo a los periodistas que había recopilado abundante información sobre su rival gracias a sus “enviados especiales”. Con una sonrisa picarona en el rostro, después explicó que éstos no eran sino los técnicos argentinos que trabajaban en ese entonces en Colombia.
Esta fue una de las últimas formaciones del Junior que jugara en el Romelio Martínez
Este partido debemos traerlo a colación, pues fue también escenario de todo tipo de artimañas con el fin de indisponer al equipo contrario en su concentración. Sucedió aquella vez que los riverplatenses, de entrada, se quejaron por el excesivo calor de Barranquilla. Su idea, una vez llegaran al hotel, era tomar un refrescante baño, pero tarde se percataron de que no había servicio de agua en los alrededores, a duras penas un feroz arroyo en el que ni el más valiente de los riverplatenses se atrevió a chapotear. Dicen las malas lenguas que para algunos jugadores del Junior esta terminó siendo un arma de doble filo si tenemos en cuenta que el fétido hedor que invadió los predios del arquero visitante (el gran Ubaldo Matildo Fillol)mantuvo a raya a la delantera tiburona.
Fotografía del Romelio tomada con el «Kokorikóptero» del Bestiario del Balón
También hay que hablar del domingo 25 de Agosto de 1968, cuando se enfrentaron Atlético Júnior e Independiente Santa Fe en un «Romelio» lleno hasta las banderas. La razón fundamental de aquel lleno a reventar en la «Arenosa» se debió, en buena parte, al estreno en las filas del equipo barranquillero del bicampeón mundial, Manuel Francisco do Santos, más conocido como ‘Garrincha’.
En el pasto pelado del escenario barranquillero, Garrincha estuvo defendiendo en una ocasión la camiseta del Junior.
Pero no todo lo ocurrido en el que fuera el máximo escenario de los barranquilleros fue color de rosas. A Eduardo Julián Retat le debe producir urticaria cualquier alusión al Romelio Martínez.En este escenario, un 12 de mayo de 1968 en un partido en el que Junior derrotó dos goles por uno al Independiente Santa Fe, el argentino al servicio del equipo «Tiburón», Oswaldo Pérez, supo propinarle un violento guayazo en la rodilla. El impacto en un primer diagnóstico lo mantuvo alejado de las canchas por varios meses. Más adelante sería el detonante de su retiro definitivo de la actividad.
Por último, no podemos dejar de recordar algunos datos curiosos del «Romelio». Por ejemplo, que igual que su hermano mayor, también fue una vez «casa de la seleccción» durante la eliminatoria del campeonato mundial de Inglaterra 1966. Fue también fortín de los tiburones en las campañas que le dieron al Junior sus primeros dos títulos profesionales en 1977 y 1980 y testigo de su participación de las Copas Libertadores de 1971, 1978, 1981 y 1984. Y no fue estadio «de un sólo local». En él supieron ser locales en diferentes momentos del campeonato profesional de fútbol de Colombia, equipos como Deportivo Barranquilla, Sporting, Libertad y más recientemente el Unicosta de Barranquilla. En la actualidad alberga los partidos de local del equipo Barranquilla Fútbol Club de la primera B profesional.
El nombre del estadio es un homenaje a un reconocido futbolista barranquillero de las décadas de 1930 y 1940 que murió en un accidente aéreo el 15 de febrero de 1947. Romelio Martínez hizo parte de la selección Atlántico que participó en los juegos nacionales de 1932 y 1935, del Sporting de Barranquilla, del Juventud Júnior y de la Selección Colombia de 1938.
Fue declarado monumento nacional por medio del Decreto 1802 del 19-Oct-1995. Un poco opacado por el Metropolitano, el «Romelio» pese a todo se las ha sabido arreglar para seguir siendo escenario de gestas memorables. En efecto, el año pasado en una olla gigante instalada en su gramilla se cocinó sancocho más grande del mundo. El evento contó con el aval de los representantes del libro Guiness para Latinoamérica y el Caribe. También es utilizado como sede para veladas boxísticas, conciertos y eventos del Carnaval de Barranquilla.
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