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Considerado por muchos visitantes frecuentes de esta página como un amigo más después de que una conmovedora crónica nos hizo copartícipes de su sueño, muchos quedamos con el afán de saber qué había sido de este tumaqueño andariego. Pues bien, después de una ardua búsqueda a cargo de la siempre eficaz unidad investigativa del Bestiario del balón, hemos hallado nuevo material. Se trata de una foto del equipo de segunda división de liga de 1987 (año de su arribo a la capital) en la que comparte formación con otros jóvenes valores como Luis Manuel Quiñónez, Álvaro «la Nigua» Torres y Jimmy Díaz y en la que su nombre aparece con una ortografía diferente a la de la crónica: Álvaro Salla. Tal cambio, según lo confirman nuestros sabuesos, obedeció a una torpe jugada de Álvaro en su terco propósito de instalarse en la casa de «Cheché» Hernández. Alguien le dijo «pues cambiáte el nombre y volvé a intentar». Obediente, Álvaro, valiéndose de un liquid paper, cambió la «y» por la «ll» y al día siguiente volvió a la casa de los Hernández: «que de parte de Álvaro Saya, pero dígale que Saya con y».
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