Editoriales, hoteles, suplementos vitamínicos, arroces parvulizados e incluso casas de apuestas han desfilado por los uniformes de los equipos de nuestro rentado. Entre esta muy variopinta gama de productos y servicios, brilla con luz propia TYM, la marca de unos simpáticos autos miniatura que luciera Atlético Nacional en 1987. De la nómina verdolaga de ese año, engalanada entre otros por Higuita, Leonel y el «Chicho» Pérez, mucho se ha dicho. De los miniautos en cuestión hay que recordar la gran aceptación que tuvieron entre los retoños de esa clase pujante y madrugadora que transformó el país. Posa para nosotros el técnico sensación del momento, Alexis García. .
DIM-Coldeportes Antioquia-1990
Mucho se ha hablando de los recientes papelones del DIM en materia de ropa deportiva. Diseños «Corner» de inconfundible aire barrial, sumados al «Joma» de dudosa procedencia que lució en su reciente derrota ante el América, han provocado llanto y crujir de dientes en una fanaticada que ya bastante conoce de angustias y pesares. A manera de consuelo y como prueba de que han habido tiempos peores, el Bestiario desempolva de su archivo esta imagen de 1990 en la que, además del extraño tono azul hospital de las medias, el Medellín sorprende con un patrocinio institucional a ultranza a cargo del capítulo Antioquia de Coldeportes Nacional.
No tenemos evidencia, pero motivos hay para creer que el nombre de algún candidato a la Asamblea de Antioquia o al Concejo de Medellín adornaba la espalda del uniforme.
Formación: arriba (de izquierda a derecha): Víctor “El Chino” González Scott, Radamel García, Hernán Torres, José Luis García, José Luis Pino y Henry “Ferry” Zambrano. Abajo: Óscar Roberto “Petizo” Zárate, Alejandro “Saltarín” García, Carlos “Pipe” Uribe, Javier Arango y Óscar Alexander Pareja.
Con la colaboración de fusilero.
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Millos-GuayiGol
Para 1991 las vacas flacas comenzaban a pastar en predios azules. Para poder sobreaguar la díficil situación y la cada vez más agobiante falta de una liquidez que pocos años antes había sido la norma, las directivas azules se vieron obligadas a aceptar cualquier pan duro que les permitiera capotear culebras. En una de esas, la popular y bogotanísima marca de implementos deportivos Guayigol –célebre hoy por cortesía de nuestros amigos del extinto programa radial «La silla eléctrica» responsables de haber acuñado el neologismo inspirado en esta marca para referirse «a todo aquello que carezca del más mínimo asomo de buen gusto– apareció con una propuesta para patrocinar la divisiones menores del club que la directiva no pudo rechazar y que hoy se convierte en una pintoresca postal para el deleite de nuestros visitantes..
Santa Fe-Arroz Futura
Salido de los mejores cultivos de la hermosa población de Saldaña (Tolima), el desgranado y rendidor Arroz Futura, banquete habitual en las mesas colombianas durante la primera parte de los años ochenta, fue el patrocinador oficial de Independiente Santa Fe hasta 1985, en tiempos en los que Mustafá y su harem no habían acaparado tantas fuerzas con su marca registrada “Arroz Roa” o cuando el sabroso “Arroz Florhuila” no era empacado en bolsa sino en caja de cartón.
En la imagen un hombre que en su primera incursión por Colombia le fue muy bien y en la segunda, muy mal. El atacante caleño (como Navarro Montoya nació accidentalmente en Colombia, pero es más argentino que el asado de tira) Walter Perazzo.
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La guerra de las presas
Como Pepsi y Coca-Cola, en Colombia una “batalla” entre los asaderos de pollos se desató cruel e inclemente en medio del calor de la tierra caliente y de las brasas hirvientes de los hornos.
Hace marras, el pollo era un elemento catalogado como dispositivo de lujo en las mesas colombianas, debido a su alto costo –aún se guardan rezagos de esas épocas donde decir “quién comió pollo” para explicar el alto valor de una cuenta era casi un habitué del lenguaje-. Todas las empresas dedicadas a este rubro buscaban mejorar sus recetas y hasta averiguaban secretos de la competencia para mejorar el engorde de crías o para suavizar la seca carne de la pechuga.
Pero Kokoriko fue quien, en una jugada maestra, tomó la gran delantera mediática en esta plumífera pugna por ganar el mercado cuando en 1981, gracias a la ingente gestión de Gabriel Camargo, empezó a estampar los avisos de su producto en el pecho del humilde Deportes Tolima. Tal vez si el equipo hubiera fracasado, nunca los pollos de la K se hubieran despegado del resto pero la sabia fortuna quiso que esta formación tolimense (donde jugaban Nelson y Hugo Gallego, los paraguayos Pablo Elmo, Evaristo Isasi y Cristino Centurión, el llanero Heberto Carrillo y los argentinos Oscar Héctor Quintabani y Víctor Hugo Del Río) sea aún recordada como una de las más brillantes alineaciones del vino tinto y oro en todos los tiempos.
Mientras Kokoriko paseaba su nombre por Chile, Venezuela y Paraguay (el Tolima fue subcampeón en Colombia y accedió a la Copa Libertadores en dos ocasiones consecutivas, más exactamente en 1982 y 1983), La Riviera, PPC, Distraco, La Colonia y la Brasa Roja perdieron el espacio que con lucha habían ganado con amplios locales en, por ejemplo, la plaza de Melgar. Por un triunfo deportivo todavía es nombrado Kokoriko, que apostó y ganó.
Imagen cortesía de Diablo Americano..
Sporting-Pool Apuestas del Caribe, 1991
Equipo en decadencia es fuente de patrocinios de lo más pintorescos. De esto no queda duda después de ver al «Pool apuestas del caribe» en la camiseta del un Sporting de Barranquilla que para el segundo semestre de 1991 ya andaba por sus últimos estertores. Es deber nuestro aclarar que los de este pool no fueron pioneros en este campo. «Apuestas la fortuna» ya había sido durante un buen tiempo inquilina de este espacio en el que también se vio el logo de Gino Gabuchi. Tambien conviene recordar que a medida que fue empeorando el cuadro del paciente, el patrocinio del pool se transformó en un novedoso modelo de gestión sin parangón incluso hoy en el nuestro rentado y en el mundo: el patrocinio se atomizó otorgándole a cada chancero miembro del pool la camiseta de uno de los integrantes del once titular. Conviene averiguar si las últimas quincenas de Chedy Devenish y cia. fue cancelada con sendos talonarios de chance.
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Pereira-Roldán Autos-BMW 1983
Más que un medio publicitario sabiamente explotado, las camisetas de nuestros equipos han sido, a través del tiempo, terreno fértil para todo tipo de excentricidades. El Bestiario del balón, fiel a su misión, no podía sino abrirle un espacio a los más peculiares de los anuncios publicitarios que han desfilado por los gramados del país. Y qué mejor ejemplar para inaugurar nuestra sección «Anuncie aquí» que este uniforme del «Grande Matecaña» de comienzos de 1983 con el logotipo –con emblema de Bayerische Motoren Werke incluído– de uno de esos concesionarios regentados por un exponente de esa clase madrugadora y emprendedora que irrumpió en nuestra beata sociedad a comienzos de los ochenta.
Posa para nosotros el fondista Víctor Mora en su breve incursión en el fútbol profesional. .