El fantasma del descenso se espanta con tropipop

Los gustos son algo muy personal y en tal sentido hay que respetarlos tanto como las fobias. No obstante, hay situaciones extremas en que la presión obliga a indagar por los flancos más débiles de nuestros enemigos para aprovecharlos en nuestro favor.

Eso hicieron los jugadores del Cúcuta Deportivo que, aterrados ante la perspectiva de regresar a ese infierno de flotas con aire acondicionado dañado, El Rey León en loop al infinito reproduciéndose en la pantalla  sin sonido  y paradores rojos con baños fuera de servicio que es la primera B, contrataron a una agencia de detectives privados para que le hiciera seguimiento a su némesis de turno: el fantasma del descenso.

La tarea encomendada pronto rindió frutos. En una reunión ultrasecreta celebrada en los bajos del estadio Santiago de las Atalayas el truquini de turno informó: «les tengo par datos, pero como la cosa es urgente, ténganse de este: el tipo detesta, odia, pero con odio jarocho el tropipop, ahí les dejo ese trompo en la uña».

Comprometidos con la causa como estaban, los integrantes del plantel entendieron el mensaje y se pusieron manos a la obra. Contrataron un grupo élite del conservatorio de Yopal (con dos refuerzos importados de Cúcuta) y entre todos lograron que Sebastián Botero en cosa de días se metiera -hipnoterapia incluida- el curso «Guitarra para todos» mientras que hubo consenso en torno a que la voz del Kinesiologo Diego Peñaloza -dos galones de propoleo después- era la más armoniosa del plantel. La letra, a juzgar por su regular métrica, se le atribuye a Juanes.

Y así nació esta sincera pieza que no sólo ha cumplido con su misión original (hoy es muy difícil que el Cúcuta pierda la categoría) sino que ha puesto a sus intérpretes por la misma senda de otros que ya combinaron guayos y acordes como el recordado «Gamo» Estrada y, en particular, todos los que en diferentes momentos tuvieron que ver con el proyecto balompédicometalerotropical  liderado por Leonel Álvarez y bautizado «The Lion’s Agony«.

Momento exacto en el que el señor Fantasma del descenso escucha el tropipop del Cúcuta. Exclusivo Bestiario del balón, prohibida su reproducción total o parcial.

Hallazgo de @sebmunera.

Exclusivo: La vida de Leonel entre la Selección y el Itagüi

LeonelDoreMillones

Mientras en otros medios abundan las crónicas de sus ejecutorias como jugador y luego como técnico, en el Bestiario del balón hemos sido los únicos que hemos seguido palmo a palmo la carrera musical de Leonel de Jesús Álvarez Zuleta, crédito de Remedios (Antioquia).

Fue así como en su momento revelamos detalles de la banda de black metal «The Lion's Agony» que integrara por allá a mediados de los 80 y que debió haber compartido más de un bazar con el entonces metacho Juan Esteban Aristizábal y su gente de Ekhymosis.

Después le contamos al mundo que en momentos en que el fútbol lo agobiaba, desaparecía de concentraciones para sintonizarse con su niño interior desempeñándose como baterista freelance de Rod Stewart.

Y esto es lo último: bien conocida fue su depresión post salida de la selección. Pues bien, de nuevo, la música lo acogió. Por suerte para él y quienes lo quieren, encontró cálido refugio como líder de la percusión en la Orquesta de la fortuna del popular programa «Do re millones».

Ahora que acaba de firmar como nuevo DT del Itagüi, respetuosamente le sugerimos a sus nuevos patrones que si quieren un técnico centrado, con sus chakras bien afinados lo mejor es que le permitan seguir con su este, su oficio paralelo y verdadera pasión.

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El factor X de Daniel Tílger

Hizo lo que quiso. Se puso cuantas camisetas pudo, jugó al urólogo en plena cancha y ante miles de aficionados,  supo lo que era celebrar goles vestido de azul, verde rojo, aurinegro, verdeamarelo y rojiblanco, entre muchas otras combinaciones. Sólo le faltó de amarillo de selección y eso porque le dio pereza hacer fila en la 100 para apostillar los papeles que le pedían.

Daniel Tílger alcanzó la realización personal y profesional en Colombia, pero esta fue parcial. La unidad investigativa del Bestiario del balón ha podido establecer luego de intensas pesquisas, que el delantero argentino en algún momento de su estancia por estas tierras quiso ingresar a la banda underground de trash metal «The lion’s agony» de Leonel Álvarez. Pero falló.

El cuento es que antes de ingresar, tuvo que seguir el proceso de selección. Este incluía una sesión de fotos con el instrumento al que que aspiraba, el bajo en su caso. Juicioso, el delantero cuadró fecha y una vez delante de la cámara dio todo de sí, pero fue demasiado. Al recibir el sobre con el material, Leo, despectivo y con sonrisa burlona que no disimuló entre dientes, dio el veredicto: «nuuu papá, esta pintica es puro pop, mero mainstrim, ¿sabes qué? pasáselo al monito este amanerado, el gringuito que dicen que se parece a mi ¿ah? ¿qué tal?…¿cómo se llama?…¡ Zulu! como que está montando su grupete, disque «Café Moreno»¿Ah?»¡Ja!, pero ni mandado a hacer para esos caribonitos está…»

Tílger recibió la razón, y, aunque alcanzó a dudarlo, consideró que el proyecto de Zulu era tan serio como otro Zulu que conocía, Zuluaga, «el Topolino» que lo divertía los sábados por la  noche. Y entonces archivó su anhelo.

"Dany, ven a mi (proyecto)", parece decir el popular Zulu.

Más sobre el lado B de Leonel Álvarez

Ya lo habímos descubierto. En su momento nuestra unidad investigativa sorprendió con el hallazgo de una imagen, evidencia del tiempo que pasó en los teclados de la banda de black metal «The Lion’s Agony». Pero el expediente siguió abierto. Había que saber más, sobre todo ahora que el protagonista de la historia ocupa el tercer cargo más importante del país. Y tras muchos pasos en falso, por fin una fuente que pidió ser identificada: @fatbolyalive con esta imagen, prueba irrefutable de que Álvarez transitó por otras sendas del universo musical. En efecto, al parecer, cuando se sentaba a azotar los teclados, entre las piernas tenía un par de baquetas. Las que usaba en sus freelances como batero de Rod Stewart.

¡Metal Rules!

Una vez develado el pasado metalero de Leonel Álvarez con su banda The Lion’s Agony, nuestra unidad investigativa se puso en la tarea de averiguar hasta el más mínimo detalle de la historia de esta agrupación. Grande fue la sorpresa cuando un bestiarista vendedor de discos en Vía libre nos contactó asegurando que había encontrado una fotografía que podía ser de nuestro interés. En efecto, impresa en páginas interiores de una revista contracultural de efímera existencia y mínima circulación en Medellín, el corresponsal había encontrado esta foto del bajista de la banda de Álvarez. Se trata, como lo pueden constatar, de John Jairo Tréllez quien, según nos informaron otras fuentes, tuvo un paso por la banda tan breve y, dicen los entendidos, tan intrascedente como lo fue su estadía en el club de la ribera. .