Además de caracterizarse por tener año tras año excelentes nóminas, generosos presupuestos y magros resultados deportivos, ha sido también una virtud del Deportivo Cali y de sus divisiones inferiores formar grandes arqueros. Se puede decir que tres de los mejores arqueros que ha producido el fútbol colombiano en los últimos quince años (Calero, Córdoba y Mondragón) han pasado todos por la escuela de formación del equipo vallecaucano o en su defecto, por la Sarmiento Lora cuando esta era una filial suya.
No obstante esto, una breve mirada a las formaciones caleñas de los últimos años permite afirmar con toda seguridad que «en casa de herrero, azadón de palo» (quizás la única excepción sean los años que Calero fue titular). El destino ha querido que los tres palos del Cali sean un destino muy apetecido por los guardametas del continente deseosos de pasar una temporada de salsa,manjar (y aguardiente) blanco y bellas mujeres. Han sido tantos los arqueros que han fracaso en el arco verdiblanco que el comité editorial del Bestiario ha decidido establecer una nueva categoría que hoy inaugura Sergio Navarro: «Venga a Cali, tape en el Cali».
La llegada del «Loco» Navarro fue reseñada por el Diario Deportivo en una página contigua a la que reseñaba la llegada de Héctor Burgues a Millonarios. Ambos venían para el exótico torneo «adecuación» de 1997. Navarro llegó al Cali después de pasar por Danubio (1987-1991), Basañez (1992-93), River de Uruguay (1994), Danubio nuevamente (1995) y Peñarol (1996).Un campeonato obtenido en 1996 con Peñarol era el único item en la sección «títulos obtenidos» de su hoja de vida. Venía a alternar al puesto con Miguel Calero quien ya estaba por esos días de salida. Su paso por tierras colombianas fue breve e intrascendente. Pareciera como si el ponerse el buzo del Cali no hubiera estado entre las actividades escogidas por Sergio en su periplo de seis meses, todo incluido, por el Valle del Cauca.»No vengo a disputar el puesto con nadie, vengo a disputarlo conmigo mismo», dijo Navarro al llegar. El problema radicaba en que no logró ser suplente de él mismo. Calero, gustoso, solucionó el problema.
Una vez regresó a Uruguay militó en Wanderers (1998) y River Plate(1999). Tentado otra vez por las agencias turísticas incursionó el el fútbol peruano en Sporting Cristal en 2000. Tal y como sucedió en Cali, Sergio tuvo otras prioridades; tapó solo siete partidos y fue rápidamente opacado por Leao Butrón. Continuó su carrera en Olimpia de Paraguay (2001), otra vez en River de Uruguay (2002), en Central Español (2003), en Plaza Colonia (2004)y en Miramar Misiones (2005) club que, asi no lo crean, le sirvió de trampolín para llegar a la selección uruguaya. Fossati, viejo compadre suyo, fue fiel a la reciente tradición de llevar al arco de la celeste a arqueros veteranos al borde del retiro suponemos que para el deleite de sus nietos, no hay otra explicación (Alvez ,005; Barbat, 2004).
Con la valiosa colaboración de Muerte al julgo y Seducidos y abandonados.
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