
Contribución de Dr. Orlack
Más parecido a un peluquero de baja calificación que a un delantero de raza, Raúl Roganovick llegó a Colombia a engrosar las filas del América en el primer semestre del 2001. Conocido por su extraña amistad con empresarios y mercaderes de jugadores que siempre lograban ubicarlo en diferentes países, de él hay que decir que el balance final de su paso por el equipo rojo de Cali fue de cinco goles en todo un semestre (dos al Peñarol, uno al Tachira y dos al Tuluá en dos partidos diferentes).
Proveniente de tierras paraguayas donde había robado en Cerro Porteño, desde los primeros días de su estadía en Cali manifestó que venia para ser goleador del torneo y que prometía mas goles que el otrora artillero americano Jorge Ramón «la fiera» Cáceres (se dice que fue “La Fiera” quien recomendó su contratación). Desafortunadamente el tucumano Cáceres se equivoco, y lo que se vio en la cancha del Pascual fue un increíble compendio de limitaciones.
Su debut no podía tener mejor marco. Una noche de martes 13 vio cómo Raúl se estrenaba anotando los dos goles con los que América se anotaría sus primeros tres puntos de la Copa Libertadores 2001. En ese año compartió grupo con el Deportivo Táchira, el Vasco da Gama y el ya citado Peñarol.
No contento con los cinco minutos de gloria y las portadas del Diario Deportivo, Raúl osó anotar nuevamente, esta vez frente al deportivo Táchira en un partido que terminaría con marcador favorable para el América dos goles a cero (el otro lo fue obra de Gerson González).
Ya de vuelta en Colombia, y con ganas de cobrar venganza contra todos aquellos que le habían gritado que las iluminaciones en el pelo no son cosas de hombres, decidió anotar su nombre en el placar en dos ocasiones más. Ambas contra el mismo rival, el alicaído Cortuluá.
Sobre Roganovich se podrán decir muchas cosas. En todo caso, sus ex compañeros lo recuerdan como un gran compañero, siempre listo a molestar a cualquiera con menos talento que él (no eran muchos) o que hubiese sido estafado por otro peluquero como había sido su triste historia.
Para el segundo semestre de ese año la hinchada americana no pudo seguir contando con este coloso del gol y Raulito no tuvo alternativa diferente a irse a mostrar su garra e ineficiencia en el área chica a otro país.
Cuentan que estuvo cerca de arreglar con el Real Cartagena, tradicional filial americana, pero que no fue posible debido al alto costo de su sueldo, aproximadamente 30 millones de pesos –dato confirmado– razón por la que el truhán que lo acompañaba y que fungía como empresario decidió ubicarlo en Sarmiento de Rafaela de donde luego pasó al boliviano Aurora para cerrar después su carrera delictiva en el Sol de América de Paraguay.
.










