
La próxima vez que tilde de «vistoso» a un atuendo de un equipo de fútbol, antes de emitir cualquier juicio deberá tener en cuenta el amarillo verdoso fluorescente que lució el Real Cartagena durante algunos partidos del segundo semestre del 2006.
Este diseño, de considerable voltaje y cortesía de la casa ítalo-panameña Lotto, logró, valga la redundancia, dar a luz todo tipo de mitos en torno a los usos y efectos de su luminosidad. Por ejemplo, expertos que se pusieron en la tarea de comparar cifras, aseguran haber detectado un inexplicable aumento en el número de pacientes con daños severos en la córnea atendidos de urgencia en la Clínica Barraquer justo el día en que el Real lució este uniforme contra Santa Fe en Bogotá. Por otro lado, dice también la leyenda que más de una vez cuando fue utilizado en partidos nocturnos, la terna arbitral y el comisario de campo consideraron hasta último momento la posibilidad de prescindir para esa noche de la iluminación artificial. Menos mal hubo quien les explicara el tema de fluorescencia y les aclarara que el brillo de los uniformes sólo alcanzaría para 30 minutos de luz, luz día, claro está.
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