Santa Fe subcampeón de la Copa Conmebol


Plantel de Santa Fe que disputó el partido de vuelta de la final contra Lanús.

Esta fue la oportunidad en la que Colombia estuvo más cerca de llevarse esta especie de Copa Uefa suramericana, creada por la Confederación Sudamericana de Fútbol a principios de los noventa y por la que desfilaron toda suerte de extraños clubes como Huila, Quindío, Deportivo Español (Argentina), Porongos (Uruguay), Independiente Petrolero (Bolivia), Sportivo Alagonao (Brasil), Sampaio Correia (Brasil), Huracán Buceo (Uruguay) y Deportivo Sipesa (Perú).

Era común que estas nobles instituciones tomaran los cupos de clubes con más historia y que se negaban a atiborrar su calendario de partidos con esta competición. Esa renuncia de los equipos más importantes a disputar el torneo fue la daga que terminó acuchillando un torneo que, de haberse hecho con la seriedad necesaria, hubiera sido muy atractivo.

De hecho Santa Fe logró su cupo para participar en la Conmebol gracias a un extraño método de clasificación: en el torneo colombiano 1995/1996 se dio un incentivo para aquellas instituciones eliminadas del octogonal. Aquellos que habían quedado ubicados del noveno al duodécimo puesto se iban a luchar la clasificación a la perrateada Conmebol y los cardenales se ganaron el cupo al vencer a Medellín, Huila y Tulúa, sus adversarios de ocasión.


Upegui y Villamizar luchan contra Gonzalo «El Pejerrey» Belloso en la final

Ya en disputa del torneo, Santa Fe arrancó su camino hacia la final enfrentando al Táchira de Venezuela, con el que empató 2-2 en Venezuela y venció 3-0 en Bogotá. El siguiente escollo fue el Bragantino de Brasil, al que se le ganó 1-0 en El Campín y se eliminó con un sufrido empate a cero como visitantes.

Las semifinales ya trajeron más emoción: el Vasco Da Gama peloteó a los rojos en Río de Janeiro pero apenas pudo sacar una escasa diferencia de 2-1. En Bogotá el rojo ganó 1-0 con gol de cabeza de Robert Villamizar y la definición por penales fue la manera de dirimir el clasificado a la final: un súbito apagón de luz que retrasó el juego media hora y el yerro de Edmundo ante Rafael Dudamel en el punto blanco dejó a los hombres dirigidos por Pablo Centrone listos para chocar con Lanús, el otro finalista, que había sacado del camino a Rosario Central.

En el sur del gran Buenos Aires los granates de Héctor Cúper ganaron 2-0 (Mena e Ibagaza) y en Bogotá, en un marco impresionante (al estadio no le cabía un alfiler) las cosas parecían tomar un rumbo diferente cuando Pacho Wittingham, a los dos minutos de juego, convertía un penal claro a favor de los rojos.


Cúper celebra la obtención de la Conmebol en el camerino norte del Campín

Los 88 minutos restantes los habilidosísimos Gustavo Díaz y Farley Hoyos, los sanguíneos Roberto Vidales y Jorge Salcedo y el incomprendido goleador Silverio Ramón Penayo, chocaron contra la muralla de Carlos Ángel Roa, portero de Lanús y quien fuera arquero de Argentina en el Mundial de 1998, gran figura del juego.

¿Y es que Santa Fe cómo pretendía ser campeón con Penayo, Díaz y Farley Hoyos en ataque? Fue una de las formaciones menos brillantes del rojo en su historia, pero su enjundia los tuvo ad portas de la hazaña.


Síntesis de la Revista El Gráfico de la final.

Felicitaciones

El Bestiario del balón, siempre ajeno al discurrir de otras disciplinas deportivas, hace una excepción para saludar a la selección Colombia campeona mundial B de waterpolo en Kuwait. Por más que nos desgañitemos buscándolo en el fútbol, dificilmente encontraremos en nuestro querido balompié un logro tan supremamente cargado de aroma Bestiarista como el que hoy nos brinda este combinado que por un momento nos hizo recordar a su predecesora, la también muy bestiarista selección Colombia campeona mundial B de hockey sobre ruedas en Bogotá en 1989.

A propósito, amables lectores: ¿que títulos, eventos y jugadores B han nutrido nuestro fútbol?

Foto: El Tiempo.

Especiales del Bestiario: Estadio Romelio Martínez

Una muestra de la bella arquitectura del Romelio Martínez

Contribución: Abra
Escenario predilecto en la ciudad de Barranquilla para el popular “carrusel»: procedimiento poco ortodoxo que por años ha mantenido familias enteras, pagado universidades, cancelado culebras, sostenido amantes y generado algunos numeros rojos en la contabilidad del municipio, es considerado una de las obras maestras más antiguas del rebusque costeño con alcance nacional.

Del escenario de esta práctica -patrimonio inmaterial de la nación- es bueno decir que hasta 1986 era el principal escenario deportivo de la ciudad, el resto eran mangas para la practica del béisbol y el fútbol con cocos y a pie limpio.

Fue construido en el año de 1934 con motivo de los Juegos Atléticos Nacionales de 1935 y respondía al nombre de “Estadio Municipal”. Su capacidad inicial era de 10.000 espectadores. Antes de la construcción de este estadio se utilizaba la cancha del estadio Moderno para la práctica del fútbol en la ciudad. Se dio a conocer en el plano internacional con motivo de los los V Juegos Centroamericanos y del Caribe realizados en 1946, evento en el que Colombia se descachó y fue campeón, invicto, de fútbol ganando los 6 partidos que disputó.


Fritos y demás viandas se consiguen en las afueras del mítico escenario

La hoja de vida del querido «Romelio» no fue ajena a los procesos de contratación que tan atareada mantienen a la Contraloría General de la Nación.Fue a comienzos de la década de 1970 cuando las frecuentes romerías de hinchas junioristas obligaron a la administración municipal a pensar en una ampliación del escenario con la construcción de nuevas graderías. Sin embargo, un ligero error de cálculo en los diseños, resultado seguramente de un Tres Esquinas de más la noche antes de entregar la licitación, obligaba a reducir el ancho de la calle 72 (aledaña al estadio) para poder concluir las obras. Después de muchas deliberaciones, también con Tres Esquinas de por medio, cómo no, se decidió demoler la tribuna nueva aún inconclusa. Esta decisión fue motivo de de fuertes críticas y la prensa local pronto la bautizó «tribuna de la vergüenza». Vergüenza que no se le vio a los contratistas cuando meses después se les vio ingresar con carretillas a la sucursal bancaria donde les fue consignado el dinero del contrato.Después de este incidente se decidió construir el estadio Metropolitano, cuyas obras terminaron en 1986.

Entre las gestas de las cuales ha sido espectador el «viejo y querido», sobresale la del 31 de marzo de 1981, cuando Junior y River plate empataron a cero goles. El mismo día en que el arquero del Júnior, Juan Carlos Delménico, le atajó un penal a Daniel Passarella y el árbitro le anuló un gol a Tutino. Al terminar, el técnico del club de la banda cruzada, Ángel Labruna, le dijo a los periodistas que había recopilado abundante información sobre su rival gracias a sus “enviados especiales”. Con una sonrisa picarona en el rostro, después explicó que éstos no eran sino los técnicos argentinos que trabajaban en ese entonces en Colombia.


Esta fue una de las últimas formaciones del Junior que jugara en el Romelio Martínez

Este partido debemos traerlo a colación, pues fue también escenario de todo tipo de artimañas con el fin de indisponer al equipo contrario en su concentración. Sucedió aquella vez que los riverplatenses, de entrada, se quejaron por el excesivo calor de Barranquilla. Su idea, una vez llegaran al hotel, era tomar un refrescante baño, pero tarde se percataron de que no había servicio de agua en los alrededores, a duras penas un feroz arroyo en el que ni el más valiente de los riverplatenses se atrevió a chapotear. Dicen las malas lenguas que para algunos jugadores del Junior esta terminó siendo un arma de doble filo si tenemos en cuenta que el fétido hedor que invadió los predios del arquero visitante (el gran Ubaldo Matildo Fillol)mantuvo a raya a la delantera tiburona.


Fotografía del Romelio tomada con el «Kokorikóptero» del Bestiario del Balón

También hay que hablar del domingo 25 de Agosto de 1968, cuando se enfrentaron Atlético Júnior e Independiente Santa Fe en un «Romelio» lleno hasta las banderas. La razón fundamental de aquel lleno a reventar en la «Arenosa» se debió, en buena parte, al estreno en las filas del equipo barranquillero del bicampeón mundial, Manuel Francisco do Santos, más conocido como ‘Garrincha’.


En el pasto pelado del escenario barranquillero, Garrincha estuvo defendiendo en una ocasión la camiseta del Junior.

Pero no todo lo ocurrido en el que fuera el máximo escenario de los barranquilleros fue color de rosas. A Eduardo Julián Retat le debe producir urticaria cualquier alusión al Romelio Martínez.En este escenario, un 12 de mayo de 1968 en un partido en el que Junior derrotó dos goles por uno al Independiente Santa Fe, el argentino al servicio del equipo «Tiburón», Oswaldo Pérez, supo propinarle un violento guayazo en la rodilla. El impacto en un primer diagnóstico lo mantuvo alejado de las canchas por varios meses. Más adelante sería el detonante de su retiro definitivo de la actividad.

Por último, no podemos dejar de recordar algunos datos curiosos del «Romelio». Por ejemplo, que igual que su hermano mayor, también fue una vez «casa de la seleccción» durante la eliminatoria del campeonato mundial de Inglaterra 1966. Fue también fortín de los tiburones en las campañas que le dieron al Junior sus primeros dos títulos profesionales en 1977 y 1980 y testigo de su participación de las Copas Libertadores de 1971, 1978, 1981 y 1984. Y no fue estadio «de un sólo local». En él supieron ser locales en diferentes momentos del campeonato profesional de fútbol de Colombia, equipos como Deportivo Barranquilla, Sporting, Libertad y más recientemente el Unicosta de Barranquilla. En la actualidad alberga los partidos de local del equipo Barranquilla Fútbol Club de la primera B profesional.

El nombre del estadio es un homenaje a un reconocido futbolista barranquillero de las décadas de 1930 y 1940 que murió en un accidente aéreo el 15 de febrero de 1947. Romelio Martínez hizo parte de la selección Atlántico que participó en los juegos nacionales de 1932 y 1935, del Sporting de Barranquilla, del Juventud Júnior y de la Selección Colombia de 1938.

Fue declarado monumento nacional por medio del Decreto 1802 del 19-Oct-1995. Un poco opacado por el Metropolitano, el «Romelio» pese a todo se las ha sabido arreglar para seguir siendo escenario de gestas memorables. En efecto, el año pasado en una olla gigante instalada en su gramilla se cocinó sancocho más grande del mundo. El evento contó con el aval de los representantes del libro Guiness para Latinoamérica y el Caribe. También es utilizado como sede para veladas boxísticas, conciertos y eventos del Carnaval de Barranquilla.
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Colombia-Comba 1989

Se equivocan quienes creían que Lotto-Panamá era pionero en el siempre competido campo de la copia al carbón de diseños de multinacionales. Como lo muestra esta imagen que data de 1989, la firma pereirana Comba -que, hay que decirlo, siempre estuvo lista en paz o emergencia para hacerle la segunda a equipos y selecciones ante desplantes de marcas con más renombre- ya había recurrido al papel mantequilla como respuesta a un pedido con carácter urgente de la Federación. No sobra decirlo, el diseño que se puso debajo del papel calcante es el de la camiseta Adidas que la selección lució durante las eliminatorias al mundial de Italia 1990. Posa para nosotros Miguel «Niche» Guerrero.

Gracias, DIABLOAMERICANO..

Presentación en sociedad

Corría el primer semestre de 1988 y el fútbol colombiano de la mano de Valderrama, Higuita y, hay que decirlo, Maturana comenzaba a vivir sus días más gloriosos. La presentación en sociedad de la nueva cara de nuestro fútbol tuvo lugar a comienzos de 1988 en una gira europea en la que se empató con Escocia, se le ganó 3-1 a Finlandia y se empató 1-1 en el viejo Wembley con Inglaterra. Con ustedes, el resumen de esta gira parte de un especial que se preparó en los días previos al mundial de Italia 1990. La voz en off, adivinaron, cortesía del gran José René. Lo acompaña, aunque usted no lo crea, eran otros tiempos, César Augusto Londoño.

Muchas gracias, Juanefe..

Juan Carlos Toja

Dinámico volante con aire de rockstar que debutara con Santa Fe por allá a comienzos de 2004 en un amistoso contra la selección de Costa Rica de Jorge Luis Pinto disputado en una fría noche de miércoles en Bogotá. Después de un tímido debut y de una que otra aparición más bien fugaz en la nómina cardenal, supo desempeñarse de forma muy positiva en un control al dopaje. Su desempeño, como suele suceder en estos casos, le representó una larga y dolorosa sanción.

Superado este difícil trance, este nieto del wing derecho uruguayo que con su mismo apellido y con algún suceso vistió, entre otras, las camisetas de Cúcuta y Millonarios en los albores de nuestro fútbol, recibió esperanzado la convocatoria de Eduardo Lara para hacer parte de la selección sub20 de Colombia que disputaría el suramericano de la categoría a jugarse a comienzos de 2005 en el eje cafetero. Pocos se imaginaron que sus goles de gran factura contra Bolivia y Chile y esa titularidad indiscutida tan sólo dos años después se fueran a ver como parte de un pasado muy lejano.

Bañado en gloria, regresaría a su querido Santa Fe para no poder consolidarse como titular durante todo el 2005. Diferencias conceptuales con el entonces presidente lo obligaron a jugársela a finales de año y declararse jugador libre. Con su pase en la mano y con un casette de VHS con los mejores momentos del Suramericano como talismán partió rumbo al sur. Después de ver el video, las directivas de River Plate ordenaron su inmediata contratación y para comienzos de 2006 ya estaba haciendo pretemporada con los de Nuñez.

Con River tuvo un comienzo fulgurante con gol incluido, también de gran factura, a Oriente Petrolero en Bolivia durante el repechaje que ese año debieron jugar los entonces dirigidos por el «mostaza» Merlo. Sin embargo, tal y como sucedió los dos años anteriores, después de un comienzo de año prometedor, vinieron nuevamente los dolorosos. Estos se inauguraron con una expulsión en Defensores del Chaco, en el partido en que River perdió 2-0 contra Libertad. Esta expulsión marcó también el comienzo de una notable y duradera enemistad con el «Káiser» Daniel Pasarella, sucesor de Merlo en el banquillo riverplatense.

Relegado a la reserva y sin volver jamás a tener la oportunidad de mostrar que el video del Suramericano no era un ejemplo de las maravillas de la tecnología moderna, Toja optó a comienzos de 2007 por darle un giro a su vida y pedir visa para aterrizar en USA en busca del sueño americano, nuevo primer renglón entre sus prioridades. Hoy vive alejado del ruido en un agradable suburbio de Dallas en donde cuida con esmero su jardín, va de compras a los Malls de su condado y los domingos de cuando en vez rememora sus días de gloria en el eje cafetero enfundandose la camiseta del «Dallas FC». .

Colombia Sportwear

¿Qué opina de la nueva camiseta de la selección?

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Diseño de vanguardia, candidato a pasarela Cibeles 22 5.4
Diseñador vago, la calcó de Adidas 219 53.9
El diseño se lo encomendaron a Stadium y Stadium a Galligol 36 8.9
Parecen modistas hablando de ese tema 51 12.6
Me adhiero a la posición oficial expresada en el gesto de Bedoya 78 19.2
Total votes: 406

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Imagen cortesía de jatruji. Más sobre este tema aquí..

Entre camaradas

Se acerca el día del trabajo y el Bestiario del balón no podía ser ajeno a esta celebración. Para esto, qué mejor que esta imagen tomada del hall de la fama de la CUT en la que el «Pibe del barrio obrero» estrecha de la mano del reconocido dirigente sindical Jorge Carrillo. Sobra decirlo, la química entre ambos fue inmediata.

Gracias, DIABLOAMERICANO..

Bestiarísima: Amparo Andrade de Florencia

Estudiante de higiene oral y salud ocupacional, Amparo es nuestra primera lectora invitada a ser parte activa del apoyo del Diario Deportivo al talento nacional. Vive en Florencia, Caquetá, tiene 21 años y afirma que una fotografía no sólo muestra un físico agradable sino un conjunto de sentimientos..

Millonarios-Artesanal-2003

«Venga, vaya a cualquier paguemenos y consígase dieciocho camisetas azules para el clásico del domingo, acá le pedimos a alguien que le pegue unos escudos que tengo en algún lado guardados». Esta seguramente fue la orden del gerente administrativo de Millonarios al mensajero cuando en enero de 2003 surgió la necesidad de vestir al equipo profesional para un amistoso de comienzo de temporada contra el rival de patio. El contrato con Saeta había terminado y todavía estaba lejos el contenedor que de Arabia venía con la nueva indumentaria Runic.

Resultado de la gestión del diligente funcionario fue este uniforme artesanal que luce un energúmeno «Cabezón» Rodríguez seguramente advirtiendole a Peluffo que no está dispuesto a tolerar ni un chiste pesado más de los rivales sobre el pintoresco atuendo que esa tarde se vio obligado a lucir. Peluffo, por su parte, con su gesto parece pedirle el favor a los rojos de que se concentren en el partido y dejen en paz al guajiro y sus chiros. .