Felicitaciones al campeón


Nómina alterna del Lanceros campeón: Arriba (de izquierda a derecha): Antonio Toro, Diego Gamboa, Harold Freyle, Mauricio Vargas, Gerson Paz, y Héctor Méndez (delegado). Abajo: Leonardo Huertas, Carlos Salazar, Humberto Caicedo, Andrés Cifuentes, Juan Pino y Byron Agudelo.

El Bestiario del balón, siempre anacrónico, siempre despistado, saluda al Lanceros de Boyacá con motivo de su primer gran festejo después de 15 años de vida deportiva. .

Lewis Hamilton


Lewis Hamilton, haciendo sus primeros pinitos como arquero

Por todos es bien conocido que el Tercer Mundo es el lugar ideal para que figuras de renombre mundial se echen su canita al aire de cuando en vez dando rienda suelta a sus pasiones que por verdaderas son siempre reprimidas. Así, hemos visto en esta sección como el carismático actor Wesley Snipes fue el tormento de más de una hinchada por cuenta de sus zurdas y desatinadas proyecciones al ataque. También descubrimos la verdadera razón por la que el gran «Lucho» Herrera nunca militó en un equipo europeo y nos sorprendimos al enterarnos de que un sumo pontífice impartió doctrina futbolística desde los banquillos del país. Con todos estos datos a cuestas, no tendría por qué sorprendernos que la más reciente figura en surgir en el siempre competido mundo de la Fórmula Uno haya escogido a nuestro rentado para, él también, no dejar morir la que es su verdadera pasión: los tres palos. En efecto, bajo la falsa identidad de José Fernando Cuadrado, el británico Lewis Hamilton ha demostrado en repetidas ocasiones que los reflejos que en las pistas del mundo utiliza para sus arreisgados adelantos, también le sirven para lograr en los estadios colombianos espectaculares atajadas y magistrales salidas que abortan gritos de gol.

Para sorpresa de muchos, el artífice de esta historia tiene nombre propio: Juan Pablo Montoya. Fue al malogrado piloto bogotano a quien, en una conversación casual esperando turno para entrar al baño en el circuito de Valencia, el entonces piloto de pruebas de McLaren le reveló que su vida sin el fútbol carecía de sentido, que de nada servía la adrenalina de los circuitos si esta no estaba acompañada del barullo y la tensión de las canchas.

En un gesto a todas luces inusual en él, Juan Pablo recogió la preocupación de su compañero y recordó que un día de noviembre de 1997, siendo él todavía un ignoto piloto de fórmula 3000, había sido invitado por la directiva de Millonarios a saludar al plantel profesional minutos antes de saltar a la cancha para enfrentar un partido más del torneo adecuación de ese año. Montoya se puso entonces en la tarea de escarbar entre sus papeles viejos con la buena suerte de encontrar el teléfono de la persona que lo contactó para esa ocasión. Conmovido, el piloto bogotano compró una tarjeta de llamadas que lo puso en contacto con las antiguas oficinas de los embajadores, en donde un celador, segundo milagro, le proporcionó los teléfonos actualizados de la sede administrativa azul. Una vez entró la llamada, el revuelo en las oficinas de Millonarios fue absoluto. En un primer momento todos, desde la encargada de los tintos hasta Martín Perezlindo (que pasaba por su liquidación), le advirtieron a quien tomó la llamada que se trataba de una broma de mal gusto. Sin embargo, la conversación fue avanzando y aunque difícil de creer, la cosa parecía cada vez más real: Juan Pablo Montoya, piloto estrella de la escudería McLaren llamaba al equipo bogotano a solicitar una prueba en el puesto de arquero para su piloto de pruebas.


José Cuadrado, en vísperas de un Gran Premio

Todavía perplejos, directivos, funcionarios y miembros del cuerpo técnico decidieron acceder a la petición de «Monty». Días después desembarcó, con pasaporte colombiano a nombre de José Cuadrado y haciendo gala de un impecable español vallenato -preferimos, por petición de la fuente, no revelar los detalles de cómo se hizo a este documento-, el buen Lewis. Una vez instalado y vestido de cortos, en menos de media hora Hamilton demostró que su talento y reflejos eran igualmente aptos para los arcos que para las pistas. Para dicha de su mentor, Juan Pablo Montoya, el hábil moreno fue inmediatamente contratado como tercer arquero embajador. Tan contento estaba el bogotano, que en un acto de desprendimiento, le prometió a Hamilton que todos los pasajes para visitar su tierra a los que tenía derecho en su contrato, se los cedería a él para que tuviera más oportunidades de, por lo menos, sentarse en el frío cemento de El Campín.

Fue en uno de esos viajes que una inesperada lesión de Héctor Burgues le abrió las puertas del fútbol profesional, tercermundista, pero profesional, a Hamilton. El inglés, que por esa época poca atención recibía en la «gran carpa» se concentró en la identidad que había sembrado del otro lado del Atlántico y rápidamente demostró ser un arquero con inmenso futuro. Tanto, que al año siguiente, con la anuencia del team McLaren y su capo Ron Dennis -desde el comienzo enterado de toda la situación- Lewis optó por tener de base a Bogotá, en donde las oportunidades de saltar a la cancha como titular «embajador» se fueron multiplicando. Ocasionalmente, y sólo cuando era estrictamente necesario, «cruzaba el charco» entre semana para fugaces sesiones de prueba en circuitos como Valencia, Jerez de la Frontera y Estoril (como dato curioso, su carisma le sirvió para ser elegido «pasajero simpatía del año» por las azafatas de Air Comet Plus).

Para el 2007 el panorama cambió drásticamente para nuestro íntegro deportista. La escudería, ahora germana, lo puso en una grave encrucijada ofreciéndole el puesto de piloto titular con la condición de que redujera al mínimo sus escapadas a estadios tropicales. Para fortuna de Lewis, en Millonarios apareció la figura de Eduardo Blandón, otro joven y talentoso arquero con pinta de titular. Bastó una llamada desde Woking, sede de la escudería, a Bogotá para aclarar el futuro de Hamilton. En esta comunicación se acordó, con el visto bueno de la directiva azul, que Blandón atajaría los partidos que tuvieran lugar en fines de semana de Gran Premio mientras que Hamilton tendría a cargo el arco en partidos a disputarse los miércoles y los fines de semana en los que no se disputaran competencias del calendario de la Fórmula Uno. El acuerdo funcionó y sin duda el mejor librado fue Lewis, quien ha logrado, de forma magistral, consolidarse de forma simultánea como la gran revelación de la «Gran Carpa» y del «Coloso de la 57».

Con la colaboración de Aníbal Palomino..

Especial Millonarios y Adidas


El modelo que lucieron los azules en 1996.

Concidiendo con el anuncio de la firma del contrato entre Millonarios y Adidas por medio del cual la empresa germana fabricará la indumentaria azul por los próximos cinco años (comenzando en 2009) el Bestiario del balón, siempre fiel a su misión, les ofrece este recuento de la relación entre azules y alemanes.

El primer capítulo de esta historia tuvo lugar en 1984, año en el que por primera vez se vio el logo de Adidas en la camiseta azul. Recordemos que eran otras épocas, eran días en el que el mercadeo y el fútbol todavía no se habían encontrado -al menos en Colombia- y a nadie se le había ocurrido que vender en las tiendas deportivas camisetas iguales a las que usaba el equipo profesional podía ser no sólo una buena idea sino también un buen negocio. Para esos días, lo común era que el club adquiriera un paquete de uniformes y sudaderas (el uniforme de entrenamiento solía ser uno viejo de competencia) al que se le estampaban o cosían el escudo del equipo y los respectivos números. Por esta razón, era común verle a un equipo varios uniformes de diferentes marca y diseño en una misma temporada. En el caso que nos compete, Millonarios tuvo a bien adquirir, seguramente en Cali, donde se fabricaban uniformes de esta marca para todo el mundo, un paquete de camisetas y sudaderas Adidas azules para que las lucieran Valderrama, Espíndola y Vivalda, entre otros. Estos uniformes de dotación se utilizaron hasta bien entrado 1986. Cabe anotar que el América también utilizó durante estos años varios diseños Adidas. El Cali, por su parte, prefirió Le Coq Sportif.


Arnoldo Iguarán, muy galante con el uniforme Adidas y la señorita Bogotá 1986, Ana María Campillo.

Diez años después, en 1996, se volvió a ver a los embajadores luciendo las tres rayas. Fue después del subtítulo obtenido a mediados de ese año, cuando una firma, dicen, poseedora de la franquicia de la marca alemana ofreció confeccionarle los uniformes a los azules. Para esos días Nacional, Santa Fe, Cali y por pocos partidos el América lucían la marca en sus uniformes. Según coinciden las fuentes, no había contratos, valga la redundancia, millonarios de por medio; simplemente la marca poseedora de la franquicia se comprometía a proveer a los equipos y de paso aprovechaba para sacar a la venta una no muy numerosa cantidad de camisetas. Fútbol y mercadeo apenas comenzaban sus coqueteos.

Este segundo capítulo no duró mucho. En primer lugar, se asegura que los fabricantes de los uniformes incumplieron con el envio de las cajas con la indumentaria, motivo que les sirvió a los directivos azules para dar por terminado el contrato a finales de año y regresar a la siempre noble y fiel casa bogotana Saeta. En segundo lugar, un breve repaso a las estadísticas nos muestra como Millonarios no logró ganar ni un sólo partido mientras utilizó esta camiseta. En el fútbol es bien sabido que las cábalas ocupan un lugar preponderante y si después de nueve fechas no se ha ganado ni un sólo partido luciendo la camiseta que justo se estrenó cuando comenzó la racha lo más probable es que estas terminen sus días en una hoguera de sándalo, muérdago y serpentaria. Y algo de mufa si debía tener la camiseta. La noche de diciembre en que Millonarios estrenó indumentaria Saeta en reemplazo de la Adidas, los azules comodamente derrotaron 3-0 al Unión Magdalena en el Campín. Dato curioso, ese uniforme tenía el escudo impreso al revés, seguramente un consejo de algún asesor místico para terminar de romper el malefecio. Al año siguiente los uniformes Adidas se le vieron a los azules en un par de partidos más, uno de ellos contra Quindío en el Campín. En ninguno de ellos se llevaron los tres puntos.


El popular «Huevito» Gil, también luciendo la marca alemana.

Una década y un poco más después, Adidas regresa, ahora sí con todos los fierros comerciales y de mercadeo, a vestir a los azules. Sólo por si las moscas, y esperando también que sirva para acabar con 21 años de sequía campeonil, fuentes cercanas al club aseguraron que el agua de la primera lavada de los uniformes será bendita.
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Deforme su criterio, escuche Radiobestiario

Esperado, valorado y muy vilipendiado, aquí está su Radiobestiario semanal. En esta edición:

-Rompemos las reglas: hablamos de política e invocamos a los antiguos espíritus del mal.

-Bolillo llega a Santa Fe a enseñar a orinar por dentro.

-Las puertas de las finales siempre se le cierran al DIM en el último minuto. Pobre «Caretorta».

-«Yo a este hombre lo quiero mucho», se escuchó en un estadio del país. Conozca al autor de la declaración.

-Se viene una final «bacana», sepa por qué.

-En el Wilfredo Rincón del recuerdo: Maturana en Millonarios.

-Se mueve el mercado de pases. En Pereira se prepara un nuevo Rey de Copas. Tiembla el papa negro.

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Cali-Univalle 40 años


Parados (de izq. a der.) Félix Polo, Carlos Valencia, Luis Murillo, Carlos Mario Hoyos, Ricardo Julio Villa, Álvaro «Polaco» Escobar. Abajo: Alberto Bicca, «Lucho» Herrera, Henry Otero, Carlos «Pibe» Valderrama, Gilmar Aponzá.

No sabemos cuál fue la razón. Quizás fue un noble gesto por parte de la directiva azucarera saludando al alma mater de tantos vallecaucanos en una fecha tan importante. También pudo haber sido fruto de un convenio para ofrecerle a los beneficiarios del plan «Venga a Cali, juegue en el Cali» cursos libres de paisajismo, bricolaje y arte country. Alguien también aseguró haber asistido a clases del curso «Introducción a la economía» con el «Polaco» Escobar sentado en el pupitre de atrás, mientras que otra fuente insite en haberle prestado una tarea de «Introducción al derecho penal» a Carlos Mario Hoyos. Sea lo que sea, el Bestiario del balón saluda, tarde, este puente que se tiende entre la academia y el deporte..

Regresa Radiobestiario

Regresa Radiobestiario con algunos problemas de sonido (recomendamos no escucharlo con audífonos):

-Venga a Cali, tape en el Cali, juegue en el Cali, acabe con el Cali. Planes especiales para la tercera edad.

-Wilfredo Rincón del recuerdo: célebres invasiones de terreno.

-Santa Fe sigue ensayando variantes para su partido de la década.

-Regresa nuestra estelar sección: «No te lo guardes».

-Los días díficiles del «Pecoso».

-Alberto Gamero, hijo de padres separados.

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Nueva imagen

Preocupados por las consecuencias que traerá para las finanzas de Saeta la infidelidad de Millonarios, su eterno y principal socio comercial, con la multinacional alemana Adidas, los directivos de la tradicional marca bogotana decidieron que una buena para evitar el naufragio de la empresa era un completo rediseño de su imagen corporativa. Para esto recurrieron a un avezado mercadotecnista quien no dudó en recomendarles optar por la onda retro, o «vintage» tan popular por estos días entre la juventud. Una unidad élite del Bestiario tuvo acceso a uno de los avisos de prensa que harán parte de la agresiva campaña con la que la marca criolla le hará frente a la invasión de poderosas marcas foráneas.

P.D. Nótese en los nuevo modelos el uso de materiales revolucionarios como las bolsas de basura biodegradables como se puede ver en la sudadera que luce la modelo de gafas Ray Ban..

Óscar Fabián Cancelarich

De cuando en vez no está por demás recordar uno de los estandartes de este espacio: recordar la trayectoria de efímeros foráneos que con más pena que gloria surcaron las canchas colombianas. El afortunado encargado de retomar la senda es Óscar Fabián Cancelarich, arquero argentino de alguna trayectoria en equipos de media tabla como Ferrocarril Oeste, Belgrano y Newell’s Old Boys que a comienzos de 1995 llegó a Millonarios con motivo de la participación de los azules en la Copa Libertadores de América. Tuvo suerte Cancelarich, pues en principio iba a tener que pelear la titularidad con el por entonces joven valor bogotano Eddy Villarraga, pero no fue así. Horas antes de su llegada en un partido nocturno contra Nacional en el Campín el titular azul sufrió una ruptura de ligamento cruzado anterior que dejó el camino despejado para el argentino que en 1990 fue suplente de otro ex millonarios, Sergio Goycochea, en el Mundial de Italia 1990.

Con la titularidad a sudisposición, Cancelarich pronto se consolidó como primer arquero de Millonarios pese a no abandonar sino en contadas ocasiones el buzo Umbro con el 22 en la espalda. Su estilo sobrio y más bien conservador, no le permitió sobresalir lo suficiente como para ganarse el corazón de la hinchada. De nada sirivieron los aplausos que cosechó la noche del partido contra Alianza Lima por la segunda ronda de la Copa Libertadores cuando una espectacular atajada suya «a lo Gordon Banks» impidió el empate de los peruanos. En la retina del hincha quedaron dos o tres errores suyos en los partidos del torneo «Adecuación» en el que la campaña azul fue paupérrima.Terminado este torneo, Millonarios retomó la Copa Libertadores en Agosto, siendo eliminado por Nacional en una confrontación que por momentos revivió lo ocurrido en mayo de 1989 con el juez chileno Hernán Silva. Consumada la eliminación, los «Embajadores» se preparon para aforntar el torneo 1995-1996 contando con Cancelarich como arquero titular. Después de tan sólo un partido en el arco (contra Bucaramanga en el Alfonso López, triunfo azul 0-2), Cancelarich desapareció de su lugar de residencia. Perplejos, los directivos azules temieron lo peor: recorrieron sin éxito hospitales, desayunaderos y morgues en busca del golero apodado, oigase bien, «Teresa» en su país. Cuando se aprestaban, muertos de la pena, a reportar ante el consulado argentino la desaparición del golero, se enteraron que había saltado a la cancha en su país natal y sin un rasguño encima como titular de Huracán.

Militó después en Platense y Central Córdoba. En el apartamento que ocupó en Bogotá todavía le guardan un tarro de Regaine que dejó botado en su huída. .

El "Fortín de Libaré" reloaded

Ya tuvo su espacio en el Bestiario el otrora hogar del «Grande matecaña», el estadio Alberto Mora Mora, también conocido como el «Fortín de libaré». Sin embargo, al completo especial de nuestro corresponsal «Abra» le quedó haciendo falta una vista panorámica del legendario escenario. Por iniciativa propia, un acucioso miembro de la comunidad bestiarista residenciado en la «Perla del Otún», decidió arriesgar su vida, bienes y honra para que nuestros lectores pudieran disfrutar de una instantánea panorámica del longevo estadio. Sobre su gesta, dice el corresponsal que firma como «John J.»: «Decidí subirme a un morro y parar en la cuesta al barrio Villa Santana el cual es una olla de esas de las que uno arriesga todo si esta alli… me bajé de mi vehículo y tomé esta foto del Mora Mora».

Muchas gracias a nuestro héroe de turno. Desde ya su nombre entra en la lista de posibles merecedores de la orden «Miguel Ángel Bermúdez » al mérito bestiarista en grado de gran colaborador..

En sintonía con la inmensa minoría

Radiobestiario quiere repotenciar la señal que nos une con nuestros oyentes. Para tal efecto ha habilitado el correo [email protected] para recibir aportes, preguntas, críticas y sugerencias que serán leidas, siempre y cuando se ajusten a la urbanidad de (Ariel) Carreño, durante el podcast. .