Ampliamente conocido por sus lácteos, sus ciclistas y sus hortalizas, el altiplano cundiboyacense se ha visto siempre superado por otras regiones del país en el ítem de producción de futbolistas. Por motivos que aún no se esclarecen y que algunos atribuyen a la composición química de sus suelos y aguas, el jugador del altiplano tiende a perderse entre destellos de calidad que nunca se consolidan, que nunca son bien encauzados.
De gran talento, pero intermitente como árbol de navidad, Moreno irrumpió con fuerza a comienzos del 2001 en el Millonarios de Diego Edison Umaña. La tribuna rápidamente se acostumbró a verlo ingresar en los segundos tiempos y darle alegría a una formación más bien opaca. Como feliz alternativa primero y como ocasional titular después, este hijo de Guateque, Boyacá, se convirtió en la gran esperanza de hinchas y directivos azules quienes no tardaron en encontrarle un parecido con Andrés Chitiva, último alumno aventajado en pasar por las inferiores azules. Un gol que cerró una goleada 4-0 de Millonarios al Huila, fue la presentación en sociedad de la nueva estrella. En medio del bullicio que suele rodear a la figura de la cancha, nadie se imaginó que después de esta tarde de gloria para Diego no vendrían más.
Esto por supuesto no lo sabían quienes al lunes siguiente comenzaron a hacer cuentas alegres con los eventuales dividendos que produciría una transferencia del joven valor. Tampoco contaban con que poco días después, un cambio en la dirección técnica –salió Umaña regresó Luis Augusto García– le quitó algo de impulso al veloz ascenso de quien ya se conocía como “Guateque” Moreno. Pese a esto, siguió mostrando pinceladas en los minutos que pudo jugar. Entre ellas se destaca un golazo desde fuera del área que le hizo a Robert Dante Siboldi, por ese entonces arquero del Junior. A este se le suma otro de similar factura en el último clásico del año, que con no poco dolor recuerda la hinchada de Santa Fe pues con este gol un Millonarios hacía varias fechas eliminado, echó por el retrete la opción que todavía tenía su rival de patio para llegar a la final.
Después de esa noche quien fuera candidatizado como jugador revelación del 2001 comenzó a apagarse. Por las planillas de Millonarios no se volvió a asomar. Intentó, sin éxito, relanzar su carrera en el Atlético Huila y regresó al Millonarios de Norberto Peluffo donde sólo pudo disputar un partido en el que muy pocos lo reconocieron.
¿Quién es ese pelado? Preguntaron muchos de los que tres años antes aclamaban sus gambetas. Sin más oportunidades en Millonarios fue a templar al rival de patio, en donde tampoco brilló como en sus inicios. Hoy lleva una vida tranquila en la siempre cálida Fusagasugá, jugando para el Expreso Rojo de esta población.
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